Un tumor cerebral inoperable, la enfermedad que acompañó a David Delfín
En junio de 2016 David Delfín aparecía con una pronunciada cicatriz en la cabeza. Confirmaba así lo que en el sector de la moda se había convertido en un secreto a voces: su delicado estado de salud debido a la aparición de tres lesiones cancerosas en el cerebro que le habían provocado un importante debilitamiento en la pierna y en el brazo derecho, y problemas en el habla y en la memoria. David Delfín fue intervenido, pero uno de los tumores resultó ser inoperable
A última hora de la tarde de ayer, el malagueño David Delfín fallecía en Madrid. Este ha sido el lugar donde decidió instalarse para disfrutar de la compañía de sus amigos y familiares y, sobre todo, para cumplir con los ciclos de quimioterapia y el tratamiento médico prescrito por los profesionales de la Fundación Jiménez Díaz. El diseñador fue operado de urgencia en enero y de nuevo en abril de 2016. En esta última operación le extirparon dos de los tres tumores que tenía en la cabeza. El tercer tumor resultó ser inoperable, es decir, no pudo ser extirpado debido a su extensión o a su localización.
“Un tumor excesivamente grande lo hace no candidato a la cirugía, pero además la localización también es un parámetro determinantes, pues la cirugía en determinados lugares del cerebro puede producir mucho más lesiones que beneficio”. Así lo explica el doctor Jesús García Foncillas, jefe del departamento de Oncología de Fundación Jiménez Díaz. En caso de un tumor inoperable, el objetivo se dirige a tratarlo con la mayor eficacia, pero con los menores efectos secundarios. “En este sentido, lo más adecuado es un tratamiento combinado de quimioterapia y radioterapia”, añade el experto.
Tumores cerebrales: ¿Qué son y por qué aparecen?
Se conoce como tumor cerebral a la masa de células cancerígenas que crece dentro del cerebro y que se manifiesta de forma brusca y rápida. Las principales zonas del cerebro donde tienden a aparecer son el parénquima encefálico, las meninges, los vasos sanguíneos, los nervios craneales, las glándulas, los huesos y los restos embrionarios. El tumor puede causar un daño irreversible en el cerebro invadiendo tejidos vecinos, presionando otras áreas del cerebro debido a su propio crecimiento.
Las causas que provocan estos tumores cerebrales son aún desconocidas. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la predisposición genética podría tener un papel en el desarrollo de los tumores cerebrales, aunque no existen datos que confirmen que algunos tumores cerebrales pueden ser hereditarios. No obstante, sí existen síndromes hereditarios en los que los tumores cerebrales desempeñan una parte importante de la patología, por ejemplo, en la neurofibromatosis.
El jefe del departamento de Oncología de Fundación Jiménez Díaz, el doctor Jesús García Foncillas, asegura que en el momento actual, no se conocen bien las causas que subyacen en el desarrollo de los tumores cerebrales. “Los datos que se están barajando no cuentan con evidencias contrastadas”, explica. Al desconocerse las causas de estos tumores, “tampoco se pueden establecer medidas de prevención ni recomendar métodos de diagnóstico precoz”, lamenta del doctor.
Lo que sí asegura este especialista es que “hay dos picos de frecuencia en la aparición de estos tumores: la edad adulta y la edad pediátrica. En edad adulta son el 2% de todos los cánceres, el décimo lugar en incidencia en varones y el séptimo en mujeres, En población infantil son la segunda forma más común de cáncer después de la leucemia”.
¿Qué síntomas advierten de la presencia de un tumor cerebral?
Los tumores cerebrales pueden comenzar con crisis epilépticas o con signos que son comunes a otras patologías, como la lentitud de pensamiento, la falta de concentración o los cambios del carácter o del comportamiento. Además, hay otras manifestaciones secundarias que pueden aparecer como consecuencia del aumento de la presión intracraneal: dolor de cabeza, mareos, náuseas, vómito. “En algunos casos pueden acompañarse de convulsiones que pueden ser parciales o generalizadas”, matiza el doctor García Foncillas.
También se pueden dar síntomas relacionados con la localización del tumor, como las alteraciones del lenguaje o del movimiento que presentaba David Delfín. De hecho, los pacientes con un tumor en los lóbulos frontales suelen tener parálisis en la cara o en las extremidades, cambios de humor, falta de atención, trastornos del lenguaje o incontinencia urinaria, entre otras.
El jefe del departamento de Oncología de Fundación Jiménez Díaz advierte que “los síntomas de un tumor cerebral pueden ser muy variados y pueden confundirse con otros procesos, por lo que deben ser valorados de manera muy individualizada y siempre por un equipo experto”.
Diagnóstico de los tumores cerebrales
Cuando se sospecha de la existencia de un tumor cerebral, se procede al estudio del paciente. El primer paso es la exploración física y neurológica para establecer los síntomas y la afectación neurológica con aspectos como el movimiento de los ojos, la visión, el oído, los reflejos o la coordinación. Pero el diagnóstico requiere también de técnicas de imagen dirigidas a la cabeza como son la tomografía axial computerizada (TAC), resonancia magnética (RM) o bien una tomografía de emisión de positrones (PET). Estas pruebas radiológicas permitirán conocer la extensión del tumor, el número de lesiones, tamaño y zonas afectadas. Además, se podrá saber si el paciente tiene hemorragias.
Ante la presencia de un tumor, el médico y el paciente valorarán las opciones terapéuticas que tienen a su alcance: la extirpación del tumor, la radioterapia para enviar partículas ionizadas de alta energía contra las células del tumor y atancar su material genético o la quimioterapia, un proceso por el que se administran medicamentos por vía oral, intravenosa o local que se distribuyen por todo el cuerpo a través de la sangre y destruyen las células cancerosas.