Después de años de reinado calmado y sosegado, es el momento de dar la bienvenida a colores vibrantes y energéticos con los que crear espacios únicos, con carácter y personalidad. Una tendencia a la que apetece sumarse, pero que, en ocasiones, puede causar reparos por miedo a la estridencia o a generar contrastes fallidos. Sin embargo, cualquier tono, por muy fuerte o intenso que sea, puede dar resultados tan elegantes y sofisticados como los que se consiguen con la gama de los neutros. La clave está en aplicarlos con maestría y buen gusto. Por eso, hemos acudido a dos expertas en la materia, las interioristas Virginia Sánchez y Virginia Gasch, para que nos den sus consejos a la hora de apostar por tonalidades intensas y acertar con una decoración colorista.
¡Atrévete a romper con el blanco!
Inspírate y convéncete: ¡hay vida más allá de los neutros! Cuando asumas que, con el cambio a tonos más vivos e intensos, la decoración ganará dinamismo, riqueza visual y personalidad, estarás lista para dar el paso. “El color es vitalidad, alegría, energía positiva… Si se usa con criterio, sin abusar, y se sabe mezclar es posible obtener espacios ricos en matices, únicos, que atrapan y enamoran a quienes los habitan. Un espacio blanco, con el tiempo, puede resultar aburrido y anodino”, dice Virginia Gasch.
Por su parte, la interiorista Virginia Sánchez (que confiesa ser fan de los blancos cálidos en las paredes, porque van bien con cualquier color y mobiliario), está de acuerdo en que ha llegado el momento de atrevernos con el color. “Y si no es con un azul eléctrico, algo más complicado de combinar con el resto de la decoración, puede ser un tono empolvado, un azul grisáceo, que queda prácticamente bien con cualquier estilo. No se trata de poner colores chillones, sino de saber elegir tonalidades en función de nuestros gustos, de la decoración y de cómo nos queramos sentir, pues los colores también afectan a nuestro estado de ánimo.
Leer: Estas son las reglas de decoración que deberías romper
Cómo sumarse a esta tendencia
La temporada pasada empezamos a ver cómo una gama de colores intensos se colaba en los interiores tímidamente, a través de piezas del mobiliario, complementos textiles o pequeños complementos, hasta llegar al maximalismo que actualmente marca tendencia, con mucho color y toques eclécticos. “Sin duda, después de unos años marcados por ese minimalismo cálido, estamos viviendo una vuelta al color, pero lo estamos haciendo de forma sutil. Se parte de una base neutra, con paredes blancas y mobiliario clarito, para después introducir el color poco a poco, de una manera, además, muy “arty”. Con unas mesas auxiliares escultóricas de color azul Klein, una escultura de pared amarilla, una alfombra con un patrón geométrico muy potente, una lámparas… y todo en interiores en los que se mantienen las paredes bancas, un sofá blanco, una mesa de comedor neutra…”, dice Virginia Sánchez.
Toques de color
La idea de llevar el color a través de estudiadas y sutiles pinceladas es también la fórmula que propone Virginia Gasch. “Tras la pandemia, los espacios monocromáticos, blancos y cálidos, nos aportaron la serenidad que tanto necesitábamos en esos momentos. Sin embargo, ahora apostamos por introducir el color, por su capacidad de contar más sobre un espacio, aportarle profundidad y riqueza. No se trata de pasar de un extremo al otro, sino de conciliar la energía y vitalidad que transmiten los colores vivos con esa sensación de equilibrio y relax que todos necesitamos al llegar a casa”.
Leer: Llena de alegría tu hogar con los colores que más animan
Verdes y azules, los más seguros
En este punto las dos interioristas coinciden en afirmar que, para las personas menos lanzadas o atrevidas, los verdes y los azules son dos gamas perfectas, especialmente en sus tonalidades empolvadas: verde caqui, oliva, azul grisáceo… hacen que las estancias se vean más vivas y acogedoras sin que el cambio se vea muy drástico. Otra fórmula que también funciona muy bien es "el tono sobre tono", es decir, jugar con dos tonalidades del mismo color.
Por el contrario, tal como comenta Gasch, naranjas y amarillos son los más difíciles y arriesgados, aunque bien usados, crean ambientes excepcionales. “La maestría de un buen interiorista se ve en su capacidad de mezclar colores, patrones y diferentes texturas en perfecta armonía”, dice Virginia.
Leer: El color verde es el "nuevo neutro" y tiene todo para desbancar al blanco
Ni ambientes recargados, ni arrepentimientos
Que el ambiente quede recargado o que estos tonos tan vivos y energéticos lleguen a cansarnos enseguida son los principales temores a la hora de decorar con colores vivos. “Para evitarlo, lo mejor es aplicar el color en objetos decorativos: un cuadro, una pared, complementos textiles… y siempre manteniendo una paleta neutra en el resto. De este modo, conseguirás tener notas de color salpicadas en tu interiorismo que aportarán chispa y focos de atención sin cansarte. Y en caso de hacerlo, resultaran muy fáciles de cambiar”, apunta Virginia Gasch.
