¿Quién no se ha hecho una herida en algún momento de su vida? Son la consecuencia de accidentes -más o menos graves- que pueden llegar a dejar su huella en nuestra piel, sobre todo si no se tratan de forma correcta. Y es que tal vez no lo sabías, pero, ya sea por desconocimiento o falta de medios, al menos una de cada cinco heridas no recibe el tratamiento adecuado, especialmente en casos de apariencia leve producidas en el entorno doméstico, según las conclusiones del Congreso Nacional de Heridas y Cicatrización, que se ha celebrado recientemente.
Uno de los objetivos de esta cita ha sido ayudar a desterrar las falsas creencias más comunes en torno a la cura de cortes, contusiones, quemaduras o úlceras y, de esta manera, impedir que, a la larga, un cuidado inadecuado pueda dar lugar no sólo a cicatrices que podían haberse evitado, sino incluso a determinadas disfunciones anatómicas (pérdida de movilidad, etc.).
Heridas diferentes según la edad
Hay diferentes tipos de lesiones que aparecen por las circunstancias propias de cada grupo de población. Así, los niños son muy propensos a sufrir golpes por sus juegos o accidentes domésticos, mientras que enfermos y ancianos que se ven obligados a permanecer mucho tiempo en cama son muy proclives, por ejemplo, a padecer heridas crónicas por la presión de su cuerpo sobre una misma superficie durante largos periodos.
Por este motivo, es recomendable que quienes convivan con personas pertenecientes a grupos de riesgo estén familiarizados con el tratamiento básico de las heridas y, sobre todo, que no caigan en los falsos mitos que puedan complicar el proceso de curación, como pueden ser los siguientes:
"Es un rasguño sin importancia"
Falso. Todas las heridas precisan de atención de la posible hemorragia, el dolor y un tratamiento local que favorezca la cicatrización, de tal forma que incluso las de menor gravedad deben ser consideradas, aunque sea a menor escala.
Así, la herida puede requerir cierre con sutura o curas locales. Este último procedimiento es más largo en el tiempo y habitualmente produce un peor resultado funcional y estético, por lo que generalmente sólo se realiza cuando no es posible el cierre mediante sutura.
"Las heridas no se lavan"
Otro de los errores más comunes cuando se produce una herida es pensar que no hace falta lavarla; nada más lejos de la realidad, según apuntan los expertos. El principal componente del cuerpo humano es el agua, y es por ello que la humedad en su justa medida ayuda a la cicatrización, además de impedir que se produzca una posible infección.
"Es bueno lavar las heridas con jabón de sosa"
El jabón casero es un estupendo producto para la vajilla pero un mal producto para la herida, ya que no solo altera el medio necesario para la cicatrización, sino que altera la flora habitual de la piel, muy necesaria para mantener el medio ácido de la piel que nos protege de las infecciones.
“Es bueno que se forme costra”
La costra no es más que el depósito de sangre y productos de la degradación de los tejidos, que se seca y se adhiere al lecho de la propia herida, formando un ambiente seco que retrasa la cicatrización. Por ello, aunque nos sorprenda, los expertos reunidos en el congreso han recalcado que es importante lavar frecuentemente la herida, evitando que se forme la costra.
"Las heridas se curan sólo una vez en semana"
El espaciamiento de las curas depende del tipo de herida, desde la menor atención que precisan las que han recibido puntos hasta las curas diarias que pueden requerir las de tipo crónico. Es cierto que existen casos especiales, como el de los injertos de piel, en los que la primera cura puede esperar entre cinco y seis días, pero aún así requiere siempre medios para mantener la humedad de la herida a un nivel aceptable. En este sentido, es importante recordar que un vendaje puede provocar que la herida se seque si no va acompañada de un apósito que la regule.
"Las heridas deben dejarse al aire"
Para cicatrizar correctamente una herida debe mantenerse inmovilizada durante dos o tres días, y para ello necesita estar cubierta por un vendaje adecuado. Estos apósitos cumplen además una segunda función, la de proteger la herida frente agresiones externas que pudieran provocar infecciones o afectar a la cicatrización.
"El sol es bueno para la herida"
Se trata de otro de los mitos más extendidos. En términos generales, la radiación solar es un factor negativo para la herida tanto cuando acaba de producirse -ya que favorece la inflamación- como durante el proceso de cicatrización, lo que puede afectar muy negativamente a su apariencia estética. De hecho, uno de los tratamientos recomendados para la fase de cicatrización es el uso de protección solar, que debe extenderse generosamente por toda la piel expuesta al sol, y no solo por la cicatriz de la herida.
"Ponte un poco de esto y se cura sólo"
La gente recurre muy a menudo a remedios caseros para tratar las heridas, especialmente en caso de quemadura, sin saber que en muchos casos estos 'trucos' son poco eficaces o incluso pueden ser peligrosos. Por norma general, cuando se produzca una quemadura lo mejor es lavar con agua fría la zona, a ser posible mediante una toalla o compresa, y sobre todo evitar aplicar otro productos que puedan provocar dolor, producir alergias o incluso profundizar la quemadura.