Comer menos carne para salvar el planeta (y tu salud)
¿Sabías que para producir un kilo de carne de ternera se necesitan 15.500 litros de agua? ¿Y que las tres empresas cárnicas más importantes del mundo contaminan tanto como Francia entera?
En España consumimos el doble de carne por persona (50 kg al año) que el recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Algo que, según los expertos, está afectando a nuestra salud -y que se traduce en una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer-, pero también a la salud del planeta. “Es un hecho que cada vez consumimos mayor cantidad de carne y alimentos proteicos, a la vez que se está reduciendo el consumo de cereales, legumbres y frutas y verduras, productos básicos de la dieta mediterránea”, explica la nutricionista Marta Lorenzo.
Solo hay que echar un vistazo a las cifras de producción de carne en el mundo que, a día de hoy, supera los 300 millones de toneladas al año. Una tendencia que no hace sino crecer. De hecho, según la FAO, la cifra podría aumentar a 455 millones de toneladas para 2050, algo imposible debido a los recursos limitados de nuestro planeta.
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La ganadería es responsable del 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero
La actividad ganadera emite más CO2 a la atmósfera que todo el sector transportes mundial y es una de las principales causas de la deforestación, consumo de agua, pérdida de hábitats y extinción de especies. Sin ir más lejos, en España, la ganadería es responsable del 12,6% de los gases efecto invernadero, lo que le convierte en el primer emisor de metano, sin incluir las emisiones derivadas de la industria ganadera como el trasporte o los pastizales empleados para alimentar al ganado.
“Por ello, algo que todos podemos hacer para frenar el cambio climático es consumir de manera responsable, y esto pasa por darnos cuenta de que comemos más productos animales de lo posible. Debemos cambiar hacia una forma de comer que garantice que nuestros hijos y nietos puedan seguir habitando la casa que vivimos. Hay que dejar de producir tanta proteína animal para producir proteína vegetal. Fijaos en las tres empresas productoras de carne más grandes del mundo –JBS, Cargill y Tyson Foods-, juntas tienen una huella de carbono tan grande como la de un país altamente industrializado como Francia. Es inviable. De hecho, hasta ellas se están dando cuenta y empiezan a invertir en el desarrollo de ‘carnes vegetales’ cuya textura y sabor sean como la carne animal. Por ejemplo, Tyson Foods, una de las más grandes del mundo, ha creado un fondo de 150 millones de dólares para desarrollar alternativas vegetales a la carne y ha adquirido una participación del 5% en Beyond Meat, empresa líder en el sector de la proteína vegetal”, explica Cristina Rodrigo, portavoz de ProVeg España, organización internacional cuyo objetivo es la conciencia alimentaria.
Además, uno de los últimos estudios sobre cambio climático, publicado por el portal de contenido científico Elsevier, vaticina que si se redujera a la mitad el consumo de carne, lácteos y huevos en la Unión Europea, se lograría disminuir en un 25-40% la emisión de gases de efecto invernadero para 2020.
¿Es una dieta vegetariana la solución?
La alimentación 100 % verde es una tendencia cada vez más al alza. Según ProVeg, en Estados Unidos, por ejemplo, el número de personas que se consideran veganas –que llevan una alimentación libre de productos de origen animal- ha crecido en un 600% durante los últimos tres años. Y, en España, casi el 8% de la población y se considera ‘veggie’. Pero, ¿es preciso adoptar una alimentación vegetariana o vegana para ser más sostenibles? ¿debemos dejar de consumir por ello huevos y lácteos?
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“Si nos centramos en la ingesta recomendada de cada uno de los alimentos de origen animal, en el caso de la carne solo se recomienda una ración de carne roja y dos de blanca a la semana. Actualmente, esa cantidad seguramente se multiplique por dos en la mayoría de las personas, por lo que si se cumpliese esa recomendación, la ingesta de carne sería bastante inferior a la que hay ahora, ayudando de esta manera al medio ambiente y, a la vez, a cubrir nuestras necesidades nutricionales. En cuanto a los lácteos, lo ideal sería entre 2-4 raciones al día. Es cierto que cuatro raciones serían mucho, pero es la cantidad recomendada para personas que se encuentran en etapas de la vida en donde las necesidades de calcio son mayores, como puede ser en la vejez o la niñez. Desde mi punto de vista, podemos recomendar alimentos de origen vegetal ricos en calcio y añadirlos a la dieta y reducir alguna ración de lácteos, pero nunca eliminarlos al completo”, explica la experta en nutrición Marta Lorenzo.
“Es cierto que hay un exceso de ingesta de proteína animal y baja de vegetal, siendo lo ideal un porcentaje del 50% vegetal, 50% animal, pero no sólo vegetal ni solo animal. Además, cabe destacar que la calidad y el valor biológico de la proteína de origen animal y su capacidad de absorción, no es comparable con la vegetal. Por último, nunca debemos olvidar que la capacidad de asimilación de nutrientes es diferente para cada individuo, por lo que no podemos decir que una dieta vegetariana es 100% ideal para todo el mundo y en todas las etapas de la vida porque cada persona tiene unas necesidades”, concluye.