En los últimos meses se ha estado alertando de las consecuencias del consumo excesivo del aceite de palma, al descubrir su relación con el cáncer y la aparición de distintas enfermedades metabólicas, como, por ejemplo, el aumento del colesterol malo y reducción del colesterol bueno. Pero, ¿cómo conseguimos desterrarlo de la dieta?
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El uso de este aceite en la industria se debe -aparte de que resulta muy económico y ayuda a la mejor conservación de los alimentos- a que logra aportar al producto una textura untuosa y gustosa al paladar, convirtiéndolo en la grasa ideal para la comida procesada; pero también para cremas y jabones.
Si queremos evitar o elimimar el consumo de aceite de palma de nuestro día a día, lo vamos a tener complicado ya que, como decíamos, lo encontramos en casi todos los alimentos procesados; así como productos para untar, pasteles, cremas, galletas, cereales, salsas, bollería industrial, comida precocinada, y en cosméticos y productos de limpieza como jabones y detergentes. Así que, el primer consejo, es optar en la medida de lo posible por todo natural, casero y ecológico.
Conscientes de que no siempre va a ser posible, lo más eficaz sería aprender a leer las etiquetas de los alimentos y otros productos, ya que por el nombre de sus compuestos podríamos ser capaces de diferenciar si llevan aceite de palma o no. A veces, el problema viene en que el aceite de palma se 'camufla' en el etiquetado con el nombre de aceite vegetal, siendo muy difícil saber si estamos hablando de aceites saludables, como el aceite de oliva o de girasol o, por el contrario, del aceite de palma. En general, este aceite podemos encontrarlo en la etiqueta con los nombres de: aceite de palmiste, grasa vegetal (palma), grasa vegetal fraccionada e hidrogenada de palmiste o manteca de palma, entre otros.
Si lo que queremos es observar si nuestros cosméticos contienen aceite de palma, debemos buscar derivados que pueden proceder del aceite de palma como, por ejemplo, el ácido palmítico, glicerina o palmitoyl. Otra recomendación sería el no abusar de cosméticos y jabones en general, mejorando y manteniendo de esta manera la flora de nuestra piel que tan importante es.
Como podéis ver, es complicado el eliminar absolutamente este tipo de aceite de nuestras vidas, aunque con esfuerzo haciendo por comer comidas frescas y caseras y leyendo los etiquetados de los productos, lograremos reducir casi por completo su consumo.