Cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, para concienciarnos entre otras cosas de cómo remediar los efectos de la emergencia climática. Por eso en esta jornada tan especial dedicamos un reportaje a la selección de las plantas del jardín en este contexto. Y es que el cambio climático trae consecuencias y el diseño del jardín no queda exento de estas, pues hay que convertirlos en mucho más resilientes. Junto a Marta Puig de la Bellacasa, directora de proyectos en MPB Estudio Paisajismo (www.martapuig.es), te vamos a explicar qué características deben tener las plantas para que se adapten al cambio climático, cómo amoldarlas para que no sufran durante las temporadas de sequía y de qué modo debes preparar el sustrato antes de las plantaciones.
La experta comienza relatando que en España siempre se ha dicho ha existido muy poca cultura del jardín, el cambio que requiere adaptarse a estas nuevas condiciones es enorme. “De estos momentos a veces surgen las mejores soluciones”. ¡Arrancamos con todos los tips!
Leer más: Ficha estos trucos para un diseño del jardín perfecto
Amenazas del cambio climático
Marta explica que hace poco tiempo escuchó que ‘la sequía es más antigua que la Humanidad’, lo que la hizo pensar en que la naturaleza, como siempre, acabará encontrando su camino, en esta emergencia climática también. Pero, la realidad es que los jardines son un artificio que hemos creado nosotros moldeando la naturaleza para nuestro beneficio, en ellos nosotros somos sus protagonistas.
Así pues, afirma: “yo no hablaría tanto de consecuencias negativas del cambio climático como un nuevo desafío para la jardinería, nuestros jardines y para la habitabilidad de las ciudades. Qué suponen estos retos: gestión del agua, del suelo y del manejo de las plantaciones (que no es mantenimiento, se trata de predicción y control), selección de especies, aumento de biodiversidad (incluyendo la fauna), y siempre como objetivo buscar trabajar en la misma dirección que la naturaleza y no en su contra, pues esto supone un enorme coste y una menor vida útil de las plantas en los jardines domésticos (y también los urbanos)”.
Leer más: Te descubrimos cómo crear un jardín sostenible y adaptado a su entorno
Verde, el paraíso deseado
Con las ciudades tan densamente edificadas, contar con un oasis a modo de jardín es muy beneficioso para nuestra salud y bienestar y porque las plantas reducen el calor mejorando la sensación térmica. No dudes que es una buena idea crear en tu casa sombras vegetales. Además, “el proceso natural de evapotranspiración de las plantas permite aumentar la humedad relativa en el ambiente, aumentando la sensación de frescor”, revela la paisajista.
Marta aconseja emplear Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN), reduciendo en la medida de lo posible las superficies de pavimentos impermeables (hormigón, baldosas, ladrillo, etc. que absorben calor y, lo sueltan después aumentando la temperatura en los centros urbanos), y apostando por los pavimentos permeables, como pueden ser terrizos o semipermeables como adoquines con juntas libres, que permiten tener suelos más ‘frescos’ mejorando además la gestión del agua.
Leer más: ¿Quieres llenar tu jardín de aromas intensos y sugerentes? Estas son las plantas que debes cultivar
Plantas más sanas, plantas más resistentes
“Las Soluciones Basadas en la Naturaleza tienen un gran abanico de propuestas que pasan también por realizar una cuidada selección de especies adaptadas y diversas, pero que técnicamente también deben estar bien ejecutadas para permitir que esas especies (por ejemplo árboles) se desarrollen en toda su plenitud (grandes volúmenes de tierra adecuados para sus necesidades), pues estando más sanas mejor será su resistencia ante los cambios y al mismo tiempo, necesitarán un menor y menos intrusivo manejo”, detalla Marta.
En definitiva, las SBN buscan ‘naturalizar la jardinería’ para mejorar su manejo y reduciendo así el gasto energético y de recursos naturales, y nunca perdiendo de vista uno de sus grandes objetivos, que es el bienestar y la salud de las personas en su entorno. En la imagen, un proyecto de Landscapers en la localidad malagueña de Benalmádena, con carácter naturalizado.
