‘Pero, ¿qué para qué sirve exactamente el tiroides?’. Es una pregunta que quien más quien menos se ha hecho alguna vez. Hemos oído hablar de problemas de salud relacionados con esta glándula, pero no tenemos muy clara su función ni los desórdenes que causa cuando no funciona como debería. Si nos acercamos a las patologías tiroideas, lo primero que podemos afirmar es que afectan, en un elevado porcentaje de los casos, a la mujer. Se estima que el 2-3% de la población padece hipotiroidismo. La mayor parte de los casos son subclínicos, es decir, leves y con sintomatología inespecífica. “Es 8 a 10 veces más frecuente en la mujer, con una media de edad de 60 años, aunque puede aparecer en cualquier sexo y edad”, nos explicaba el endocrinólogo Martín López de la Torre durante un acto organizado por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
El primer paso, conocer el problema
El hipotiroidismo es una producción deficiente de hormonas tiroideas y es la enfermedad más frecuente del tiroides, que padecen casi 700.000 personas en España (en torno al 2% de la población). ¿Cómo se manifiesta? Cansancio crónico, debilidad, piel seca, intolerancia al frío, caída de pelo, dificultad de concentración, mala memoria, estreñimiento y aumento discreto del peso corporal, son algunos de los síntomas que se presentan en las personas que lo padecen cuando es severo. Eso sí, si es poco intenso puede incluso pasar desapercibido, descubriéndose tan sólo al realizarse un análisis de sangre. Estos casos que no se manifiestan también pueden causar problemas, por ejemplo en mujeres que están buscando quedarse embarazadas. Según el doctor López de la Torre, “cobra especial importancia en la mujer en edad fértil, sea porque el hipotiroidismo no tratado se relaciona con problemas de fertilidad, sea porque durante la gestación puede producir problemas maternos y de desarrollo fetal, sea porque en el periodo postparto el 5-10% de las mujeres sufre una inflamación transitoria del tiroides denominada tiroiditis postparto”.
Las enfermedades autoinmunes, más frecuentes en la mujer
La causa más frecuente del hipotiroidismo es la llamada tiroiditis de Hashimoto que afecta casi a cuatro de cada 1.000 mujeres cada año y a casi 1 de cada 1.000 varones cada año. “Se trata de una enfermedad autoinmune, es decir de una reacción del organismo frente a un tejido propio, en este caso el tiroides”, explica. “Esta reacción acaba por inflamarlo y destruirlo”. En este sentido, el doctor López de la Torre explica que “las enfermedades autoinmunes en general aparecen más frecuentemente en la mujer, aunque no se sabe bien por qué. Se han detectado diferencias en el sistema inmune entre mujeres y varones, que no sólo se explican por la presencia o ausencia de determinadas hormonas, como los estrógenos. Parece haber implicados, además, factores genéticos y ambientales”.
El tratamiento, clave de la mejora
Una vez diagnosticado el problema, se puede tratar, pero, eso sí, la paciente ha de tener en cuenta que ha de ser responsable y constante a la hora de tomar la medicación si quiere ver cómo mejora su calidad de vida. De hecho, los expertos insisten en que la mejoría de una paciente con hipotiroidismo grave es tan evidente y su calidad de vida mejora tanto que debería motivarle a seguir adecuadamente su tratamiento a partir de su diagnóstico. En este sentido, aquellas pacientes con grados más leves de la enfermedad están menos motivadas, aunque los médicos sí que se encuentran con falta de adherencia al tratamiento de forma frecuente, debido en parte al caracter crónico de esta patología y a que la sintomatología derivada de ella muchas veces es inespecífica, aunque no por ello deja de alterarle la calidad de vida.
Así, un inadecuado tratamiento conduce a periodos de hipotiroidismo subclínico que pueden justificar alteraciones emocionales (grados variables de ansiedad, depresión, problemas cognitivos y de memoria), astenia, problemas de pelo y piel, o elevaciones del colesterol en sangre, que pueden ser importantes en periodos productivos de la vida, y que pasan desapercibidos en edades más avanzadas. En palabras del doctor López de la Torre, “aunque no siempre esta sintomatología se debe a un hipotiroidismo, la mejor manera de evitar la implicación del mismo es asegurarse un riguroso cumplimiento del tratamiento. Más motivadas, sin embargo, se encuentran las pacientes gestantes, que rara vez dejan de cumplir su tratamiento por la alta sensibilidad de las mismas a las circunstancias que están viviendo”.
Las funciones de la glándula tiroides
El tiroides es una glándula endocrina, es decir, una agrupación de células que segrega sustancias, que son las hormonas, que vierte a la sangre. Está formado por dos lóbulos a ambos lados de la tráquea unidos en la zona central por un istmo, lo que provoca que tenga esa conocida forma de mariposa. Su función es fundamental, ya que se encarga de regular la producción de proteínas, así como la sensibilidad del organismo a otras hormonas. No obstante, este experto hace hincapié en la falta de conocimiento por parte de la población general respecto a los trastornos que pueden darse en relación a esta glándula. De hecho, se ha observado que aquellos pacientes que no son tratados debidamente presentan un mayor riesgo de enfermedades del corazón, que podrían estar relacionadas con aumento del colesterol asociado a esta situación.
Hipotiroidismo e hipertiroidismo, ¿qué los diferencia?
Son varios los trastornos relacionados con el tiroides, sin embargo el hipotiroidismo es el más frecuente. En la actualidad, el diagnóstico del hipotiroidismo es muy sencillo, aunque se estima que cerca del 50% de los casos se diagnostica por casualidad, debido a la ausencia de signos en las fases tempranas. La detección se lleva a cabo a través de la determinación de la tirotropina (TSH), que es una hormona que se eleva de manera muy sensible cuando la tiroides reduce su función.
Otro de estos trastornos es el hipertiroidismo, un trastorno menos frecuente, causado por una producción mayor de hormonas tiroideas de las necesarias. Sus síntomas son los contrarios a los que se producen por el hipotiroidismo, dándose una cierta aceleración del ritmo normal del organismo: taquicardia que pude manifestarse con palpitaciones, insomnio, aumento de la sudoración, pequeño temblor, fatiga muscular, pérdida de peso, molestias en los ojos, incluso fiebre, en algunos casos.