El microondas se ha convertido en el electrodoméstico imprescindible en la mayoría de los hogares. Lo utilizamos, generalmente, para calentar y descongelar, pero también para cocinar. Incluso muchas oficinas cuentan también con un espacio para que los empleados puedan llevarse su tupper al trabajo y calentar su comida. ¿Es saludable? Desde luego, mucho más sano que comer de cualquier manera y, presumiblemente, comida rápida, como podemos ver en muchas calles de ciudades como Nueva York. Pero hay que contemplar algunos aspectos.
Lee: El 'tupper' ideal: come en el trabajo sin renunciar al sabor
¿Qué plástico utilizas?
Los recipientes que utilices deben ser los apropiados. Sobre todo, si son plásticos. "El problema de calentar alimentos depende de cómo, cuántas veces y en qué recipiente se recalientan", señala el profesor Jesús Rodríguez Huertas, catedrático de Fisiología y director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada. El envase, por ejemplo, tiene que ser muy buena calidad. "Los plásticos con el número 7 en su parte inferior pueden contener Bisfenol A (BPA), una sustancia que, en grandes cantidades, podría ser nociva para la salud, y conviene evitarlos por su toxicidad. Los que llevan el símbolo de reciclado 2, 4 y 5, por lo general, se consideran aptos para su uso. Pero no se pueden utilizar en repetidas ocasiones ya que se van deteriorando, aumenta la toxicidad y la probabilidad de contaminación bacteriana", advierte el experto.
Asimismo, que tener en cuenta que el microondas es un electrodoméstico muy agresivo tanto para alimentos como para los plásticos por lo que hay que contemplar algunas medidas para su buen uso. “Hoy por hoy no hay polímeros perfectos que aguanten potencias elevadas del microondas. Por ello hay que limitarlo a calentar los alimentos a baja potencia. Una buena práctica es colocar un vaso con agua como indicador y asegurarnos de que no hervimos y no alcanzamos los 100 grados”, señala el doctor Jesús Rodríguez. La baja potencia también evitará la pérdida nutricional de los alimentos.
Por otro lado, si prefieres consumir la comida recién preparada y solo dispones de un microondas en la oficina, puedes hacerte con recipientes de silicona aptos para cocinar en este electrodoméstico. Según explican desde Lekué, "la silicona puede resistir altas temperaturas y sirven tanto para microondas como horno, nevera o congelador, aunque nunca deben someterse directamente a fuentes de calor". Con ellos puedes cocinar al vapor desde un arroz hasta un pescado. E incluso ¡a la parrilla! Existen utensilios preparados especialmente para microondas que permiten cocinar carnes, verduras y hortalizas, cocas, pizzas, etc, al microondas, en solo unos minutos, manteniendo todo su sabor y calidad, con un efecto grill y un resultado crujiente.
Lee: ¿Comer fuera de casa sin engordar? ¡Es posible!
Conservar la cadena de frío
No hay que olvidar las normas de higiene y de seguridad alimentaria para que comer de tupper no nos ocasione ningún disgusto por contaminación por bacterias u otros organismos. Por ejemplo, hay alimentos más susceptibles de deteriorarse, como pueden ser el huevo crudo o poco cocinado, la nata o la carne picada, por lo que estos nunca se deberían llevar en la fiambrera, según indica la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
Si vamos a comer pescado o pollo, debemos asegurarnos de que está totalmente cocinado y por todas sus partes. En el caso de este último, por ejemplo, puede transmitir al hombre bacterias como la Campylobacter, que pueden provocar diarrea, dolor abdominal, fiebre o dolor de cabeza. Según la Organización Mundial de la Salud la campylobacteriosis es una de las cuatro principales causas mundiales de enfermedad diarreica. Para evitarlo, asegúrate de que el pollo esté cocinado a más de 70ºC y por completo. Transpórtalo por separado, evitando el contacto con otros alimentos y cuando llegues a la oficina, ponlo de inmediato en el frigorífico.
Lee: ¿Cómo evitar la contaminación de los alimentos?
Otra norma de higiene alimentaria es separar los alimentos crudos de los cocinados para evitar las contaminaciones cruzadas por eso, es conveniente utilizar más de un envase. Por último, es prioritario consumir el alimento antes de las 48 de haberse preparado así como evitar romper la cadena de frío cuando lo transportemos. “Durante el trayecto al trabajo, hay no hay que someterlo a fuentes de calor. Y una vez lleguemos a la oficina, debemos conservarlo en frío inmediatamente. Y, muy importante cuando se come en la oficina: tomarse un tiempo para comer despacio y desconectar del trabajo”, concluye el profesor Abel Mariné, catedrático emérito del Departamento de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Barcelona.