Seguramente ya hayas oído hablar –o incluso hayas probado- el chucrut, la ensalada de col fermentada que acompaña a muchos platos alemanes, el kéfir (yogur búlgaro casero) o el kimichi, una mezcla de verduras encurtidas coreanas. Todos ellos deliciosos platos de la cocina internacional elaborados a base de alimentos fermentados; los cuáles han ido ganando gran popularidad en los últimos años debido a sus supuestas propiedades beneficiosas para la salud. ¿Quieres conocer algunas de sus ventajas nutricionales?
En realidad, en la dieta mediterránea siempre hemos contado con alimentos como el yogur, el vino, la cerveza, las aceitunas… que han sido sometidos a este proceso que permite el crecimiento de determinados microorganismos (principalmente levaduras, pero también pueden ser bacterias o mohos), utilizados por la humanidad desde hace muchos siglos, y que, en general, tienen grandes propiedades para la salud digestiva; además de que el tiempo de conservación del producto se alarga. Sin embargo, “esto no quiere decir que cualquier producto que se haya obtenido a través de la fermentación sea garantía de ser más saludable y más recomendable. Por ejemplo, actualmente los expertos recomiendan limitar el consumo de bebidas alcohólicas, entre ellas el vino y la cerveza que son bebidas fermentadas; ya que el riesgo asociado es mayor que el derivado de su consumo”, puntualiza Martina Miserachs, dietista-nutricionista y Responsable Relaciones con la Industria de la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas (FEDN).
Ventajas de los alimentos fermentados
Pero, como decíamos -salvo en el caso de las bebidas alcohólicas, donde debemos atender a las recomendaciones sanitarias-, los alimentos fermentados son, sin duda, una de las mejores fuentes de probióticos para mejorar la flora intestinal y “ayudan a reducir determinadas molestias, como pueden ser las digestiones pesadas o molestias digestivas en el caso de baja tolerancia a la lactosa”. Según la nutricionista, además, “permiten absorber mejor algunas vitaminas y minerales como el calcio, hierro y cinc y asimilar mejor las proteínas. Pero, además, estos productos suelen ser más ricos en vitaminas (especialmente del grupo B y C) y son de más fácil digestión que los alimentos sin fermentar”. De acuerdo con algunos estudios, también tendría importantes beneficios para el sistema inmune, para equilibrar el colesterol o prevenir la diabetes tipo 2.
¿Alimento ocasional o diario?
Hasta el momento las autoridades sanitarias y los organismos competentes en la materia no han realizado ninguna recomendación específica al respecto. “Es decir, se recomienda consumir hortalizas dos veces al día, pero la recomendación es que sean preferentemente frescas y de temporada, sin entrar en detalle sobre la frecuencia con la que, por ejemplo, se podría consumir cruchut. En función de la naturaleza del alimento, la frecuencia de consumo recomendada puede ser variable ya que debemos tener en cuenta que, en algunos casos, el producto final es muy rico en sal, como es el caso de los quesos curados. Es por ello que resulta difícil hacer una recomendación genérica al respecto en cuanto a la frecuencia de consumo recomendada. No obstante, teniendo en cuenta que es deseable realizar una alimentación variada, sería perfectamente saludable incluir estos alimentos en una planificación de menús equilibrada”, explica Miserachs.
Quizás también te interese...
Alimentos probióticos que cuidan de tu salud