Cuántas veces hemos escuchado a alguien decir: "si te duele la espalda debes reforzarla, haz deporte". Ante esta frase cabe hacer muchos matices. Deporte, sí; pero el 'qué' y 'cómo' son puntos clave a tener en cuenta.
Los deportes que obligan a la columna vertebral a hacer movimientos de flexo-extensión o grandes movimientos de rotación no son nada recomendables para la espalda. Por ejemplo, en el windsurf, especialmente cuando aún no se domina la técnica, hay que levantar constantemente la vela e intentar no dejarla caer; lo que obliga a estar agachándose e incorporándose constantemente y, además, con una carga añadida. O el golf, en el que se realizan grandes rotaciones de la columna que como agravante son mantenidas en el tiempo y siempre del mismo lado. Tampoco serán recomendables aquellos deportes en los que se trabaja con carga (por ejemplo, levantamiento de pesas), ni aquellos en los que se ejercita sólo una extremidad en detrimento del lado contrario (tenis, squash, pádel) pues crean grandes asimetrías en los grupos musculares de brazo y torso.
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Existen otros deportes que serán o no recomendables dependiendo de la patología o condición de la persona. Por ejemplo, en caso de dolor de rodilla puede que ejercicios cómo el aeróbic con steps no sea una buena idea o, en el caso de la bicicleta, dependerá mucho de la causa del dolor o patología de rodilla que se tenga; ya que puede ser un trabajo positivo para reforzar la musculatura de la pierna o bien terminar acentuando la lesión y el dolor. Si ése es tu caso es importante que te asesores con un profesional.
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En general serán recomendables deportes realizados de forma continua y moderada. Caminar de manera ligera es una fantástica y muy económica manera de estar en forma y trabajar a nivel aeróbico. También la natación, que combina el trabajo aeróbico con el refuerzo muscular, especialmente a nivel de la espalda (si bien se recomiendan los estilos de crol y espalda, y debemos evitar el estilo braza si sufrimos de molestias lumbares o cervicales).
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Y cómo no, las técnicas que combinan estiramientos musculares y trabajo de refuerzo de los músculos del torso son muy necesarias para mantener nuestra flexibilidad y tono postural, siempre y cuando éstas sean supervisadas por un buen profesional ya que cómo hemos dicho anteriormente, el 'cómo' es la clave para nuestra salud.
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