Leer más: ¿Sabes qué es un jardín secreto? Ese lugar privado al aire libre del que no querrás irte
Aumentar la resiliencia de nuestras plantas es posible
Unas plantas sanas son más resistentes, como acabamos de comentar. Por otro lado, también hay que señalar la gestión del agua, un punto que está íntimamente relacionado con la gestión o preparación del suelo y su cobertura posterior. Así, un suelo ‘esponjoso’ (descompactado) permite que las raíces se desarrollen e interactúen con la vida existente en dicho sustrato.
Unas raíces sanas, son la base esencial para tener una planta sana. En orden de prioridad: oxígeno, agua y nutrientes (como los humanos y todos los seres vivos). “En casos donde el coste de descompactar sea inviable, hay que construir un suelo técnico que permita que las raíces de las plantas respiren. Esto solo significa asegurar un buen drenaje y limitar la compactación: una solución es elevar los parterres por encima de la capa compactada con muy buen drenaje debajo (gravas), el posterior llamado sustrato técnico (consistente en según lo que queramos conseguir diferentes proporciones de sustrato, arenas, y materia orgánica). Esto ayuda a que podamos tener más diversidad de especies en el jardín”, revela la paisajista.
La propuesta muestra un jardín de estilo naturalizado (también denominado new perennial), diseño de Fernando Nájera.
Leer más: Cómo lograr sustanciales ahorros en el agua de riego del jardín
Con la tierra con buen drenaje, ¿cuáles son los siguientes pasos?
Si aseguramos un buen suelo, con un perfil permeable, que drene bien los primeros 30 cm, lo siguiente sería:
-
Seleccionar las especies de acuerdo con su ubicación, orientación, clima, suelo y previsión de crecimiento (mira a tu alrededor para encontrar ideas). Y plantar plantas pequeñas con parte aérea y radicular equilibrada. Si hay mucha hoja y poca raíz desarrollada, tardará más tiempo en enraizar y amoldarse a sus nuevas condiciones, y empezar a crecer.
-
Plantar pasado el calor del verano. Otoño o temporada de comienzo de lluvias. Lo ideal es que el terreno esté en el llamado tempero, pero los tiempos de las obras y los trabajos previos muchas veces no permiten coordinarse con este momento óptimo. Pero, en cualquier caso, hay que pensar que cuanto más tiempo esté la planta en el suelo durante el otoño, invierno y primavera, mejor preparadas están sus raíces para aguantar el calor del verano.
En la propuesta, el jardín en una vivienda italiana con un banco construido con Himacs (piedra acrílica).
Leer más: 10 claves para entender el papel de la arquitectura en el diseño paisajístico de un jardín
-
Acolchar, acolchar y acolchar. En mi opinión la corteza de pino es un foco de hongos cuando se unen humedad y calor. No se puede soplar porque se levanta si es necesario limpiar para retirar hojas o restos de poda, es sucia y en general estéticamente poco elegante (pero es mi opinión). Así que recomiendo encarecidamente invertir en gravas. El acolchado cubre la tierra, al ser mineral no se calienta, es inerte y no salen hongos, 8 cm suele ser suficiente, preferible 10 cm, para que no pase la luz y por lo tanto el banco de semillas no germine, evitando la salida de malas hierbas. Solo hay que quitar las que caigan encima, y a veces, con más razón si el espesor es de 10 cm, no llegan a enraizar en tierra y mueren. Reduce la erosión del suelo, mantiene la temperatura del suelo, estando siempre las raíces frescas, reduce la evapotranspiración del terreno conservando la humedad, mejora la dinámica de la vida existente en la tierra, en caso de lluvias torrenciales tienes 10 cm donde el agua puede caer y filtrar libre y despacio al suelo. Permite que el perfil de tierra actúe como almacén de agua de lluvia. Una buena tierra, esponjosa y drenante, es seguramente el depósito de agua más barato que existe para ser reutilizado en el jardín. Es cierto que el acolchado de grava puede no ser barato (hay que buscar en canteras cercanas), pero dentro de un jardín hay que priorizar según las necesidades y el mantenimiento que se le vaya a dedicar, es un balance de los recursos que estamos dispuestos a invertir. El objetivo siempre es cubrir el suelo lo más rápido y densamente posible, las gravas lo hacen desde el primer día.
