¿Cuándo deberíamos reducir la sal en la dieta?
La ingesta mínima recomendada a una persona sana (que no sufre ninguna patología) es de unos 5 – 6 g diarios. Ante ciertas enfermedades, no deberíamos consumir más de 0,8g - 1 g diario. Éste es el caso de las personas que sufren retención de líquidos, hinchazón, hipertensión, úlcera de estomago, afecciones hepáticas, trastornos circulatorios…
Cuidado con la sal oculta
El problema hoy en día es que la sal se utiliza en grandes cantidades en la industria alimentaria, ya sea como conservador (nitrato de sodio) o como potenciador del sabor (glutamato sódico), entre otros, provocando un aumento considerable del consumo de sal, hasta 10 g por individuo.
Por ejemplo:
- Alimentos como el pan, quesos, embutidos, anchoas, platos precocinados, cubitos de caldo, pueden llegar a tener entre 4 y 10 g/ kg de sodio.
- Alimentos como los huevos, leche, lentejas o pasta tienen de 1 a 1,5 g/kg.
- Y las verduras, frutas y arroz tienen menos de 1g/kg.
Como veréis, es muy fácil llegar a los 6g diarios e, incluso, pasarse con una alimentación que consideramos saludable. Mi recomendación es que controléis la sal que está a vuestro alcance y, si podéis, sustituirla por limón, hierbas aromáticas, ajo o especias.
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