Cuando pensamos en alergias, tal vez las primeras que nos vienen a la cabeza son las alimenticias, las ambientales y la relacionada con los ácaros del polvo. Pero hay otro grupo entre las que se encuentran las cutáneas, por ejemplo la alergia a los metales. Un ejemplo sencillo: seguro que conoces a alguien que tiene alergia a determinadas piezas de bisutería. La alergia al níquel, que causa una dermatitis por el contacto de la piel con este material, es una de las más comunes, más habitual de lo que pensamos.
“La dermatitis alérgica de contacto es una reacción inflamatoria de la piel que se presenta en personas sensibilizadas a una sustancia determinada (alérgeno) tras el contacto directo de la piel con dicho agente. El caso del níquel afecta al 15% de la población general”, destaca la doctora Pilar Iriarte, miembro del comité de Alergia Cutánea de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). “Es más frecuente en mujeres que en hombres por el uso precoz de pendientes y bisutería”, añade. Sin embargo, en los últimos años está aumentando el número de hombres alérgicos a este metal debido a que hay bastantes que comienzan a llevar adornos como pulseras, pendientes y piercings.
No sólo en la bisutería
Además, el problema no se limita a estos complementos, como pendientes o pulseras. El níquel es uno de los metales más habituales de nuestro entorno y está presente en multitud de objetos de uso cotidiano como utensilios de cocina, tijeras, llaves, herramientas, monedas, botones, cremalleras, hebillas de cinturón, cierres, anillos, pendientes, pulseras, etcétera, pero también está presente en material médico como aparatos de ortodoncia, prótesis ortopédicas e implantes coronarios. De manera más puntual se puede encontrar en elementos no metálicos como teléfonos móviles, pinturas, fertilizantes, pilas alcalinas y detergentes.
“La alergia al níquel no se cura, por lo tanto una vez diagnosticada se debe evitar la bisutería y objetos metálicos que contengan níquel. Como alternativa se pueden usar objetos que contengan acero inoxidable, platino, titanio, oro de 18 quilates o plata de ley”, comenta la alergóloga.
Es conveniente aislar los materiales metálicos de uso habitual con tiras de cinta aislante o con tela. “Está muy extendida la costumbre de proteger los objetos con laca de uñas, algo que desaconsejamos porque puede desarrollarse una alergia al propio esmalte”, advierte la doctora Iriarte.
Cómo se manifiesta
La dermatitis aparece en el lugar de contacto y puede extenderse a zonas próximas. Como manifestación de la inflamación cutánea, la piel aparece enrojecida e hinchada, con vesículas con un contenido líquido. Posteriormente, las vesículas se pueden romper y fluye un líquido que al secarse forma costras. Estas lesiones se acompañan de picor que puede asociarse a sensaciones de calor y escozor.
Con frecuencia esta alergia afecta a las manos por el contacto habitual con objetos que lo contienen, lóbulos de orejas por pendientes, muñecas por hebillas del reloj, alrededor del ombligo por el botón metálico del pantalón. También es más común en verano, ya que el níquel penetra más fácilmente en el cuerpo debido al sudor y la humedad. Incluso pueden aparecer lesiones a distancia, es decir en zonas que no están en contacto directo, debido al transporte del alérgeno con los dedos o por su penetración en la circulación sanguínea.
¿Influye la genética?
Tal y como comenta la doctora Iriarte “estudios recientes apoyan una predisposición genética en el desarrollo de la dermatitis por contacto al níquel. La filagrina es una proteína esencial de la capa córnea de la piel. Si esta proteína está disminuida o si falta debido a un defecto genético, la función de barrera natural de la piel se afecta y favorece la sensibilización al níquel”.
Prueba de diagnóstico
Para confirmar el diagnóstico de la alergia al níquel se utiliza una prueba conocida como “prueba del parche”. Así en los casos en que sospechamos una dermatitis alérgica de contacto se realizan pruebas epicutáneas o pruebas del parche, con las sustancias que con mayor frecuencia producen alergia. Los parches se colocan en la espada del paciente bajo oclusión durante 48 horas. Al cabo de estas 48 horas se retiran, y se comprobará si hay alguna reacción, tras lo cual se dejará la piel sin cubrir y se revisará de nuevo a las 24/48 horas. En caso de alergia se reproduce un eccema tras la aplicación de la sustancia sospechosa sobre la piel del paciente.
¿Cómo se trata?
“Para tratar la inflamación se emplean los corticoides tópicos durante 7-10 días aplicando una pequeña cantidad y dando un pequeño masaje que favorezca su penetración en la piel. El tratamiento requiere control médico ya que su uso prolongado puede producir alteraciones cutáneas como atrofia de la piel. Para controlar el picor se emplean los antihistamínicos orales, y en casos de dermatitis severa pueden estar indicados también los corticoides orales”, apunta la doctora. En determinadas circunstancias una alergia al níquel puede estar asociada con complicaciones en el tiempo. Es el caso, por ejemplo, de pacientes alérgicos al níquel a quienes se les ha colocado una prótesis, implante o un aparato de ortodoncia que contiene níquel. La presencia de níquel puede da lugar a manifestaciones clínicas que obligan a retirar el material y sustituirlo por un metal alternativo.