Hay que apostar por la iluminación biodinámica
La iluminación biodinámica es aquella que emula a la luz solar, la luz más perfecta a la que podemos exponernos. “No solo va cambiando de color e intensidad (a veces también de orientación) a lo largo del día, sino que, además, la calidad de sus parámetros tiene que ser excelente, para reproducir en la medida de lo técnicamente posible los estímulos neurofisiológicos de la luz del sol, con el fin de obtener de manera controlada sus efectos beneficiosos en los interiores”, relata Rita.
Y prosigue: “con la iluminación biodinámica contribuimos en gran medida al bienestar de las personas, ya que nos ayuda a sincronizar adecuadamente nuestros ritmos biológicos. Así mejoramos nuestra concentración y sueño y reducimos el estrés”.
La familia de lámparas ‘Symbioosa’, ideada por estudio LLEV para la firma Lasvit, permite regular tanto la intensidad de la fuente luminosa como el color, de blanco a un amarillo más cálido. Y, por si fuera poco, también se ofrece la posibilidad de memorizar configuraciones de luz de intensidad y color variables para adaptarse a las distintas horas del día: mañana, tarde o noche.
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La situación del parque de viviendas español actual
Preguntada acerca de si considera que la arquitectura tiene en cuenta los preceptos de la neuroarquitectura en cuanto a la iluminación, Rita es tajante: “en la gran mayoría de los casos no se han tenido en cuenta estos principios, ni siquiera en las viviendas de lujo. El principal motivo es el desconocimiento por parte de los técnicos de la importancia del tema que estamos tratando”.
De este modo, en Galöw realiza una gran labor pedagógica porque la mayor parte de las personas, y muchas veces también de sus clientes, no saben hasta qué punto la experiencia de sus espacios puede ser diferente gracias a la iluminación que sigue las instrucciones de la neuroarquitectura. Y a modo de conclusión cuenta: “una vivienda bien iluminada tiene un impacto real en nuestro bienestar y en nuestra felicidad”.
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Luces, sombras y color
Otro aspecto para destacar es que, un proyecto lumínico que genera sombras fuertes y bien definidas crea atmósferas dramáticas. “Para disfrutar de ambientes relajados, donde sentirnos cómodos y tranquilos, lo ideal es una luz suave que genere sombras poco profundas”.
Por otra parte, color y luz son elementos simbióticos. Sin luz, no existe el color. Por eso, cuando hablamos de luz, tenemos que hablar necesariamente de color, y también a la inversa. Hay que tener en cuenta a la hora de diseñar la iluminación de nuestra vivienda, los colores de paredes, elementos, textiles y mobiliario, porque proyectan o absorben más luz, y eso, lógicamente, condiciona el resultado final.
En el baño de su casa el interiorista Sigfrido Serra se atreve con el muy de tendencia color negro. En azul eléctrico la icónica lámpara de pie ‘AJ’, diseñada por Arne Jacobsen en 1957 y que edita Louis Poulsen.
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Luz regulable, todavía con muchos aspectos mejorables
Rita considera que los fabricantes de lámparas se han volcado tradicionalmente en la estética, y ahora además en la sostenibilidad y en la regulación de la intensidad de la luz. No obstante, “son muchas menos las que regulan la temperatura de color y, entre ellas, son pocas las marcas que fabrican luminarias bien diseñadas para el cuidado de las personas. Es habitual que en las luminarias fallen tanto los aspectos visuales como en los no visuales de la luz”.
Una dificultad añadida es que, si mi luminaria no cuenta con este sistema, en general no podré incorporárselo, ya que, si la bombilla fuera extraíble y pudiéramos cambiarla por otra de tipo led regulable, necesitaríamos añadir a la luminaria un equipo digital específico compatible. Pero ahora, en la mayor parte de los casos, las lámparas (o bombillas) van integradas fijas en las luminarias, y si no son regulables de origen, no funcionarán adecuadamente.
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La variación de la iluminación, ligada al bienestar
En Galöw diseñan la iluminación combinando la luz estática con la luz dinámica, que siempre es más cara. “Hay espacios en los que la temperatura de color de la luz (cálida o fría) puede ser estable y en los que podemos conseguir la intensidad adecuada con diferentes encendidos. Pero hay otros, en los que interesa instalar iluminación biodinámica, por la variedad de usos que nuestros clientes quieren darle a ese espacio en particular. En esos casos instalamos luminarias que regulan intensidad y color mediante mandos o bien otras más sofisticadas que llevan incorporados equipos programados para producir de manera automática los cambios de intensidad y de color en la luz para que sea la mejor para la salud y el rendimiento”.
