El tratamiento de la depresión, ¿cuestión de sexos?

Ser mujer es el segundo factor de riesgo para sufrir depresión, por detrás de los antecedentes familiares. ¿Significa esto que se necesite un tratamiento diferente por parte de psicólogos y psiquiatras?

por hola.com

La depresión es la principal causa de discapacidad en todo el mundo. Sus síntomas afectan a nivel de atención, concentración y de función ejecutiva, aspectos que deben estar operativos para resolver las actividades diarias y que la vida familiar, personal y profesional funcione con normalidad. Abarcan desde la angustia mental y la dificultad para concentrarse hasta la anulación del placer o la disminución de la capacidad para llevar a cabo tareas cotidianas. Esto hace que, el paciente experimente un gran malestar y sentimiento de culpa, especialmente en el caso de la mujer, pues son las principales víctimas de la depresión.

La Organización Mundial de la Salud estima que el 26% de las mujeres presentará un Episodio Depresivo Mayor a lo largo de su vida, frente al 12% de los hombres. En nuestro país, según el estudio ESEMeD, la prevalencia de la depresión a lo largo de la vida es de entre un 5 y un 7,5% en los varones, y de entre un 13 y un 16% en las mujeres. De ahí que los expertos aseguren que ser mujer es el segundo factor de riesgo para sufrir depresión, por detrás de los antecedentes familiares.

La mayor incidencia de depresión en la mujer se presenta entre los 25 y 45 años, y suele manifestarse, con mayor frecuencia, con síntomas somáticos que se presenta en forma de pérdida del apetito, disminución del peso corporal, astenia, alteraciones del sueño con periodos de insomnio y somnolencia.

La depresión y su relación con los cambios hormonales que vive la mujer

Los especialistas lo tienen bastante claro. “Cualquier enfermedad debería abordarse teniendo en cuenta los factores de riesgo; y si el sexo es un factor de riesgo cuando hablamos de depresión, no solo debemos tenerlo en cuenta para que la paciente reciba la mejor atención sanitaria posible sino también debemos valorar específicamente otras situaciones en las se producen cambios hormonales, psicológicos y sociales muy relevantes de manera simultánea como la menarquía, el parto, el postparto o la menopausia”, comenta el profesor Jerónimo Saiz, Jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. 

Según el Dr. Vicente Gasull, Coordinador del Grupo de Salud Mental de SEMERGEN, “con la terapia personalizada se espera lograr una respuesta más rápida y efectiva, logrando la remisión del proceso depresivo y la recuperación plena de la funcionalidad del paciente. Todo ello redundará en una mejora de la calidad de vida del paciente y de su familia, en una menor probabilidad de recaída o recurrencia y en que el proceso no se cronifique”.

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Objetivo: la recuperación plena de la paciente

Para que el paciente alcance la recuperación funcional, es decir, para que vuelva a sentirse y funcionar como lo hacía antes de padecer depresión y retome el control de su vida, es fundamental un diagnóstico adecuado de la enfermedad y un tratamiento personalizado que tenga en cuenta todos los síntomas: afectivos (tristeza, ansiedad, irritabilidad, bajo estado de ánimo, desesperanza…), cognitivos (dificultades de atención y concentración, de memoria, de toma de decisiones y planificación, etc.) y somáticos (fatiga, cambios en el apetito y peso, alteraciones del sueño, dolor de cabeza, problemas estomacales…).

Según el Dr. Miquel Roca, Coordinador de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Juan March de Mallorca y Profesor Titular de Psiquiatría en la Universidad de las Islas Baleares, “las alteraciones cognitivas constituyen una parte esencial de la sintomatología de la depresión y hasta hace pocos años era una característica que no se tenía en cuenta entre las manifestaciones de la enfermedad. La cognición afecta el rendimiento laboral, académico, social, es responsable de buena parte de las llamadas alteraciones “funcionales” de la enfermedad depresiva con un impacto individual y profesional muy marcado”.

Los síntomas que con mayor frecuencia persisten a pesar de una buena respuesta al tratamiento farmacológico antidepresivo son cognitivos y, especialmente, la dificultad de concentración, los olvidos frecuentes, la indecisión con dificultad para tomar decisiones y priorizar y el procesamiento lento (habla y respuestas lentas). “Todo esto lleva a que el paciente realice una autoevaluación negativa de sí mismo que induce a una pérdida de autoestima y a que limite las interacciones sociales”, advierte los expertos. Sin embargo, animan a no perder la esperanza, pues afortunadamente, la depresión se puede prevenir y tratar.

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