Naranja sanguina: el secreto para vivir más años

Aprovecha los últimos coletazos de la temporada para exprimir todas sus propiedades

Por JULIA GIRÓN

La naranja roja o sanguina es una variedad cítrica que se caracteriza por su intenso color rojo oscuro parecido al del vino. Pero esta no es la única peculiaridad que la diferencia de los limones, las naranjas comunes o los pomelos: su alto contenido en antocianinas -los pigmentos que explican su color y que le hacen tener unas extraordinarias propiedades antioxidantes- la incluyen, según numerosos estudios, dentro de las llamadas smartfoods, un grupo de alimentos inteligentes que actúan contra el envejecimiento alargando nuestra vida.

¿Qué son las 'smartfood' y por qué la naranja sanguina es una de ellas?

Los autores del libro ‘La revolución smartfood’ (Grijalbo), la comunicadora científica italiana Eliana Liotta, junto con otros dos investigadores del Instituto Europeo de Oncología (IEO), explican cómo diferentes investigaciones de todo el mundo han determinado el poder de un total de treinta alimentos comunes, pero con propiedades extraordinarias, que, además de proteger nuestro cuerpo, pueden llegar a dialogar con el ADN y ralentizar los genes responsables del envejecimiento. El porqué lo encontramos en algunas de sus moléculas, como las antocianinas (presentes en la naranja sanguina, los frutos rojos, la berenjena, la uva negra, la col lombarda…) y que nos protegen de ciertas enfermedades como el cáncer o las patologías cardiovasculares. Otras moléculas beneficiosas para la salud contenidas en algunos alimentos son, por ejemplo, el resveratrol (uva), epigalocatequina galato (té verde y té negro), fisetina (caqui, fresa, manzana), la quercetina (espárrago, alcaparra, chocolate negro con un 70% mínimo de cacao, cebolla, lechuga y manzana) y la curcumina (cúrcuma).

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“Ya hace tiempo que la ciencia llegó a la conclusión de que la alimentación es gran parte responsable de la salud. Ahora sabemos más: una de las razones es que la comida mantiene un diálogo constante con los genes. Por un lado, los genes influyen en cómo asimila nuestro organismo los nutrientes y, por el otro, algunas sustancias (por increíble que parezca) logran influir en la expresión de nuestros genes y modificar el vademécum de instrucciones del cuerpo. Por eso ahora, después de que la nutrición y la genética hayan discurrido mucho tiempo por vías paralelas, han comenzado a converger en dos disciplinas emergentes: la nutrigenética y la nutrigenómica, que estudian las dos formas de relación entre los alimentos y el ADN. Los expertos las definen como ‘la medicina del futuro’, la mejor arma de que dispondrán nuestros descendientes para llegar a ser centenarios”, explican en el libro.

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Su zumo: un elixir ‘antigrasa’ para la eterna juventud

Uno de los alimentos más estudiados es la naranja sanguina, originaria de Sicilia, que en España se ha cultivado tradicionalmente en la zona de Valencia. En concreto, el zumo elaborado con esta variedad de cítrico ha resultado ser un potente antigrasa. “En estudios con ratones, la administración de naranja sanguina estimula los genes ligados a la duración de la vida y protege las enfermedades cardiovasculares. Otro intrigante filón experimental en que está trabajando el IEO es la inhibición de la adipogénesis, es decir, la formación del tejido adiposo, estimulada especialmente por el p66, uno de los genes del envejecimiento”, apuntan los autores.

En este sentido, otra investigación publicada en el World Journal of Gastroenterology, demostró que el consumo de naranja sanguina en animales sometidos simultáneamente a una dieta hipercalórica reducía los triglicéridos y el colesterol. “Aún es pronto para especificar qué dosis tomar de este zumo y convertirlo en un instrumento de prevención de la obesidad. De momento puede aconsejarse sin reparos, como estrategia dietética, comer gajos de naranja sanguina para matar el hambre. La aportación calórica de las naranjas es muy baja (unas 40 kilocalorías por 100 gramos) y no tiene grasa”.

Cuatro beneficios más que deberías saber

Además de jugar un papel importante en la prevención del envejecimiento, su alta composición en antocianinas, y otros nutrientes como los carotenoides y los polifenoles, hacen que la lista de beneficios se alargue. Así, las naranjas sanguinas:

  • Nos protegen contra la luz ultravioleta. Un estudio clínico llevado a cabo por Ahora Health, empresa española de I+D+i de complementos alimenticios, han demostrado que su consumo ayuda a prevenir y combatir el daño que se produce en la piel por exposición solar excesiva, con una reducción significativa de los valores índices de eritema (enrojecimiento de la piel).
  • Aumentan nuestra sensación de bienestar. Por supuesto, como todos los cítricos, las naranjas sanguinas son además una muy buena fuente de vitamina C, que también actúa como antioxidante natural. La vitamina C es también necesaria para crear dopamina, un neurotransmisor que juega un papel crucial en nuestra salud mental y física, y tirosina, un aminoácido que promueve el buen funcionamiento de las glándulas tiroides, pituitarias y suprarrenales.
  • Cuidan del corazón. Las naranjas sanguinas también pueden ser una fuente valiosa de ácido fólico (vitamina B9), que nos protege de enfermedades cardiovasculares graves y tiene especial importancia durante el embarazo. Además, hay que darles las gracias a las antocianinas; ya que se ha demostrado que reducen la hipertensión, hacen bajar el colesterol malo, disminuyen la inflamación y aumentan la elasticidad de los vasos sanguíneos.
  • Alimentan la piel. Esta fruta estimula además la producción de colágeno que es crucial para el desarrollo y mantenimiento de los huesos, dientes, cartílagos y de la piel.

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