Leer más: Estos son los mejores materiales para acolchar el suelo del jardín y del huerto
¿Qué hay del riego?
Ya hemos seleccionado las especies óptimas según el clima y la insolación, pero ¿cómo regar? Marta es de la opinión de que, "si se han cumplido con las indicaciones ofrecidas en los puntos anteriores, al poco del establecimiento de la planta, y una vez haya enraizado, lo ideal es regar mucho, pero dejando días y hasta semanas entre riegos, a algunos les comento que es el Iron Man de las plantas: Iron Plant". Al principio riegas la misma cantidad, pero acumulada cada 7 días, y lo vamos incrementando, la cantidad casi diaria que riegas en 15 días, se la das en una vez tras esos 15 días, y vuelves a esperar. El estrés hídrico, cuando las plantas se ven algo decaídas o tristonas, es ideal para fomentar el crecimiento de las raíces en profundidad. Esto hace que busquen el agua acumulada en las capas más bajas. De ahí que sea importante regar cuantiosamente para que la humedad esté donde la expansión de las raíces debe suceder. La resiliencia les permitirá pasar por etapas de calor muy intenso, tal vez no en su mejor estado, pero la planta no morirá, porque su sistema radicular es fuerte y se mantiene vivo. No pueden vivir sin agua, pero si sobrevivir y reverdecer en cuanto puedas volver a regar. Obviamente hay especies con mayor capacidad que otras, pero todas tienen que entrenarse en la falta de agua para sobrevivir los tiempos de sequía.
Leer más: Así puedes lograr un jardín más 'tech', según los paisajistas
Una advertencia vital
Pero ¡Ojo! Esto solo vale si las has entrenado recién plantadas, como estos en un jardín para tres viviendas adosadas en la localidad almeriense de Vera, en un diseño que firma tresunouno (encargados también de la arquitectura aparte del paisajismo). En ningún caso se puede hacer de un día para otro en un jardín que está acostumbrado a regarse cada 3-4 días y en plantas cuyo sistema radicular se mantiene superficial. Sería la muerte del jardín. Pero, sin duda, para el establecimiento de un jardín ‘en suelo’ es lo ideal. Tampoco se puede hacer en macetas o jardineras.
Lo mejor para saber si se tiene que regar, es hacer catas de 20/25 cm en diversos puntos del jardín. Si el terreno sigue fresco, aguanta sin regar. Si hay alguna planta especialmente triste, aunque a su alrededor esté fresco, puede ser que tenga más densidad vegetal, o que no sea la planta ideal para ese lugar (pero no la hagas sufrir y riégala, se trata de ir testando la capacidad de resiliencia).
Obviamente, esto no funciona con árboles recién plantados, estos necesitan más agua a la semana para su establecimiento y según su tamaño.
Leer más: ¡Alerta sequía! Estas plantas de exterior tienen poca sed
La planificación óptima
El cambio climático nos trae temporadas de sequía más regulares y persistentes, de modo que como ya ha comentado Marta, hay que entrenar para resistir la falta de agua. En un suelo bien preparado el consumo será muy bajo y la capacidad de sobrevivir de las plantas, alta. “Esto en cambio, es impensable en una maceta o jardinera, o en una cubierta verde o un jardín vertical, dado que el sustrato no puede almacenar agua y las raíces expandirse sin secarse. La tierra se calienta, se contrae y las raíces se secan si no se riega de manera continuada”, advierte la paisajista.