Hay que saber que la luz artificial tiene que reproducir también el ciclo de la natural: más fría para realizar tareas, más cálida conforme nos acercamos al momento de retirarnos a descansar. Es importante adecuar el tipo de luz artificial a cada espacio y momento del día.
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La luz es un factor imprescindible a la hora de diseñar cualquier espacio, lo entiende así la neuroarquitectura, disciplina que con datos y evidencias científicas analiza de forma objetiva y sistemática cómo los espacios construidos modifican nuestras emociones y nuestras capacidades.
Rita Gasalla, CEO de Galöw Arquitectura Saludable (www.galow.es), nos asesora acerca de qué es una buena luz. De forma resumida, es aquella que tiene en cuenta nuestras necesidades visuales, biológicas y emocionales.
Una buena iluminación natural y artificial es la que necesitamos en un momento determinado para llevar a cabo una actividad concreta o una necesidad personal. Y, además, es la luz que nos hace sentirnos bien, seguros, cómodos y felices, de tal manera que queremos quedarnos en ese lugar y no escapar de él.
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También hay casos en los que estudiamos la luz artificial para evitar, en la medida de lo posible, que se desencadenen determinados síntomas de enfermedades relacionadas con el cerebro. En esos casos, estudiamos profundamente los factores para que el espacio actúe como cuidador de la persona enferma. Para obtener todos los beneficios de la luz, y prevenir numerosas enfermedades, hay que garantizar los niveles y la calidad de luz adecuados en todos los planos y ambientes. Para ello hay que evitar grandes contrastes, el deslumbramiento, tener una buena reproducción cromática, y verificar que no produzcan parpadeo ni ruido audible.
“Si tenemos todo esto en cuenta, crearemos entornos sugerentes que además de cuidar nuestra salud provocarán las emociones deseadas, ya que la belleza también contribuye al cuidado de nuestro cerebro”, prosigue la experta.
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Luz que logra ambientes más agradables y cómodos
El objetivo a la hora de iluminar según la neuroarquitectura es conseguir espacios saludables, visualmente atractivos, cómodos, y funcionales, y eso requiere de la intervención de profesionales cualificados que sepan combinar la maximización de la luz natural con la luz artificial adecuada y eficiente.
Ya hemos hablado de la importancia de que entre el sol. Ninguna luz artificial es mejor que la luz solar, pero esta última tenemos que regularla para que no deslumbre con elementos de control solar por el exterior, y matizando asimismo la intensidad desde el interior.
“Siempre tenemos que complementar la luz natural con la artificial, y los neuroarquitectos la diseñamos con detalle, en cada estancia, según su función y las necesidades específicas de cada usuario”, afirma Rita.
Y nos pone unos ejemplos:
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Es diferente la iluminación en los espacios para el estudio de los niños, donde debemos promover la concentración y el rendimiento (el flexo, el aplique y el mobiliario del ambiente de la imagen proceden de Mobiprix), a la del salón, donde la luz es además un recurso maravilloso para crear atmósferas y decorar nuestro hogar.
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Favorecer el descanso
Otra recomendación consiste en evitar las pantallas como móviles, tabletas y ordenadores, al menos dos horas antes de acostarnos, porque alteran la síntesis de la melatonina que es la hormona del sueño.
Necesitamos dormir bien para que nuestro cuerpo se restaure por la noche; el cerebro tiene que descansar para procesar toda la información recibida durante el día, consolidar la memoria y reajustar emociones. Durante la noche, con la oscuridad, los músculos del cuerpo se relajan, los huesos y articulaciones descansan (en la columna, los discos intervertebrales se regeneran), baja la presión arterial y la temperatura, se fortalece el sistema inmunológico…en definitiva, el ciclo luz/oscuridad es vital.
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Actividades nocturnas y diurnas
Para dormir el oscurecimiento (y también el silencio) en el dormitorio debe ser completo, pues la contaminación lumínica del exterior altera nuestro sueño. “Nos pasamos un tercio de nuestra vida en el dormitorio, que es sin duda el espacio más importante para nuestro bienestar”, explica la neuroarquitecta.
La luz controla los ritmos circadianos y puede contribuir o entorpecer el funcionamiento del reloj biológico de nuestro organismo, por eso es tan importante que sea de calidad. “Para que sigamos los ritmos circadianos y mejoremos el sueño, la luz en el dormitorio tiene que ser cálida y debemos disponer de varios encendidos, uno de ellos con luz regulable e indirecta, para evitar desvelarnos si tuviéramos que levantarnos por la noche”, apunta la experta consultada.
