¿Cómo contribuye el desayuno a tu felicidad?
Seguro que has oído en más de una ocasión lo importante que es realizar un buen desayuno para afrontar el día con toda la energía posible. Pero, ¿sabías que el desayuno también determina tu estado de ánimo? Según los expertos en nutrición, dedicar tiempo suficiente al acto de desayunar es una forma de obtener bienestar y felicidad, sobre todo si lo hacemos de manera saludable. Y es que, dicen, el intestino es nuestro segundo cerebro.
Una buena alimentación como base de la felicidad
La felicidad como concepto es una mezcla de sensaciones, emociones y hábitos. Así, no sólo hacer ejercicio, evitar el estrés, sentirnos arropados por nuestro entorno, etc, va a determinar nuestro grado de felicidad; comer bien también es vital para nuestras emociones. ¿El motivo? Además del acto en sí, que, como animales sociales que somos nos aporta cierta sensación de bienestar, el cerebro necesita algunos nutrientes esenciales que solo algunos alimentos naturales pueden ofrecerle, y que tienen la peculiaridad de hacernos sentir bien. Así de sencillo e importante. “La comida tiene dos funciones: la de nutrirnos, que es la principal, y la de reconfortarnos y darnos placer, sobre todo si escogemos alimentos que cumplen esa función. El problema es que muchas veces comemos por ansiedad, priorizando alimentos –ricos en sal, grasas, azúcares- que aparentemente nos proporcionan un falso bienestar momentáneo. Sin embargo, hay alimentos que contienen principios activos, vitaminas y minerales esenciales, como la vitamina B o aminoácidos como la tirosina, que influyen sobre el sistema nervioso y tienen la capacidad de regular los trastornos anímicos", nos explica la nutricionista y psicóloga Itziar Digon.
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¿Cómo debe ser el desayuno ideal?
Al ser la primera comida del día, el desayuno es un buen momento para introducir esos alimentos que nos hacen sentir bien y para trabajar una actitud positiva que nos marque el resto del día. "Es muy importante lo que comemos, pero también cómo lo hacemos. Hacer del desayuno un ritual, como un momento para dedicarnos a nosotras, para estar tranquilas... Y dedicar esos quince minutos a comer despacio, para sentir que no vamos corriendo de un lado para otro, sentir cómo el cuerpo está relajado e, incluso, disfrutando del silencio. Son pequeños gestos que nos proporcionan bienestar y felicidad, nos transmiten esa sensación de habernos cuidado", cuenta la experta durante un taller sobre 'alimentación consciente' (o mindful eating, su término en inglés) organizado por la empresa de conservas y alimentación Hero con motivo del lanzamiento de sus nuevos productos.
Por otro lado, el desayuno cubre la tercera parte de nuestra ingesta diaria, por lo que debe contener todos los nutrientes que necesitamos: hidratos de carbono complejos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales. "Pero, sobre todo, debe ser equilibrado. Debemos encontrar ese punto en el que podamos comer un poco de todo en base a la pirámide nutricional y la dieta mediterránea. Así, no hay problema en incluir el azúcar, por ejemplo, con una cucharada de confitura en el desayuno. Cuando hablamos de 'comer consciente' hablamos de aprender a saborear los alimentos y controlar esa ansiedad por la comida que provoca los atracones por determinados alimentos. Por tanto, un buen desayuno tiene que ser variado y saludable, donde saboreemos los alimentos en su justa medida, y tiene que aportarnos, como decía antes, alimentos ricos en vitamina B como los lácteos, los cereales integrales (no procesados), los frutos secos...", indica Itziar Digon.
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Alimentos para ser más felices: ¿qué comer para ser más feliz?
La clave está en elegir los alimentos que más nos favorecen. Por tanto, debemos intentar nutrirnos con principios activos que estimulen la producción de hormonas del bienestar.
- Son útiles los alimentos probióticos como los lácteos: la leche, los yogures, cuajada, kéfir, queso fresco...; ya que protegen nuestra flora intestinal. La razón es que algunas de las bacterias producen serotonina, la hormona de la felicidad. De hecho, se ha comprobado que la flora intestinal de las personas con depresión es diferente a las personas sin depresión. Por tanto, su consumo habitual puede influir en el estado de ánimo y el humor.
- Avena, cereales integrales, frutos secos... La vitamina B es importante para la estabilización del sistema nervioso y el rendimiento cognitivo. Numerosos estudios sugieren que su carencia puede provocar depresión. La encontramos también en alimentos como cereales integrales, las semillas de sésamo, el aguacate o los frutos secos, todos estupendas opciones para hacer un desayuno más rico.
- Frutas como el plátano o la piña. "La fruta debe estar presente en el desayuno siempre, ya que nos aporta vitaminas, minerales y también fibra. Los movimientos peristálticos están más activos por la mañana y ese aporte de fibra nos va a ayudar a regular el tránsito desde primera hora", explica la nutricionista. En concreto, el plátano y la piña son, además, frutas ricas en tirosina y dopamina, que activan la producción de neurotransmisores relacionados con el bienestar emocional.
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'Mindful Eating': trucos para comer con conciencia
Durante el taller, la nutricionista y psicóloga Itziar Digon ofreció algunas herramientas que nos van a ayudar a mejorar nuestra relación con la comida, y sobre todo a aprender a escuchar nuestro cuerpo cuando nos sentamos a la mesa.
- Un cartelito, a modo de señal, que te recuerde la importancia de desayunar pausados, sin prisas. Puedes escribir una frase inspiradora y colocarlo en el lugar en el que suelas desayunar para que te sirva de 'clic mental'.
- Poner en práctica la meditación a través de nuestros sentidos en ese momento. Atender a cómo nos llevamos el alimento a la boca, del acto de deglutir, de saborear, tomar conciencia de las sensación de hambre o saciedad... Esto cada día, entrenado durante unos minutos, nos va a permitir ser más conscientes de lo que comemos y rebajar nuestros niveles de ansiedad y desapegarnos de la comida. "La meditación nos ayuda a parar de reaccionar para responder de forma libre. Yo puedo reaccionar comiendo compulsivamente, sin embargo, cuando nos entrenamos este comer despacio, tengo más capacidad de decisión libre de saber si quiero seguir comiendo, si este alimento es bueno para mi... Al final lo que se consigue es comer menos, comer más saludable; ya que comemos estando en contacto con la sensación de hambre y saciedad", explica la experta.
- Jugar con la música, con la estética de la mesa... El estímulo visual es muy importante a la hora de comer. Por eso, una buena herramienta es rodearnos de elementos decorativos: platos especiales y coloridos, un mantel colocado con cierto mimo, etcétera. También una música que nos tranquilice o nos motive puede ser de gran ayuda para completar el ritual.
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