La sal es un condimento importantísimo para el correcto funcionamiento del organismo, pero, como todo en exceso, puede resultar nociva; por lo que debemos controlar su consumo. Incorpora estos consejos a tu dieta.
La sal está formada por sodio, mineral imprescindible en el cuerpo humano, ya que interviene en las funciones digestivas -favorece la absorción de nutrientes, evita la pérdida excesiva de líquidos y estimula las glándulas suprarrenales-.
En caso de sufrir un déficit en sal, podemos padecer síntomas como, por ejemplo, calambres musculares, diarrea, agotamiento, dolor de cabeza , espasmos o incluso deshidratación. Por el contrario, un exceso de sal en nuestra dieta puede causar hidropesía, es decir, retención de líquidos, incremento de peso, sed, aumento de volumen de sangre provocando un esfuerzo al corazón e hipertensión. En los riñones, por ejemplo, acaba por dar problemas con el tiempo, debido al sobreesfuerzo al que son sometidos para poder eliminar el exceso de sal de la dieta.
El consumo excesivo de sal también se relaciona con la osteoporosis porque se impide la absorción del calcio, y con el cáncer de estomago.
¿Cuándo deberíamos reducir la sal en la dieta?
La ingesta mínima recomendada a una persona sana (que no sufre ninguna patología) es de unos 5 – 6 g diarios. Ante ciertas enfermedades, no deberíamos consumir más de 0,8g - 1 g diario. Éste es el caso de las personas que sufren retención de líquidos, hinchazón, hipertensión, úlcera de estomago, afecciones hepáticas, trastornos circulatorios…Cuidado con la sal oculta
El problema hoy en día es que la sal se utiliza en grandes cantidades en la industria alimentaria, ya sea como conservador (nitrato de sodio) o como potenciador del sabor (glutamato sódico), entre otros, provocando un aumento considerable del consumo de sal, hasta 10 g por individuo.Por ejemplo:
- Alimentos como el pan, quesos, embutidos, anchoas, platos precocinados, cubitos de caldo, pueden llegar a tener entre 4 y 10 g/ kg de sodio.
- Alimentos como los huevos, leche, lentejas o pasta tienen de 1 a 1,5 g/kg.
- Y las verduras, frutas y arroz tienen menos de 1g/kg.
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