Por otra parte, los espacios en los que pasamos más tiempo durante el día, como el despacho, el salón o la cocina, deben maximizar la entrada de luz solar, para favorecer las actividades que hacemos en ellos, como trabajar, comer o reunirnos en familia.
La sugerente lámpara de pie de este comedor es ‘Ettorino Big’, de Catellani & Smith, disponible en alegres coloridos o, si se prefiere en los clásicos acabados blanco y negro. La luminaria no solo ofrece una iluminación directa hacia abajo, con una intensidad regulable, sino que también dispone de una segunda fuente de luz que proyecta su halo en el techo en inesperados tonos magenta.
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La iluminación natural idónea según la neuroarquitectura
Toda la vida del planeta depende de la luz del sol, y las personas no somos una excepción. Por eso, la entrada de luz natural y del sol en las viviendas es clave para preservar nuestra salud física y mental.
Cuando se diseña según la neuroarquitectura, se tiene en cuenta el lugar, y la orientación y el soleamiento óptimos de cada espacio de la vivienda, que ayudan a mejorar el bienestar, las emociones y el rendimiento de sus usuarios.
“Hacemos nuestras propuestas de distribución y diseño basándonos en el estudio del soleamiento del lugar, analizando el recorrido del sol a lo largo del año y los cambios de intensidad y color de su luz lo largo del día. Y todo esto teniendo en cuenta las particularidades de cada usuario para conseguir su mejor experiencia del espacio. Asimismo, analizamos conjuntamente las preferencias de los usuarios, el lugar geográfico, la orientación y las vistas. Con estos datos, proponemos la distribución del espacio, el tamaño y ubicación de las ventanas, junto con los elementos de protección solar. Así conseguimos que la entrada de luz sea la ideal, evitamos el deslumbramiento y el sobrecalentamiento por exceso de sol. Usamos la luz solar como fuente de bienestar”, detalla Rita.
En este cuarto de baño de una vivienda de nueva construcción, 08023 Architects propone una ventana cenital y focos empotrados en el techo.
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Evidencias científicas
Lo confirman numerosos estudios. El último de ellos, publicado por la revista Nature Mental Health, el mayor realizado hasta ahora sobre los efectos de la luz en nuestra salud, concluye que las personas que se exponen a la luz del día tienen menor riesgo de sufrir depresión, estrés o ansiedad, mientras que aquellas que reciben una gran cantidad de luz por la noche aumentan en un 30% el riesgo de desarrollar trastornos mentales.
Por esta y muchas más razones, es fundamental el ciclo luz/oscuridad (especialmente en los dormitorios). Porque la luz regula nuestros procesos biológicos y marca los ritmos circadianos: cuándo dormimos, cuándo comemos, cuándo nos activamos…Y por supuesto, influye en nuestro estado de ánimo (bienestar mental).
El impacto es muy fuerte. Pongamos un ejemplo, cuando entramos en casas oscuras, sin luz natural ni vistas, nuestro cerebro reacciona y expresa su malestar. Sin embargo, cuando entramos en una vivienda luminosa, ocurre todo lo contrario. “Hay que saber además que estas reacciones sensoriales tienen a continuación un impacto en aspectos como nuestra vista, tensión arterial, o sistema reproductivo”, añade la experta.
En la propuesta, el interiorista Rober Quiñones-Her combina para el dormitorio una luz perimetral con focos empotrados y dos lámparas colgantes que flanquean la cama.
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Luz y bienestar
Sin luz no hay salud ni bienestar. De modo que la luz natural es primordial, porque la necesitamos para vivir y si estamos sometidos a la oscuridad durante la mayor parte del tiempo, ello puede llegar a provocarnos serios problemas de salud.
Rita narra: “la luz tiene efectos visuales: puede mejorar nuestra visión, reducir los síntomas de la miopía y la fatiga ocular. Pero es un error pensar que estos son los únicos efectos. Tiene otros muchos no visuales que afectan a nuestra salud biológica, rendimiento cognitivo y estado de ánimo. Los aspectos no visuales de la luz, tienen un impacto mucho mayor en nosotros que los visuales, y son los que tratamos desde la neuroarquitectura”.
En este salón de aire slow la lámpara es una novedad de Flos, el modelo ‘Skynest Motion’ creado por Marcel Wanders, una cúpula en forma de malla que parece flotar gracias a un sistema de contrapesos.
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