A su vez Marta explica que siempre hay excepciones, por supuesto. Hay especies que aguantan con muy poca agua, las llamadas C4 y CAM (aquellas que tienen una mayor eficiencia del uso del agua o limitan la evapotranspiración cerrando estomas), aunque la realidad es que hay muchas menos especies donde elegir: ejemplos de planta CAM el aloe vera. Pero, en cualquier caso, sí podemos decir que todo volumen de tierra contenido en maceta o jardinera tendrá este problema a la larga, y siempre debe regarse de manera más continuada, siendo estas plantas casi incapaces de sobrevivir sin riegos permanentes.
Leer más: Las plantas de exterior en maceta requieren una dosis extra de mimos en verano
Zonas con fuerte sequía, qué plantas elegir
“Creo que una manera lógica de seleccionar es siempre buscando inspiración en climas parecidos (insolación y pluviometría). Ver qué plantas existen alrededor, e investigar cuáles son las comunidades de plantas que conviven con ellas a lo largo del año es el primer paso, además te da una idea del terreno que tienes (ácido, calcáreo, arcilloso, etc.)”, explica la experta.
Ejemplos hay muchos: no se puede esperar crear un bosque de hayas en una dehesa de encinas; pero en un jardín fresco con orientación norte sí se pueden poner plantas que viven en un sotobosque en Centro Europa. De hecho, hay plantas que necesitan frío para florecer, si no cumples las horas de frío no tendrás ni flor, ni fruto. Pero eso no quita que hay lugares donde se crea un microclima que sí eres capaz de ver y entender, podrás ampliar tu paleta de plantas.
Leer más: Qué plantas elegir en función de la orientación del jardín
Plantas perfectas en lugares con fuertes épocas de sequía (y cuáles descartar)
A efectos prácticos, en general, las plantas con hojas muy grandes sufren en climas de fuerte sequía, y prefieren una buena sombra, sino durante todo el día, jamás deberían recibir nunca el sol a partir de mediodía. Este sol y el de tarde es el que abrasa, pues ya no hay prácticamente humedad en el aire y el sol está en su momento álgido.
Las plantas con hojas pequeñas o compactas, lustrosas o cerosas, o sin hojas, tienen mucha más resistencia a la desecación. Ejemplo de ello, entre muchos otros, son las lavandas, las salvias, los romeros, las santolinas, y las especies de la familia de las suculentas. En la imagen, concretamente vemos en profusión geranios en flor.
‘Refrescar’ las plantas
En opinión de Marta, “el acolchado debería ser una práctica mucho más habitual. Sin malla antihierbas siempre, este es un elemento que no debería existir en el medio natural. Pero, el acolchado para funcionar realmente debe tener un espesor mínimo. Yo propongo siempre que puedo, acolchados de gravas en vez de corteza de pino”.
Si te preocupa el coste energético y la contaminación procura que provengan de una cantera cercana para reducir la huella de carbono del transporte. Empleando un acolchado de tamaño medio, en pocos años no se verá.
Leer más: 9 plantas que resisten la sequía y darán alegría a tu jardín
En terrenos donde son frecuentes las inundaciones
Si existen inundaciones frecuentes en una época del año, ¿qué alternativas son mejores? La paisajista relata que esta pregunta nos devuelve a la gestión del suelo y su preparación antes de plantar. Y también a las necesidades del acolchado para evitar erosión y escorrentías hasta que exista un manto vegetal que cubra el terreno de manera continua. El suelo es el mayor depósito de agua que tenemos en un jardín y en cualquier emplazamiento urbano, pero siempre y cuando tenga un perfil descompactado y drene porque debe mantener el oxígeno también para que la tierra esté viva.
Por eso, “el problema no es tanto la tierra en la mayor parte de los casos, si no la compactación y la falta de manto vegetal existente que permite que las raíces canalicen el agua a su interior”, afirma.
Leer más: El diseño de un jardín sostenible empieza por comprender los microclimas
Cómo mejorar, conservar y restaurar la biodiversidad
Marta explica que las plantas son naturaleza y la naturaleza es biodiversidad. Las plantas sustentan la biodiversidad del reino animal, así que son necesarias para nuestra supervivencia y la del resto de seres vivos.