“Si te atreves a dar color a una de las paredes, apuesta por tonalidades apagadas. Los colores potentes, como amarillo yema de huevo, rojo, verde esmeralda o azul Klein, mejor reservarlos para los complementos: una mesita auxiliar, una lámpara de sobremesa, una fotografía, una escultura… Son objetos que nos van a dar alegría, esa sensación de cambio que nos apetece, pero mejor no meter una pieza aislada, sino varias”, apunta Virginia Sánchez.
Leer: ¿Qué pared es la adecuada para decorar con papel pintado?
A cada estancia, su color
“Aunque bien combinados y matizados, todos los colores funcionan en cualquier estancia, es cierto que en algunos casos unos resultan más apropiados que otros. Por ejemplo, en un aseo de cortesía, donde nos apetece llamar la atención, podemos utilizar colores atrevidos y mezclas explosivas; en una zona social, como el salón o el comedor también podemos crear rincones con un efecto “wow” a través del color. Sin embargo, para el dormitorio o la zona de estar lo suyo es escoger colores más calmados que inviten al descanso y a la serenidad”, afirma Gasch.
Virginia Sánchez reconoce que ella también es partidaria de hacer una distinción por estancias. “Los colores que invitan al relax, a la concentración, mejor reservarlos para dormitorios y salones (tonos vedes, azules, malvas, lavandas…). En cambio, en la cocina y cuartos de baño sí podemos meter dosis de energía y vitalidad, como anaranjados, rojizos, amarillos… aunque sea en pequeños toques”.
Eso sí, ambas están de acuerdo en que el color sirva de hilo conductor a la decoración de la casa, pero que no sea toda igual, que cada estancia tenga su propia identidad. La clave está en mantener la misma gama cromática, pero haciendo algo que marque la diferencia: jugar con tonalidades distintas, con combinaciones de color, texturas…
Leer: Guía práctica para elegir el color de las paredes de toda la casa
Cómo combinar los colores de las paredes y de los muebles
“Un espacio es como una obra de teatro: para que se entienda el guión, no puede haber muchos protagonistas. En este sentido, a la hora de escoger el tono de la pared de una sala en la que ya existen otros elementos de un color potente, tenemos dos opciones: bien crear contraste, bien apostar por tonos de la misma gama cromática para lograr un efecto más calmado”, dice Virginia Gasch.
Para Virginia Sánchez, jugar con colores complementarios (naranja y azul, verde y rojo, amarillo y violeta) es garantía de éxito. “Estas combinaciones de color crean efectos explosivos, pero de forma armónica y coherente. También es importante que, en el mismo espacio, no haya más de 3 colores diferentes: dos complementarios y un tercero algo más suave. El resto de elementos, mejor en tonos neutros para equilibrar”.
Leer: Claves para lograr el equilibrio de color en decoración
Combinaciones de color que siempre funcionan
“Es curioso cómo han cambiado las combinaciones de color. Hace unos años mezclas como negro y azul o rosa y rojo eran impensables. Sin embargo, hoy en día casi cualquier combinación de color es posible y exitosa. No obstante, para mí hay fórmulas que son acierto seguro, como blanco y azul, rosa y rojo, naranja y azul, verde con azul, amarillo o rosa, y por supuesto, el tradicional blanco y negro”, apunta Virginia Gasch.
La importancia de la luz
Es cierto que los blancos potencian la luminosidad, pero tiene que haber luz, porque una habitación que dé a un patio interior, oscura, pintada de blanco, puede resultar fría, sosa y poco acogedora. Mejor escoger colores que hagan que la estancia se vea cálida y apetecible. Tonos no demasiado oscuros o subidos: los azules medios, los verdes caqui, militar o bosque siempre funcionan muy bien y quedan increíbles en estancias que reciben poca luz. En espacios luminosos, cualquier color va a quedar bien. Solo hay que tener en cuenta que, puesto que la pared de las ventanas es la que menos luz recibe, siempre se va a ver más oscura que el resto”, dice Virginia Sánchez.
Virginia Gasch tampoco descarta utilizar colores vibrantes en espacios poco luminosos. “Los colores aportan vitalidad, por lo que unas tonalidades intensas (que no oscuras), además de luminosidad, aportarán energía. A pesar de que el blanco es el que más proyecta la luz, conseguiremos un resultado más luminoso con colores vivos, como amarillo, turquesa o rosa intenso. Lo importante es no utilizar tonos oscuros como negros o marrones en habitaciones con poca luz".
Leer: Estos 10 colores dan luz y vida a una habitación oscura
¿Qué colores serán tendencia en 2024?
En este punto, las interioristas también coindiden. Los tonos inspirados en la naturaleza (desde ocres y terracotas hasta verdes y azules) seguirán siendo los preferidos el próximo año. "Verdes y azules empolvados, además de transmitir calma y serenidad, aportarán un toque de alegría y elegancia a la decoración", dice Virginia Sánchez. "Además de los colores naturales, rojos, rosados y violetas también estarán entre esos colores tendencia", apunta Gasch.