La fascitis plantar es la lesión más famosa entre deportistas, especialmente acusada en los amantes del running y corredores profesionales. Pero puede afectar a cualquier persona por causas tan diversas como caminar con un calzado inadecuado o sufrir un problema de sobrepeso. ¿Cuándo podemos pensar que sufrimos una fascitis plantar? Te ayudamos a reconocer a tiempo sus síntomas y encontrar el tratamiento adecuado con los consejos de los especialistas en Traumatología y Podología y Fisioterapia Manuel Villanueva y Álvaro Iborra.
1. ¿Qué función tiene la fascia plantar?
La fascia plantar es una estructura de tejido colágeno que va desde el talón hasta la raíz de los dedos y cuya función es absorber impactos y redistribuir las cargas del pie. Una sobrecarga mantenida puede acabar inflamándola; lo que da lugar a la fascitis plantar.
2. ¿Cuáles son los síntomas más habituales?
Suele presentarse con un dolor y rigidez con los primeros pasos, por la mañana o tras los periodos de descanso, y aparece en la zona media de la planta del pie o el talón. Luego mejora al calentar el pie, pero impide el ejercicio. En los deportistas el cuadro suele ir apareciendo de forma progresiva, pese a lo cual el paciente sigue con su entrenamiento. El especialista confirmará, con el uso de ecografía o resonancia, el diagnóstico de fascitis o fasciosis (este último término hace referencia a una degeneración más que a una inflamación) plantar.
3. ¿En qué situaciones deportivas es más habitual que se resienta y provoque lesión?
Los microtraumatismos repetidos son la causa más común, pero no sólo afecta a corredores o deportistas que sufren impactos en los pies, deportes de salto y carrera principalmente. En el 80% de los casos afecta a personas activas, entre los 25-65 años de edad, y es la causa conocida más frecuente de dolor del talón en la vida de una persona.
4. ¿Cuáles son las causas de la fascitis plantar en el corredor?
El mal balance biomecánico, el tipo de pisada, las alteraciones de alineamiento de las piernas, el calzado inadecuado, el correr por superficies duras, la retracción de los gemelos o de la cadena posterior de músculos y tendones… Son causas que contribuyen a la aparición de este problema, una auténtica epidemia entre los amantes del running.
5. ¿Cómo es el tratamiento?
El tratamiento tiene varios escalones. La modificación del calzado, los estiramientos, el hielo, la colocación de plantillas o soporte plantar personalizado o cambiar el terreno de entrenamiento constituyen un primer escalón. La fisioterapia convencional es el segundo escalón. El tercer escalón es el intervencionismo ecoguiado: la infiltración con control ecográfico de plasma rico en plaquetas, corticoides o la realización de EPI u otras técnicas. Finalmente, en los casos que no ceden con 6 meses de tratamiento la cirugía ecoguiada ultramínimamente invasiva es la solución, con excelentes resultados, sobre todo si se evita que el cuadro se cronifique y prolongue más de 1-2 años. Se realiza con una incisión de un milímetro, sin isquemia ni puntos, con apoyo inmediato.
6. ¿Cómo podemos prevenir la fascitis plantar?
- Corrigiendo las causas o disbalances musculares. Hoy en día contamos con estudios biomecánicos de la carrera para conocer nuestro tipo de pisada y poder evitar así las malas posturas. Lee: Requisitos previos antes de comenzar a correr
- Haciendo estiramientos de las extremidades inferiores, y también del pie y de la fascia plantar.
- Siendo progresivos en el entrenamiento. Sobreentrenamiento: Cómo saber si estoy entrenando más de la cuenta
- Consultando cuando empiezan los síntomas mejor que cuando ya han pasado varias semanas o meses.
- Usando el calzado adecuado (evitando chanclas y calzados sin sujeción) y, cuando está indicado, soportes plantares o plantillas personalizadas de corrección. Lee: ¿Existe la mejor zapatilla del mundo para correr?
- Evitando el sobrepeso y tratando de llevar un dieta sana y equilibrada y practicando ejercicio a diario. Lee: Cómo comenzar a hacer deporte si sufres sobrepeso
- Alternando el running y las caminatas con otras actividades mucho menos agresivas para la fascia como nadar o montar en bicicleta.
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