Durante el proceso por el que pasa una persona con cáncer las emociones juegan un papel casi tan importante como la propia medicina. Desde la negación de la enfermedad hasta la comprensión y asimilación del problema. Pero, ¿cómo puede una persona adaptarse al cáncer? ¿Cómo impacta la enfermedad en el ámbito familiar? ¿Y en la imagen corporal? ¿Cómo se pueden gestionar esas emociones para que la enfermedad sea más llevadera? ¿Cuáles son los principales cambios en la vida tras la enfermedad? En el Día Internacional contra el Cáncer de Mama, la psicooncóloga Clàudia Massé, colaboradora de la Asociación Helping Cáncer, recuerda la importancia de que el paciente y su familia reciban toda la información necesaria para ayudarle a manejar el estrés y favorecer la autoestima y una actitud positiva.
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La negación, la incertidumbre, el miedo, el bloqueo, la ira, la tristeza, la desesperanza, el aislamiento social… Son un cúmulo de sentimientos que el paciente de cáncer experimenta y que van cambiando en las distintas etapas de la enfermedad. Se pueden diferenciar tres fases emocionales:
- El antes (diagnóstico). En esta fase se produce el estado de shock, donde entran en juego multitud de emociones: negación, sentimiento de culpa y miedo.
- El durante (tratamiento). En esta fase predomina la ansiedad y la culpa.
- El después (curación). Pese a lo que se pueda pensar, el sentimiento que predomina es la depresión, ansiedad y el enfado. “Hay un antes y un después. Vuelvo a casa y no soy la misma persona”, comenta Massé en relación a los pacientes, quienes dudan por su futuro, por su calidad de vida y por si podrán volver a trabajar o no. Es en esta fase donde se producen más bajas por ansiedad y depresión, tal y como apunta la experta.
“Por eso, es necesario que el paciente tenga un rol activo y participativo durante todo el proceso; teniendo en cuenta que nuestra situación vital cambia, la enfermedad va a hacer que nuestra forma de actuar, de pensar y de sentir cambie… La vida ya no tiene sentido per se y se vuelve más personal, espiritual, íntima, escuchamos más nuestras necesidades. Es un momento para aprovechar y gestionar nuestra vida de otra manera, intentando vivir el cáncer con el máximo bienestar posible”, explica la experta.
Para una correcta gestión de las emociones, desde la psicooncología se ponen en práctica varias pautas y técnicas para afrontar el cáncer. “Desde la psico-educación, con la que les ayudamos a manejar el estrés, cambiar de actitud y percibir de distinta manera la situación; a lo que se suman estrategias de afrontamiento, es decir, con la ayuda del especialista, se favorece la autoestima, el refuerzo y los objetivos realistas a lo largo de la enfermedad. También se intentan potenciar los recursos personales que tiene el paciente para ayudarle a normalizar el proceso”.
De hecho, según el estudio Ausonia y la Asociación Española contra el Cáncer ‘¿Qué nos hace más fuertes frente al cáncer de mama?’, la autoestima se ve fortalecida y un 78% de las mujeres entrevistadas se sienten más vivas y más fuertes tras la enfermedad. Además, el 85% consideran que haber mantenido una actitud positiva durante la enfermedad les ha ayudado en el proceso. “Ser capaces de ver y valorar lo conseguido, aceptar el normal proceso emocional sin interpretaciones erróneas, adaptarse a los cambios y conseguir un aprendizaje de la experiencia con la enfermedad, aumenta la autoestima y ayuda al crecimiento personal”, remarcan los psicólogos de la AECC (Asociación Española contra el Cáncer).
Estrategias de ayuda
Para ello, estos son algunos consejos y recursos que se recogen en el estudio y ayudan a afrontar el proceso con la mejor de las actitudes:
- Según los psicólogos, cuando se está pasando por una enfermedad oncológica, es normal sentir miedo, incertidumbre, tristeza o rabia; ya que se trata de una situación amenazante y que genera múltiples cambios en la vida de los pacientes y de sus familias. Es importante conocer cuál es el normal proceso emocional, permitirse sentir y mostrar emociones y no intentar ajustarse a lo que el entorno espera (“hay que estar positivo, fuerte y con ganas de luchar”). En ocasiones resulta conveniente analizar los pensamientos asociados a la situación, ya que si están desajustados pueden producir emociones igualmente desadaptativas, con un mayor grado de malestar emocional en los pacientes.
- La recomendación de los psicólogos es que la información ayuda porque aumenta la sensación de control y disminuye la ansiedad. Hay pacientes que buscan la información activamente y otros para los que es suficiente con los datos que les aporta su médico. Lo importante es acudir a las fuentes adecuadas y tener cuidado con lo que se lee en internet; ya que puede alarmar innecesariamente o llevar a confusión.
- Recomiendan que cada paciente marque el ritmo que puede llevar y que es muy positivo sentirse útil, así como mantener algunas de las tareas que realizaba antes de la enfermedad. Volver a la normalidad manteniendo la rutina en la medida de lo posible, ayuda a potenciar la autoestima.
- Los psicólogos afirman que es importante no confundir el atractivo físico con el personal, sentir que una es valiosa por sí misma y no por su aspecto. También recomiendan acostumbrarse progresivamente a mirar la nueva imagen, ya que esto ayudará a mantener la autoestima.
- Identificar y recordar los logros que se han conseguido a lo largo de la vida en diferentes facetas (trabajo, amigos, familia) ayuda a mantener la sensación de autoeficacia y ayuda a interpretar la experiencia con el cáncer como un reto más al que se ha sabido hacer frente.
- Dedicarse tiempo a una misma, introducir rutinas nuevas en el día a día que resulten agradables y permitan estar mejor, sin duda mejora la calidad de vida.
- Las actitudes de sobreprotección, basadas en las mejores intenciones y en el deseo de ayudar a la paciente, no resultan beneficiosas. Las pacientes deben seguir tomando sus propias decisiones, deben sentir que siguen siendo la misma persona pese a la enfermedad, y que los demás las siguen viendo como la misma persona. La ayuda se ofrece, no se impone.
- Los expertos afirman que es oportuno contar la verdad a los hijos y comportarse con naturalidad: “Lo recomendable es contarles a los hijos lo que está ocurriendo en un lenguaje adaptado a su edad y a su capacidad de comprensión. No hay que mentir nunca a los niños; es mejor darles una explicación ante cualquier cambio en sus rutinas (por ejemplo: ‘Mamá no va a poder ir a buscarte al cole porque a esa hora va a ver al médico’ o ‘Mamá no puede jugar contigo porque está muy cansada por las medicinas que ha tomado’).
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