La transformación digital está permitiendo que los pacientes puedan acceder a más contenido y de mayor calidad sobre los temas de salud que más les preocupan. Este hecho no solo ha conseguido empujarles a tomar mejores decisiones respecto a su salud o les ha dado la opción de adoptar un rol más activo en lo que respecta a los tratamientos y cuidados que van a recibir. Los nuevos canales de Comunicación les han dado a los pacientes la oportunidad de localizar a los mejores especialistas en la materia que les inquieta para, así, valorar con ellos opciones de tratamiento más personalizadas o, simplemente, pedir una segunda opinión para contrastar un primer diagnóstico.
A esta opción suelen recurrir, sobre todo, aquellas personas que han sido diagnosticadas de una patología compleja o potencialmente grave, como puede ser un tumor o una enfermedad degenerativa. Buscan, con ello, detener tratamientos innecesarios y reducir el estrés familiar cuando la enfermedad tiene implicaciones genéticas. En definitiva, el objetivo es descartar el temido error médico.
Y es que, aunque en España no existen datos precisos sobre el número de errores médicos que se cometen cada año debido, en gran parte a que no todos se denuncian, solo el Defensor del Paciente recibe una media de 14.000 casos al año de negligencias médicosanitarias. Muchas de ellas acaban en fallecimiento. Estas cifras hablan por sí solas y justifican que el paciente opte por solicitar una segunda opinión médica. Sin embargo, ni los organismos sanitarios ni los profesionales médicos contaban con un estudio científico actualizado que avalase estos razonamientos. La prestigiosa Clínica Mayo ha querido dar un paso al frente.
Un 21% de los pacientes vuelve a casa con un diagnóstico nuevo
En un nuevo estudio, la Clínica Mayo de Estados Unidos deja constancia de que hasta el 88 por ciento de esos pacientes que pidieron una segunda opinión médica a sus profesionales regresan a casa con un diagnóstico nuevo o refinado, cambiando su plan de cuidado y potencialmente sus vidas. Por el contrario, sólo el 12 por ciento recibió la confirmación de que el diagnóstico original fue completo y correcto. Los resultados de este estudio, liderado por el investigador James Naessens, han sido publicados en Journal of Evaluation in Clinical Practice.
Este estudio se ha llevado en un país en el que hay un 20 por ciento de errores médicos en oncología, es decir, de cada cinco mujeres, una ha tenido un error médico. En el caso de la Clínica Mayo, para determinar el alcance del error de diagnóstico, los investigadores examinaron los registros de 286 pacientes remitidos de proveedores de atención primaria a la División de Medicina Interna General durante un período de dos años (del 1 de enero de 2009 al 31 de diciembre de 2010). Este grupo de referencia fue seleccionado al azar.
El equipo comparó el diagnóstico de referencia con el diagnóstico final para determinar el nivel de consistencia entre los dos y, por tanto, el nivel de error diagnóstico. En sólo el 12 por ciento de los casos se confirmó el diagnóstico. En el 21 por ciento de los casos, el diagnóstico era completamente diferente; y el 66 por ciento de los pacientes recibieron un diagnóstico refinado o redefinido. No hubo diferencias significativas entre los tipos de proveedores.
Los investigadores también identificaron los costos asociados con las segundas opiniones. Con respecto a ello, el Dr. Naessens señala: “Los costos diagnósticos totales para los casos que resultaron tener un diagnóstico final diferente fueron significativamente más altos que los de los diagnósticos confirmados o refinados, pero la alternativa podría ser mortal”.