Después de disfrutar de la paz y el descanso de unas merecidas vacaciones, ¿quién no echa en falta esos diez minutos en los que poder cerrar los ojos tras la comida? No te culpabilices, no es cuestión de pereza, ni una pérdida de tiempo como muchos piensan. Es más, según los expertos, deberíamos practicar la siesta ¡cada día! para exprimir los enormes beneficios que tiene para nuestra salud; en especial para la memoria y el rendimiento. Por si acaso aún tienes la suerte de estar de vacaciones ¡aprovecha para recuperar la energía que necesitas para la vuelta!
- ¿Sabías que dormir la siesta te ayuda a rendir más y mejor? Así es, una reconfortante siesta nos carga de energía para afrontar la jornada de forma más productiva y aguantar bien despiertos hasta la noche. Es uno de los remedios más efectivos para cuando nos sentimos más cansados o fatigados de lo habitual, según la fundación americana del sueño (National Seleep Foundation).
- De hecho, si sufres de insomnio o te cuesta conciliar el sueño, una pequeña siesta de no más de 20-30 minutos puede ayudarte a regular el ciclo de sueño. ¡Ojo! Las siestas muy largas podrían provocar el efecto contrario y hacer que tu sueño se resienta por la noche. Lo que recomiendan la mayoría de expertos es hacerlo justo momentos después de la comida y no exceder el tiempo aconsejado.
- Además, todos pensamos mejor si hemos descansado bien. Una siesta no solo nos carga de energía, también aumenta la actividad cerebral; lo que se traduce en un aumento de la creatividad y una mejora de la memoria. Esto es así porque durante el sueño procesamos y retenemos información en nuestro cerebro y se refuerzan las conexiones neuronales entre ambos hemisferios. Dormir, por tanto, ayuda a sintetizar nuevas ideas y nos hace más capaces para resolver problemas al mantener la mente bien despejada y alerta ante cualquier eventualidad del día a día.
- Por si fuera poco, la siesta también va a ayudarnos a mantener el estrés a raya. Algunos estudios señalan que, durante la siesta, disminuye la presión arterial y se reduce el riesgo de hipertensión y problemas cardiovasculares. Expertos en trastornos del sueño apuntan también a la importancia de acompañar la siesta con una buena alimentación -baja en azúcares y grasas- y ejercicio físico para mejorar el ciclo del sueño y evitar el insomnio.
- Por último, si acabas de volver de vacaciones de un lugar con un huso horario diferente puede que estés sufriendo el conocido como síndrome Jet Lag, que provoca que tu ritmo cardíaco se vea perturbado y hace que el ciclo normal de sueño se vea alterado. Para minimizar los efectos, hacer pequeñas siestas estratégicas (en función de las horas de vuelo y la hora de llegada) pueden ayudar a que nuestro cuerpo poco a poco se aclimate de nuevo.
La siesta perfecta
¿Cuál es el mejor momento para dormir la siesta? Depende de las necesidades. Según los expertos, podemos plantear la siesta como un hábito diario saludable para mantener nuestras facultades en buena forma o tomarla como un recurso estratégico al que recurrir cuando nos sentimos cansados o debemos realizar alguna tarea que requiera atención extra.
Y tú, ¿duermes la siesta?
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