¿Aún no has escuchado hablar del revolucionario método japonés Dan-sha-ri con el que su creadora, Hideko Ymashita, está ayudando a miles de personas de todo el mundo a ordenar sus vidas y deshacerse de todas esas cosas innecesarias que acumulamos en nuestras casas? Desde la ropa que nos sobra en los armarios, los libros que apilamos en cajas que nunca abrimos hasta esa relación que vamos arrastrando por costumbre, pero no nos llena. Porque no se trata solo de poner orden en los trastos de la casa, también en nuestra cabeza y nuestras emociones con el objetivo de alcanzar el bienestar físico y emocional. La pregunta es: ¿quién no necesita un poco de orden en su vida?
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Pero, ¿qué es Dan-sha-ri?
Dado el éxito de la obra de Hideko Ymashita, Ordena tu vida (Editorial Planeta), el término Dan-sha-ri -acrónimo sacado de las enseñanzas del yoga- ha llegado a convertirse en un una palabra común de la sociedad nipona, como sinónimo de ordenar. Está formado por tres conceptos: Dan significa rechazar las cosas innecesarias, sha es deshacerse de las cosas inútiles que uno posee y ri hace referencia a detectar el deseo insano por las cosas innecesarias. Por tanto, Dan-sha-ri es conocerse uno mismo a través del orden. Como técnica, se ha inspirado en los templos japonés, donde el orden es un elemento vital.
¿Cómo funciona el Dan-sha-ri?
A través de su libro, la autora japonesa nos enseña el valor de las cosas y cómo la relación que mantenemos con ellas tiene sentido según el uso que les damos. Por tanto, las cosas deben cumplir una función para nosotros en el momento presente; si no ¿para qué las queremos? El ejemplo que utiliza Hideko Ymashita es bastante ilustrativo: es como esas tazas de porcelana de Meissen que guardamos en algún rincón de la cocina muertas de la risa. Al preguntarnos por qué no las usamos, una respuesta habitual es: ‘es una lástima usar algo tan bueno’. Esto en nuestro subconsciente se traduce en: ‘una taza de Meissen no es apropiada para mí’. Ese es el nivel de comprensión y conciencia que el método pretende provocar en nosotros para que cambiemos y reorganicemos el concepto que tenemos de nosotros mismos y de las cosas.
Redefinirse a uno mismo empieza por los cajones
Así, cuando hablamos de Dan-sha-ri hablamos de poner en marcha una técnica de selección de los objetos según la relación que yo tengo con ellos. Comenzamos a poner orden en las cosas, es decir, a enfrentarnos al caos que representan y así llegamos a una conclusión: el espacio en el que habitamos tiene más trastos y basura de los que pensamos. A partir de aquí, se trata de preguntarnos qué nos impide deshacernos de ciertos objetos, si de verdad las usamos, y de decidir si las tiramos, las reciclamos o se las regalamos a alguien. Por ejemplo, si tenemos diez cosas para una vitrina deberíamos escoger cinco, a pesar de que esto nos provocase cierta ansiedad. “No es fácil salvar de repente una casa entera que está a punto de sumergirse en un mar de desorden, pero si logramos poner a salvo una pequeña parte, un cajón sin ir más lejos, abrirlo nos proporcionará un motivo para sonreír, para seguir adelante con una energía renovada. Como mínimo podemos pensar que ese lugar está ordenado y esa será nuestra pequeña tabla de salvación. Esta técnica sirve para aumentar la motivación”, explica la autora.
¿Por qué esa obsesión por acumular?
Las personas que tienen tendencia a acumular trastos lo hacen por diferentes motivos. En general, según la autora:
- Huida de la realidad. Hay personas incapaces de ponerse a ordenar las cosas al estar muy ocupadas y apenas pasar tiempo en casa. En muchos casos, el hecho de no estar en casa se debe a su descontento con la familia o se busca excusas para estar cada vez más ocupado y justifica así el no estar en casa. Es fácil caer en el círculo vicioso de no querer estar en casa precisamente porque está desordenada.
- Apego por el pasado. Serían las personas que guardan cosas del pasado que en la actualidad ya no utilizan. Por ejemplo, guardan álbumes y trofeos como si fueran algo de suma importancia. Detrás de eso se suele ocultar un aferrarse a épocas felices del pasado. En ocasiones tiene cierta relación con el anterior punto, en el sentido de que no quieren enfrentarse a la realidad.
- Inquietud hacia el futuro. Las personas que se corresponden con este tipo comparten una gran inquietud por las cosas que podrían suceder en el futuro. Una característica es la de almacenar un exceso de objetos cotidianos, como por ejemplo cajas de pañuelos de papel, y suelen justificarlo por el hecho de que quedarse sin estos elementos sería un problema que les haría sentirse intranquilos. De los tres tipos descritos, este último sería el más abundante.
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