Pretender vivir sin estrés es prácticamente una utopía. De hecho, según los expertos en psicología, emociones como la ansiedad o el miedo forman parte de nuestro ADN y, en pequeñas dosis, nos aseguran la supervivencia. ¡Aquí reside la oportunidad! Se trata de aprender a aprovechar esa tensión para mejorar nuestra autogestión y ser más felices y productivos.
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“Estamos diseñados para el estrés a corto plazo; el problema es a largo plazo. No es tanto la forma en la que reaccionamos, sino durante cuánto tiempo lo hacemos”, apunta el profesor, conferenciante y escritor J. Dispenza, autor, entre otros libros, de Deja de ser tú: la mente crea la realidad, donde plantea cómo la gente común puede hacer lo poco común: por ejemplo, reducir el estrés y ser más feliz.
El verdadero problema del estrés viene cuando toma el control de nuestra vida y termina por desbordarnos. Es entonces cuando el cuerpo reacciona para defenderse desencadenado una cadena de respuestas fisiológicas: dolor de cabeza o de cuello, insomnio, irritabilidad, problemas digestivos, piernas cansadas, dolor de espalda… Es la forma que tiene nuestro cuerpo de ‘luchar’ contra lo que percibimos como un peligro.
“El estrés suele derivarse de problemas laborales, familiares, de salud, acontecimientos vitales, dificultades económicas, rendimiento en estudios, tráfico… Está relacionado con la manera en la que se percibe el entorno, y mucho más cuando el mismo es hostil y está sujeto a tensiones”, explica el escritor J. Dispenza.
Por tanto, el camino correcto para hacer frente a una situación estresante es, primero, reconocer que estamos siendo invadidos por el estrés; segundo, aceptar que está ahí, que forma parte de nosotros y aprender de él para utilizarlo en nuestro provecho. Es decir, convertir el estrés en el mejor aliado.
Mejorar la gestión del estrés
“Con el conocimiento y la instrucción adecuados, podemos desarrollar la habilidad de cambiar nuestra percepción de la realidad. Cuando el cerebro nos funciona bien, nosotros funcionamos bien; y, cuando experimenta alteraciones, lo más probable es que tengamos problemas en nuestra vida. El estrés se alimenta de pensamientos por lo que, cuando sentimos de acuerdo con lo que pensamos, comenzamos a pensar de acuerdo con lo que sentimos. De esta manera, estamos mejor y tomamos mejores decisiones, lo cual nos ayuda a controlar nuestro entorno y ser más felices”.
Cualquier persona puede mejorar su autogestión y crecer como ser humano y como profesional. Tenemos todo lo necesario: un cuerpo con un cerebro, una mente y, sobre todo, el deseo de mejorar. Este último punto es la clave. Con este conjunto de recursos, a través de ciertas técnicas fáciles de poner en práctica, podemos trabajar la conexión cuerpo-mente: practicar yoga o mindfullness, ejercicios de respiración, fomentar la autoestima… En definitiva, dejar entrar en nuestra vida la calma, la salud y el bienestar.
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