Durante la gestación, la mujer toma consciencia de todos aquellos alimentos y bebidas que puedan suponer un riesgo para la salud de su futuro bebé: el alcohol, la cafeína, los productos lácteos sin pasteurizar, el jamón… Pero evitar el consumo de estos productos no es suficiente para que desaparezca cualquier probabilidad de desarrollar ciertas patologías que pueden afectar negativamente tanto a la madre como al hijo. El riesgo a padecer diabetes gestacional, enfermedades hipertensas, un parto dificultoso o de que el bebé desarrolle sobrepeso cuando alcance la niñez está directamente relacionado con un aumento excesivo de peso de la mujer durante los meses que dura su embarazo. Pero ¿cuál es el peso óptimo?
Lee: Los mitos de la alimentación durante el embarazo
Las mujeres que están muy delgadas al inicio de la gestación tienen un mayor riesgo de que el bebé sufra crecimiento intrauterino retardado, es decir, bajo peso mientras está en el útero. Pero engordar 15 kilos también supone una situación alarmante. “En general, para una mujer embarazada de un embarazo único y que empieza el mismo con un peso normal para su altura, el peso ideal a engordar durante el embarazo se sitúa en torno a los 11 kilogramos”, señala la doctora Sofía Fournier.
¿Cómo controlar la ganancia de peso durante el embarazo?
Sofía Fournier, especialista en medicina fetal y obstetricia de alto riesgo, advierte que el incremento de peso en el embarazo depende básicamente de dos factores: del índice de masa corporal de la mujer al inicio del mismo y de si se trata de un embarazo único o de un embarazo gemelar. Sin embargo, detalla que lo más normal es “engordar sólo uno o dos kilos en el primer trimestre, luego el ritmo de engorde suele ser de kilo y medio al mes, pero podría ser que hasta la semana 26 o así sólo se engorde un kilo al mes y luego pases a engordar una media de 2 kilos al mes”.
De vez en cuando podemos concedernos un capricho. “Los caprichos no están reñidos con el embarazo siempre y cuando ocurran con moderación… no puede ser que de forma habitual nos acostumbremos a merendar un donut”, reconoce la doctora Fournier. Por tanto, podemos tomarnos un croissant o un helado de forma esporádica, pero el resto de comidas deben hacerse siguiendo unas pautas nutricionales que se hayan pautado con el médico.
Para controlar que la evolución del peso es correcta propone:
- Pesarse una vez a la semana y llevar un control personal del incremento de peso. “Asimismo, el ginecólogo debería indicar a la paciente, en la primera visita del embarazo, el incremento ideal de peso en su caso, teniendo en cuenta su índice de masa corporal entre otros factores”, subraya la ginecóloga.
- Guiarse por pautas de alimentación saludable y equilibrada. Esta cuestión incluye no consumir fritos, bollería industrial o comida rápida, disminuir la ingesta de hidratos de carbono por la tarde y por la noche y evitar consumir alimentos muy salados. Es recomendable basar la dieta en verduras, legumbres y alimentos cocinados de forma saludable (al vapor, a la plancha, al wok, etc…). También es bueno aumentar el consumo de fruta y verduras. “Conforme avanza el embarazo es normal notar más acidez por las noches, así que la recomendación es intentar hacer cenas ligeras”, subraya.
- No saltarse ninguna comida. La media mañana y la media tarde son buenos momentos para introducir un tentempié.
- Beber unos 2 litros de agua al día. Es bueno evitar las bebidas azucaradas y con gas e introducir alimentos con propiedades diuréticas en la dieta del día a día.
- Practicar un deporte aeróbico dos o tres veces por semana. Es muy importante llegar al parto en un buen estado de forma, pues eso facilitará que el mismo transcurra sin incidencias. Así, lo ideal es practicar deporte aeróbico dos o tres veces a la semana, mantener una dieta saludable y quizás completarlo con uno o dos días de yoga o pilates. ¿El deporte ideal para el embarazo? La natación, sin dudarlo.
¿Cómo se distribuye el peso al final del embarazo?
Si tomamos como ejemplo un embarazo único, en una mujer sana, que no presentaba sobrepeso antes del embarazo, que es no fumadora y que se queda embarazada en una edad en torno a los 28 o 30 años, el peso ganado a lo largo de los nueve meses suele distribuirse de la siguiente manera:
- El peso del bebé: en torno a los 3.400 gr.
- El peso de la placenta: 750 gr. aproximadamente.
- El líquido amniótico: entre un litro y medio y 2 litros de líquido, que, con densidad similar al agua, podríamos decir que tiene un peso en kilos más o menos equivalente (1,5-2 kg.)
- El peso del útero: el útero pasa de pesar unos 70-80 gr. antes del embarazo a pesar unos 2 kilos al llegar al final de la gestación.
- El peso del pecho: la madre gana alrededor de un kilo en cada glándula mamaria
A este total habría que añadir unos dos y tres kilos extra de modificaciones maternas, donde entran otros cambios que se dan habitualmente en la madre, como por ejemplo la retención de líquidos de las últimas cuatro o cinco semanas, provocados por los cambios hormonales. Sumados, la cantidad total de peso ganado se situaría entre los 11 y los 13 kilogramos.