La obesidad ha dejado de ser un problema estético para pasar a convertirse en una patología grave que deteriora la calidad de vida de los pacientes. Problemas de corazón, diabetes, apnea del sueño o hipertensión son algunos de los trastornos frecuentes asociados a esta enfermedad y que, probablemente, ya conocías. De lo que quizá no seamos tan conscientes es de su relación con la pérdida de memoria.
Más del 6% de los españoles mayores de 60 años sufren algún grado de demencia. "Cada día la población está más envejecida y aunque se desconocen aún las causas por las que se producen el deterioro cognitivo y la demencia, los hábitos de vida saludable y la realización de ejercicio físico para evitar la obesidad, puede tener un efecto protector frente al riesgo de su desarrollo", señala la doctora Nuria Vilarrasa, coordinadora del area de Obesidad de la SEEN.
Por ello, en los últimos años se está estudiando la relación de la obesidad con un aumento del riesgo de deterioro cognitivo y demencia. De ahí que, recientemente, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) junto a la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) hayan desarrollado la campaña 'Cuida tu peso, cuida tu memoria' para así concienciar aún más a la sociedad de la importancia de luchar contra esos kilos de más y llevar unos hábitos de vida saludable.
Ojo con la grasa abdominal
No solo es importante controlar el peso, la distribución de la grasa corporal también cuenta. "Hay datos que sugieren que el predominio de grasa abdominal es un factor que predispone a la larga a sufrir deterioro cognitivo y demencia", afirma la doctora Purificación Martínez de Icaya, representante de la SEEDO.
La grasa abdominal puede producir resistencia a la insulina, una hormona producida por el páncreas y que metaboliza el azúcar que recibimos de los alimentos. Si la insulina no funciona correctamente, se elevan los niveles de glucosa en sangre. Esta resistencia a la insulina se ha asociado también con mayores niveles de beta-amiloide, sustancia implicada directamente con el desarollo de algunos tipos de demencia.
Además, los problemas cardiovasculares asociados a la obesidad son factores que también influyen negativamente sobre el riego sanguíneo cerebral y, por tanto, contribuyen también al deterioro cognitivo.
Si te cuidas, disminuyes el riesgo de demencia
Afortunadamente, no todo son malas noticias. "Se ha observado que el riesgo de demencia disminuye con la realización de ejercicio físico de manera regular. La actividad física, además de tener efectos beneficiosos sobre los factores de riesgo cardiovascular, podría mejorar la síntesis neuronal", asegura la doctora Vilarrasa que ha participado en la elaboración de un decálogo para controlar el peso:
- Controla el tamaño de las raciones. Come con moderación.
- Mantente activo. Camina al menos 30 minutos al día.
- Come fruta y verdura todos los días (5 raciones/día).
- Limita la comida rápida, precocinada y el consumo de fritos y rebozados.
- Come despacio y evita hacerlo delante del televisor o del ordenador.
- Para hidratarte, bebe agua. Evita el tabaco.
- Modera el consumo de azúcar, los alimentos dulces y las bebidas azucaradas.
- Mantén tu mente activa mediante la lectura, juegos intelectuales (ajedrez, crucigramas, rompecabezas, sudokus, etc) aprende a tocar un instrumento musical, aprende otro idioma.
- Realiza un descanso nocturno suficiente.
- Si necesitas ayuda, consulta a tu médico y profesional sanitario especializado.
Si todo ello fallara, existen alternativas que pueden tratar eficazmente el sobrepeso y la obesidad. "Disponemos de fármacos que pueden ayudarnos junto con la dieta a perder peso y, en caso de escasa respuesta a las anteriores estrategias, se podría contemplar en determinados casos la cirugía bariátrica", concluye la doctora Irene Bretón, presidenta de la SEEN.