Todos conocemos la teoría al pie de la letra: una dieta sana, la práctica regular de actividad física, el consumo prudente de alcohol y el uso correcto de los medicamentos puede evitar enfermedades y aplazar la pérdida de la autonomía que, a menudo, se produce en las personas mayores debido a su declive funcional y mental. Sin embargo, existe otro factor conductual que, según acaban de descubrir científicos de varias universidades europeas, puede prolongar la longevidad de nuestro sistema neuronal y, por tanto, mejorar nuestra calidad de vida cuando somos ancianos.
La investigación a gran escala, publicada en la revista PLOS Medicine, financiada por el Consejo de Investigación Económica y Social (ESRC) y dirigida por la Universidad de Exeter, utilizó datos de 2.315 personas mayores de 65 años mentalmente aptas. Se centró en medir la reserva cognitiva de estos individuos, es decir, evaluó la teoría de que las experiencias vividas en la primera o mediana edad que producen desafíos para el cerebro hacen que las personas sean más resistentes a los cambios mentales derivados de la edad. El equipo de investigación incluyó a colaboradores de las universidades de Bangor, Newcastle y Cambridge.
La principal conclusión es que “las personas que se mantienen mentalmente sanas en la vejez son las que se han dedicado durante los años de madurez a estimular al cerebro con actividades que suponen un desafío, como el hecho de asumir puestos de liderazgo en el trabajo o permanecer en la educación, actividades que requieren la utilización de diferentes estrategias o de una variedad de redes. Estas personas tienen una mayor reserva cognitiva; lo que crea un amortiguador en el cerebro haciéndolo más resistente al paso de los años y a enfermedades como la demencia”.
Así lo ha dado a conocer Linda Clare, profesora de Psicología Clínica del Envejecimiento y la Demencia en la Universidad de Exeter. Esta experta explica que la pérdida de la capacidad mental es algo inevitable en la tercera edad y, “aunque sabemos que podemos tomar medidas para aumentar nuestras posibilidades de mantener una salud mental óptima, es importante entender cómo y por qué ocurre esto para que podamos dar a la gente recomendaciones significativas y efectivas para tomar el control y vivir una vida plena y activa en la vejez”.
A través de una prueba de habilidad mental, los científicos analizaron si un estilo de vida saludable se asociaba con un mejor desempeño de la función mental del individuo. Encontraron que una dieta sana, más actividad física, más actividad social y mentalmente estimulante y el consumo moderado de alcohol parecían impulsar el rendimiento cognitivo. El profesor Bob Woods, de la Universidad de Bangor, quien dirige el estudio en Gales, apunta que “las personas con un estilo de vida más saludable tenían puntuaciones mejores en las pruebas de habilidad mental y esto se debía en parte a su nivel de reserva cognitiva”. La profesora Fiona Matthews de la Universidad de Newcastle añade que muchos de los factores que aquí se consideran importantes, como la alimentación y el ejercicio, “no sólo son saludables para nuestro cerebro, sino también ayudan a a evitar enfermedades del corazón”.