¿Eres una persona altamente sensible?

Por JULIA GIRÓN

¿Te has parado a pensar que hay personas que son más sensibles que otras? ¿que sienten y viven las experiencias del día a día de forma más intensa? Sin ir más lejos, quizás tú mismo te sientes identificado con ciertas características que definen a las personas altamente sensibles: demasiada preocupación por las críticas, perfeccionismo, dudas acerca de uno mismo, desconfianza… pero, también, valores extraordinarios como la creatividad, el sentimiento de justicia, la capacidad de resolver problemas, o la empatía. Reconocer esta mayor sensibilidad ante el mundo, tal y como explica a ¡Hola! En Forma la terapeuta Kathrin Sohst –autora de ‘El poder de la sensibilidad’ (Editorial Ariel)- nos dará las claves para sentirnos mejor en nuestra vida privada y profesional y potenciar nuestras fortalezas.

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Pero, ¿qué es eso de la alta sensibilidad?

¡Te lo tomas todo a la tremenda!, ¡Lo haces todo muy complicado!, ¡Tienes que adaptarte!, ¡No te lo tomes todo tan a pecho!, ¿te suena? Son el tipo de frases que las personas con ‘hipersensibilidad’ acostumbran a escuchar de su entorno. Sin embargo, no se trata de un capricho por sacar las cosas de quicio. Una persona con unos sentidos muy desarrollados posee un sistema neurosensorial más fino, más desarrollado que la mayoría de la gente. Como consecuencia de ello, recibe en proporción mucha más información sensorial simultánea que alguien con una sensibilidad media; por lo que se genera un problema de sobreestimulación. Esto, en muchos casos, puede derivar en un bloqueo, estrés o, incluso, enfermedades de tipo psicosomático. 

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Aunque, de momento no existe una definición neurocientífica clara, el fenómeno de la alta sensibilidad ha sido ampliamente estudiado desde la publicación en 1990 del ensayo ‘The Highly Sensitive Person. How to Thrive When the World Overwhelms You’, de la psicoterapeuta Elaine Aron. Ella descubrió que las personas altamente sensibles nacen con un sistema nervioso que les permite percibir y procesar los estímulos, tanto externos como internos, de forma más intensa que los demás. De hecho, en otro estudio, realizado por un científico ruso llamado Iván Pávlov, se realizaron una serie de experimentos con estímulos acústicos, probando que las personas con una alta sensibilidad llegaban al límite del dolor antes que el resto de las personas sometidas al test.

Por tanto, la alta sensibilidad forma parte de nuestra personalidad, no es una enfermedad que pueda ser diagnosticada por un médico o un psicólogo; sino un rasgo hereditario y variable que tiene una incidencia de entre el 15 y el 20% de la población, con igual proporción entre hombres y mujeres.

Pero, ¿cómo lidia la alta sensibilidad en un mundo que te exige estar en forma y disponible las 24 horas del día?

En una sociedad hiperconectada y repleta de estímulos, el gran reto de las personas altamente sensibles consiste, según la autora de ‘El poder de la sensibilidad’, en no percibir este rasgo como un limitante en la vida, sino como una cualidad para aprender a superar los problemas y limitaciones. “Si eres una persona altamente sensible, lo primero y más importante es identificar en qué consisten tus dificultades. Por ejemplo, si necesitas una atmósfera de calma y silencio para concentrarte en tu trabajo, si te disgusta ir a fiestas o a lugares concurridos… Es fácil que otros involuntariamente te hagan daño cuando no actúan como a ti te gustaría; por eso debes determinar cuáles y dónde están tus puntos sensibles”, explica Kathrin Sohst.  

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El segundo paso, y el más difícil, es evitar la sobreestimulación. Debes observarte y ver qué desencadena ese exceso de estímulos, qué hace tu mente, qué ocurre con tus sentimientos, qué señales te envía tu cuerpo: ¿es tu estómago? ¿Tienes pensamientos negativos? ¿Estás ansioso o registras reacciones físicas como sudores o pequeños temblores en párpados o labios? Aprender a identificar las señales de alerta va a ayudar a evitar las situaciones que nos superan.

Pero, sobre todo, según la experta, la verdadera clave reside en saber que ser altamente sensible va asociado a una gran lista de cualidades que son también una gran fortaleza. “Al percibir las cosas de manera más intensa y profunda, son personas con alta empatía, trabajan con precisión y les gustan las cosas bien hechas, buscan soluciones constantemente, piensan de manera conectada, tienen grandes habilidades sociales… También tienen la capacidad de sentir qué va mal en una situación y disfrutar de la parte más amable de la vida: la música, la literatura, la naturaleza… Por lo demás, establecer unas pautas de vida saludables que eviten el ruido de fondo será suficiente para saber gestionar nuestra vida: dormir lo suficiente, comer bien, mantenerse en forma, cuidar las relaciones personales. En general, trabajar cualquier aspecto que nos llene de energía: el mindfulness, el yoga y la meditación son buenas opciones. Y un último consejo cuando te sientas sobrepasado: intenta hacer una pausa, respira profundo, sal y toma el aire, bebe algo fresco y recupera la calma y la energía”. 

Y hay que entender una cosa más en el camino hacia la fortaleza: “Hagas lo que hagas o cómo lo hagas, siempre habrá gente que te critique. Así que haz lo que quieres hacer y sé tú mismo”.

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10 rasgos de las personas altamente sensibles

¿Te sientes identificado con más de una de estas afirmaciones? Es posible que seas una persona altamente sensible…

  • Del mismo modo que puedo disfrutar con intensidad de las cosas bellas y delicadas de la vida, me agobian los ruidos estridentes, las luces brillantes, los olores fuertes, la ropa ajustada y las multitudes.
  • Tengo pocos amigos, pero muy buenos, y me gustan las conversaciones profundas.
  • Percibo cómo están las demás personas y a menudo se desdibujan los límites entre mis propias sensaciones y las de los demás.
  • Trabajar en una gran oficina dividida en cubículos me resulta horrible y ni me lo planteo.
  • Incluso cuando asisto con ganas a una fiesta o un gran evento, enseguida me molesta el exceso de estímulos sensoriales y de gente.
  • Tiendo a tener reacciones alérgicas y reacciono de forma intensa a los medicamentos, la cafeína, la teína, la nicotina y/o el alcohol.
  • En mi vida juegan un papel muy importante la justicia, la fe, la sensatez, los valores y la ética y/o la espiritualidad.
  • Reacciono al estrés, la mala alimentación, la falta de ejercicio físico y un entorno estresante antes que otras personas.
  • Los continuos estímulos de los medios de comunicación y el aluvión de información y emails no me sientan bien.
  • Asumo rápidamente la responsabilidad y debo hacer un esfuerzo por asumir solo las tareas o cuestiones que mis recursos pueden afrontar.