Aunque no existe ningún alimento ni ninguna dieta que cure el cáncer, según el Consejo General de Dietistas-Nutricionistas de España una combinación de alimentación saludable, ejercicio físico y vida sin tabaco podría prevenir hasta un 70% de los casos diagnosticados –que solo en España suman 215.00 al año-. Es más: un reciente estudio presentado por la Sociedad Americana de Oncología Clínica apunta a que alternar el ejercicio cardiovascular y el trabajo de tonificación y fuerza varias veces a la semana reduce sustancialmente el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer más comunes, como es el de mama y de pulmón.
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Cáncer y alimentación saludable
Hay muchos mitos en torno al cáncer y la nutrición como que ciertos alimentos pueden ser cancerígenos: las carnes rojas, la leche entera, la mantequilla o margarina, la bollería industrial, las bebidas azucaradas, las alcohólicas, el fast food, los alientos trangénicos… “Partimos de la base de que la alimentación no tiene la capacidad para producir cáncer ni para curarlo, pero sí puede ser un factor de riesgo o de prevención”, apuntan desde el colectivo de dietistas-nutricionistas; y destacan que hay suficientes evidencias científicas de que algunos alimentos consumidos en exceso –procesados, con mucha sal, fritos en aceites muy usados, bollerías industriales…- pueden incrementar el riesgo de desarrollar esta y otras enfermedades. “Miles de personas mueren cada año en España por dolencias que están directamente relacionadas con la alimentación: diabetes, enfermedades cardiovasculares…”.
De ahí que la OMS (Organización Mundial de la Salud) cada vez recomiende más sustituir la alimentación animal por la vegetal. La explicación la encontramos en que los alimentos de origen vegetal producen unas sustancias llamadas fitoquímicos vegetales para protegerse de virus, bacterias, mohos y hongos y que ayudan a promover la salud. Así, una dieta equilibrada deberá ser rica en frutas y hortalizas, pero también en legumbres, frutos secos, productos integrales, aceites de semillas…
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El ejercicio como arma de prevención contra el cáncer de mama
Un estilo de vida sedentario con ausencia de actividad física, además de predisponernos al sobrepeso y la obesidad, también está relacionado con un mayor riesgo de aparición de cáncer. De hecho, entre las recomendaciones de la OMS está realizar un mínimo de 150 minutos de actividad física aeróbica moderada a la semana para reducir el riesgo de padecer cáncer de mama. Una de las razones, según un estudio presentado por la Sociedad Americana de Oncología Clínica, sería que el ejercicio reduce el número de células de grasa que producen el estrógeno, una hormona que en exceso está relacionada con el cáncer de mama. El mismo estudio recoge que, además del cardio, la actividad física más adecuada es el trabajo de fuerza como sentadillas, curl de bíceps, press de pectoral y deportes de alta intensidad como el crossfit o el boot camp.
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