A pesar de que el 14 de febrero está declarado oficialmente como el 'día de los enamorados', está demostrado que el amor es un sentimiento que no entiende de fechas, que aparece cuando menos te lo esperas y que ¡ayuda a proteger tu corazón! Desde la Fundación Española del Corazón (FEC) advierten de la importancia que tiene este sentimiento para nuestra salud cardiovascular, ya no sólo en las parejas sino también en los vínculos afectivos familiares.
El enamoramiento forma parte de un proceso bioquímico que comienza en el cerebro, donde se activan las zonas encargadas de segregar hormonas como la oxitocina, la dopamina o la adrenalina. Estas sustancias actúan como protectoras del sistema cardiovascular o, lo que es lo mismo, ayudan a que nuestro corazón bombee con fuerza. Sí, por eso cuando nos enamoramos sentimos ese acelerón repentino en el pecho que hace que todo nuestro cuerpo comience a vibrar.
Para el Dr. Miguel Ángel García Fernández, vicesecretario de la Sociedad Española de Cardiología, “existe una clara relación entre nuestro estado de ánimo y la salud de nuestro corazón. Así, para prevenir enfermedades cardiovasculares, hemos de favorecer la presencia de sentimientos positivos reforzando nuestros lazos afectivos con nuestro entorno”. O lo que viene a ser lo mismo, querer o estar enamorado aporta amplios beneficios a tu corazón.
Pero, además, la liberación de estas hormonas -oxitocina, dopamina o adrenalina- hace que aumente la sensación de felicidad por su función como antidepresivos naturales y que nuestra piel se vea más joven y resplandeciente, haciendo que los demás nos encuentren mucho más atractivos, gracias al aumento de los niveles de estrógenos. Podríamos afirmar entonces que el amor es la mejor crema ‘antiaging’ del mercado.
Entonces, ¿las clásicas ‘mariposas’ en el estómago? El amor, al contrario de lo que se suele pensar, no afecta sólo al corazón. Concretamente el estómago es otro de los grandes afectados puesto que este tiene como unos 100 millones de células nerviosas que controlan muchas de las reacciones corporales en correspondencia con procesos psíquicos. No es de extrañar que se le conozca como “el segundo cerebro”.
Por el contrario, varios estudios han demostrado que el “mal de amores” estimula, a través de la serotonina, un síndrome ansioso-depresivo que puede provocar complicaciones en el sistema cardiovascular. Las mismas sustancias segregadas durante el enamoramiento tienen, en este caso, un efecto negativo, al funcionar como aceleradoras. Además, la serotonina tiene una función vasoconstrictora, es decir que ocasiona un estrechamiento de los vasos sanguíneos.
Ya sabes, aprovecha el ‘Día de los enamorados’ y vívelo al máximo con tu pareja. Si, por el contrario, no la tienes, ¡no pasa nada! Disfruta cada minuto que pases al lado de las personas que quieres y recuerda, ‘mens sana in corpore sano’ o ¿deberíamos decir ‘cuore’?