En las comedias románticas el amor es algo inverosímil e irreal. Las aventuras de sus personajes tienen poco que ver con lo que ocurre en la vida real donde, aunque cada pareja lo vive a su manera, las relaciones amorosas se distinguen por ser más complejas y más sencillas, más mundanas... pero también más mágicas. Sin embargo, no en todas las relaciones sentimentales prima el respeto y el beneficio mutuo.
Frente a las relaciones sanas, que son aquellas en las que el crecimiento personal de cada una de las partes está asegurado sin que uno desarrolle su personalidad y su vida a costa del bienestar del otro, existen relaciones que pueden generar sufrimiento y trastornos mentales y físicos, que impiden el desarrollo personal de uno de los miembros o de ambos. Esta realidad se puede aplicar tanto a las relaciones amorosas como a las de amistad o de familia. Son las relaciones tóxicas.
El psicólogo online, una solución contra todas las excusas
Ser consciente de que somos protagonistas de una relación tóxica es el primer paso para buscar ayuda en un psicólogo, es decir, en aquellos profesionales que han estudiado en profundidad el mundo de las relaciones personales, entre ellas, las relaciones de pareja. Él ofrecerá tratamiento en conjunto (terapia de pareja) o por separado (tratamientos concretos y consejos para corregir esa toxicidad). Hoy en día no hay excusa para no hacer acudir al psicólogo. Aquellas personas que buscan un horario concreto o poder manifestar sus sentimientos en la comodidad, la tranquilidad y la seguridad de su propio hogar tienen a su alcance plataformas online de psicólogos.
El psicólogo comenzará por averiguar qué es lo que hay que salvar en una relación tóxica: ¿la relación o las personas? Muchas veces es posible corregir actitudes y comportamientos tóxicos y la relación se "desintoxica", pasando a un nuevo nivel gracias a la terapia de pareja. Pero también es posible que la solución sea concienciarse del daño sufrido y abandonar la relación.
¿Quieres comer perdices? Reconoce una relación tóxica
Si no tienes muy claro que estás viviendo una relación tóxica, puedes tener en cuenta estas diez pistas
1. ¿Te sacrificas para el beneficio de la otra parte? En una relación tóxica, la felicidad de una parte se sacrifica para mantener la relación y el crecimiento del otro. Por ejemplo, si dejas de hacer cosas que te gustan o si haces cosas que no te apetecen para evitar enfados (chantaje emocional), o si tienes que ceder siempre en todas las discusiones. Haces lo que sea para evitar conflictos, incluyendo lo que no te conviene.
2. ¿Te sientes incómodo a nivel personal? No estás desarrollándote positivamente si haces cosas que te incomodan, impropias de ti y de tus intereses o que te hacen ser mala persona. La persona tóxica podría estar haciéndote cambiar a peor.
3. ¿Terminas el día extenuado emocional y físicamente? Si acabas el día sintiendo extenuación emocional, quizá tengas a tu lado a un “vampiro emocional”, un tipo de persona que “chupa” tu energía para fortalecerse. Este puede ser el caso, por ejemplo, de quien minusvalora y desprecia tus problemas solo para resaltar la importancia de los suyos, o de quien te recuerda constantemente que sin él no serías nada. Escuchar comentarios negativos todo el día consume tu reserva emocional.
4. ¿Notas que te moldea para satisfacer sus gustos? Es tóxico que traten de moldearte para ser del gusto del otro, para que seas la persona que quiere y no la que eres. Forzar el cambio y chantajear para conseguirlo es destructivo.
5. ¿Te culpabiliza de todo? Si tu pareja siempre te echa las culpas de todos sus problemas y molestias y tú inviertes energía para negarlo, contradecirle o explicarle que se equivoca, posiblemente sea una relación tóxica. Sus problemas ajenos a vuestra relación no son culpa tuya. También podría ser el tipo de persona que te castiga emocionalmente recordándote una y otra vez tus errores del pasado.
6. ¿Sientes que no tienes poder para opinar? En la relación tóxica, una persona cede ante la otra (o le sustraen poder sobre su vida). La persona “poderosa” ejerce su influencia sobre el “débil”. Decide qué, cuándo y cómo hacer, opinar, desear o vivir. Toma decisiones que atañen a los dos sin pedir opinión.
7. ¿Te culpabilizas por justificar al otro? El amor te ciega y siempre encuentras una justificación para los comportamientos abusivos que soportas. Le quitas importancia y te minusvaloras, pensando que algo habrás hecho mal.
8. ¿Eres víctima de contantes episodios de celos? Desconfianza, obsesión, celos constantes... son indicadores clarísimos. Si siente celos de cualquiera con quien te relaciones; si controla cómo te vistes, peinas, hablas y muestras; si te controla los teléfonos, correos, horarios, dónde estás y con quién; etc., eso es una relación tóxica y peligrosa. Sin confianza no hay amor.
9. ¿Antepones la relación a tu sufrimiento? Es tóxico pensar que la relación es sagrada y que hay que hacer lo que sea por sostenerla, incluso sufrir. La relación no debe mantenerse con tu desgracia.
10. En lo bueno ¿y en lo malo? Es más fácil vivir felices cuando todo va bien. Lo difícil es comprometerse con la relación cuando hay problemas graves. ¿Intentas huir de la relación cuando las cosas se ponen difíciles? Quizá no sea una relación de amor.
Paz de Roda, directora del servicio de Psicología online TherapyChat