Si reflexionamos acerca de ello nos daremos cuenta de que realmente ocupamos un trozo de tierra que pertenece a la naturaleza, luego en los proyectos que hacemos debemos pensar en recrear un ecosistema que permita, en ese enclave, que la naturaleza se desarrolle y evolucione en equilibrio con nuestras necesidades.
“En vibio.land, por ejemplo, un proyecto de paisajismo que firmo, buscamos aumentar exponencialmente la biodiversidad mediante el aumento de especies vegetales adaptadas a su entorno y contexto, para que sirvan de refugio y alimento a la fauna que volverá a ese espacio para encontrar cobijo desde otros entornos y, tal vez, a kilómetros de distancia, a través del arroyo existente, funcionando éste como corredor ecológico”.
Este es el render del proyecto en el que las plantas son el hilo conductor entre el espacio que habitan los propietarios de estas viviendas y la naturaleza que los rodea. No se busca, una jardinería tradicional, todo lo contrario: aquí se cohabita con la naturaleza. La gran mayoría de las especies son autóctonas, en especial los árboles y arbustos. Las que no son autóctonas, son plantas locales o adaptadas al medio, sin potencial invasor. Se ha estudiado el entorno y se ha tomado como referencia el asesoramiento de la Fundación Internacional para la Restauración de Ecosistemas (FiRe). El proyecto va más allá del concepto de jardín. El objetivo es crear un ecosistema equilibrado entre la flora, la fauna y los seres vivos, a pequeña escala: 5 hectáreas.
Leer más: Naturaleza en exteriores para personas (y ciudades) más saludables
Sostenibilidad y estética cuidada pueden ir de la mano
Un jardín que cuida del medio ambiente y que pone en segundo plano la cuestión ornamental, ¿es menos bello? “Este debate está a la orden del día, pero realmente no entiendo por qué se piensa que son dos opuestos, y que se debe renunciar a uno para conseguir el otro. Para nada lo veo así. Para mí el jardín es algo que va mucho más allá de lo puramente estético y lo que realmente te permite es experimentar e interesarte por qué hay más allá, por la cercanía a la naturaleza, pero también por la sorpresa de lo que vas a encontrar, esa sensación de querer moverte a través de él o sentarte y que te envuelva para disfrutarlo es única en un jardín. Es ahí donde radica su belleza para mí. Eso es lo realmente emocionante de las cosas bellas, lo que te hacen vibrar”, relata Marta.
Hay que ser audaz. No obstante, el diseño de un jardín con una gran concienciación medioambiental no debe renunciar necesariamente a la belleza. De cuidada estética es el jardín sobre estas líneas, que firma Fernando Pozuelo Landscaping Collection, con área de estar y un pabellón con cocina de exterior y un comedor.
Leer más: Consejos útiles para proteger tus plantas de exterior del calor en verano
Actuar frente al cambio climático
En los últimos años los riesgos naturales son muy abundantes. No solo debemos adaptarnos a ello, también podemos mitigar el cambio climático. “Mitigar implica moderar, suavizar o disminuir los efectos del cambio climático, y esto puede conseguirse por ejemplo plantando más árboles de sombra y de gran densidad de hojas para reducir la temperatura de las ciudades, o reducir nuestro consumo de recursos naturales”, afirma la paisajista.
Por otra parte, también toca adaptarnos, modificando ciertas conductas y asumiendo cambios, como reducir las praderas de césped para disminuir el consumo de agua buscando alternativas. “Hoy en día hacer proyectos con más de un 15-20% de su superficie de pradera de césped no tiene sentido por el consumo que luego supone en verano mantenerlas verdes. Otro ejemplo, es asumir que no todas las plantas se pueden poner en cualquier lugar, y que por lo tanto es muy importante seleccionarlas para las condiciones donde se van a plantar”, prosigue Marta, quien firma el proyecto que vemos en la imagen superior en el que se plantan yuccas, ágaves, bulbines, limonium entre otras plantas de aloe y kalanchoes. La sombra la da un pimentero falso y una mimosa, un árbol de hermosas flores amarillas.
Leer más: Así contribuyen las plantas a mitigar el calor dentro y fuera de casa