Discusiones de pareja: ¿Son algo normal o significan que la relación fracasa?
¿Discutir constantemente es una pista determinante de que nuestra relación de pareja está acabada? No, pero existen cuatro elementos que aparecen de forma predominante en las parejas que no acaban bien
El amor es un sentimiento que ayuda a combatir problemas como el estrés y la ansiedad. Durante la fase inicial, durante el “enamoramiento”, se liberan endorfinas, un antidepresivo natural que produce una mayor sensación de bienestar. “Hay una mayor focalización hacia lo positivo de nuestra pareja, y de lo que está a nuestro alrededor por contagio. Al ser valorados por la pareja hace que se incremente nuestra autoestima”, indica el psicólogo Miguel Ángel Rizaldos. Sin embargo, toda relación de pareja prospera experimentando un continuo proceso de pérdida y encuentro de la conexión emocional.
“El amor es un lenguaje y, como tal, cuando más lo hablas, mejor fluye y con más facilidad. Hablar te facilita saber cómo se siente el otro y qué necesita. Esa información permite prestar ayuda y no tener que adivinar las necesidades de tu pareja. Por tanto, el amor requiere que las parejas se esfuercen en mantener esa conexión emocional”, subraya el psicólogo. En definitiva, se trata de tener siempre claro que no se trata de competir, sino de formar un equipo sólido, de buscar objetivos comunes, metas a conseguir y de ver a la pareja como aliado. Pero ¿qué ocurre cuando se discute? ¿Es grave que el conflicto se produzca de forma reiterada? ¿Discutir es una pista determinante de que nuestra relación está acabada?
El tema sobre el que discute en pareja no determina si la relación fracasará
Miguel Ángel Rizaldos reconoce que, a veces, la comunicación entre la pareja puede ser dura. “Cuando decides abrirte sufres más como receptor que si no escucharas, pero la cohesión y la unión que se genera a partir de aquí puede ser enorme, ya que facilita la complicidad y la conexión”, subraya. El problema no está en que la pareja discuta ni el tema sobre el que discute. La clave para conocer si una pareja está abocada al fracaso está en el formato de la discusión. Los cuatro elementos que aparecen de forma predominante en las parejas que no acaban bien son:
- Las críticas o generalizaciones de lo que hace el otro e intentos de atentar contra su identidad. Es decir, cuando todo se convierte en ‘eres’ en lugar de ‘has hecho’.
- El desprecio, el sarcasmo o las actitudes desafiantes
- La actitud defensiva, es decir, la posición por defecto de culpar al otro.
- La actitud evasiva, cuando uno desconecta de la discusión rompiendo el canal de comunicación de la pareja.
Mirar la pareja al microscopio, el papel del psicólogo
Desde el ámbito científico, y no como consejeros matrimoniales, los psicólogos ponen al sistema de pareja al microscopio y, como si se tratase de un paciente más, buscan los "virus" que perjudican a la unión, los analizan e implementan métodos para corregirlos. Pero ¿los curan o les facilitan la ruptura? Pues depende del caso. Los especialistas advierten que también es un triunfo conseguir que, durante la terapia, la relación se rompa. El psicólogo toma la determinación de que una pareja no va a funcionar cuando los dos se sienten solos, cuando los problemas son vividos todos como muy graves, cuando hablar es inútil y cuando se reescribe el pasado.
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En primer lugar, el psicólogo evalúa la espiral de negatividad. En algunas disputas, el bucle de discusión se frena, hay una reflexión mutua y la cosa se reconduce. Sin embargo, hay parejas que entran en espiral de negatividad que parece que no tiene fin. Esto produce amargor sentimental y engorda una especie de cuenta corriente de decepción, dolor y sufrimiento que va minando la relación. También es importante darse cuenta si se produce un fracaso en los intentos de desagravio. Es decir, en las parejas que no funcionan, fracasa todo intento de acabar con el estado de discusión, ya sea mediante alguna mueca de humor o alguna caricia.