La adolescencia es una etapa de la vida cuando menos complicada de gestionar, tanto para los padres como para los propios adolescentes. Por eso es necesario hacer acopio de toda la serenidad, paciencia y paz mental que sea posible. Comienza por poner en práctica estos consejos que te ayudarán a conseguir que el cuarto de tus hijos adolescentes esté más ordenado.
Minimiza los conflictos
Entre los muchos aspectos de la vida cotidiana por los que es posible que entres en conflicto con tu adolescente, el orden y la limpieza de su habitación ocuparán un lugar destacado. Si lo consigues solucionar, tendrás un tema menos en el que pensar.
¿Qué podemos hacer para mejorar la situación? ¿Cómo facilitarle las cosas para que asuma sus tareas (sin hacérselas tú) y evitar que el caos se instale de forma permanente en su cuarto? Antes de cerrar su puerta para siempre y dejar de entrar en ese inhóspito lugar, puedes tratar de poner en práctica algunos consejos para lograr que ese espacio sea, más o menos, habitable.
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Señas de identidad
Una cosa está clara: se necesita un mínimo de colaboración por parte del adolescente. De lo contrario, sería imposible. Pero como, al fin y al cabo, a ellos tampoco les gusta vivir en medio del caos, llegará un momento en el que querrán ayudar.
Sin embargo, has de tener en cuenta que tu hijo está forjando ahora mismo su carácter y personalidad. Necesita buscar su propia identidad y eso tiene mucho que ve con la ropa que se pone, la música que escucha y cómo quiere decorar su cuarto.
Además, lo más probable es que sus gustos no coincidan con los tuyos. Acéptalo y adáptate siempre que ellos se encarguen de tener el cuarto más o menos recogido.
Está claro que el trabajo previo que hayamos hecho con ellos cuando eran pequeños ayudará, en especial si tienen interiorizadas una serie de rutinas que ayudan, pero nunca es tarde para empezar.
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Tiempo de pactos
Ahora que ya has comprendido la importancia de que exista un cierto orden en casa, y que has decidido respetar en lo posible los gustos de tu hijo, llega el momento de sentarte a pactar.
Pregúntale cómo le gustaría que fuese su espacio. Quizá quiera cambiar el color de la pared, o quitar ese papel pintado que le parece infantil, o cambiar la ropa de cama. Muchas veces los cambios serán sencillos y podrás llevarlos a cabo si él o ella se comprometen a mantener el orden. Como comprobarás en múltiples ocasiones, en la adolescencia negociar es clave.
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Conservar, dar o tirar
Estas tres categorías pueden servirte para clasificar todo lo que hay dentro de la habitación de tu hijo adolescente, desde la ropa hasta el material escolar o los libros. No acumular es clave y debe ser una prioridad para nosotros y para nuestros hijos.
Deshacerte de lo que sobra es un trabajo arduo que tendréis que hacer juntos y que requiere tiempo y esfuerzo. No pretendas hacerlo en un día. Cuando hayáis terminado será infinitamente más fácil ordenar y conseguir que el orden perdure.
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Los muebles necesarios
Huye de las habitaciones recargadas en las que no cabe un alfiler. Los muebles del dormitorio de tu adolescente deben ser prácticos y necesarios. Eso no significa que le dejes el cuarto vacío o que no le permitas que exponga las cosas que le gustan. Pero todo ha de estar pensado para que resulte funcional y responda a sus necesidades. Prescinde de elementos superfluos que solo distorsionan.
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Un lugar para cada cosa
A pesar de que, como decíamos en el apartado anterior, no es conveniente llenar el espacio de muebles que no aporten, sí que son imprescindibles las soluciones de almacenaje. Sin ellas mantener el orden se hace casi imposible, porque tu hijo o hija tendrá muchas cosas que guardar. Estanterías, módulos de cajones, carritos auxiliares, cestas o cajas, etc. Todos estos elementos le ayudarán a mantener el cuarto recogido.
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¡Ojo con la ropa!
Este es uno de los capítulos más peliagudos a la hora de mantener el orden en un dormitorio juvenil. La primera clave será, por supuesto, no acumular prendas y prendas que no son necesarias, no se van a poner y solo servirán para apelotonarse en el armario. Haz una limpieza para dejar la ropa que se ponen y que les gusta.
El siguiente paso será establecer un orden en el armario, colocando cada prenda en su percha. Es importante contar con un zapateo o con un espacio para el calzado.
Un consejo: ¿Qué hacer con la ropa sucia? Lo mejor es poner un cesto para ella en el cuarto de baño que usen tus hijos. Y si ni siquiera eso funciona, coloca un cesto en su cuarto en algún rincón disimulado. Cualquier cosa es mejor que tener la ropa sucia esparcida por el suelo.
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Orden en el escritorio
Si quieres que tus hijos se concentren más fácilmente a la hora de estudiar, limita los elementos que les puedan distraer. Es mejor que solo tengan lo necesario para trabajar, y que el resto de cosas queden fuera de su vista si están sentados en el escritorio.
Una lámpara adecuada y una silla cómoda son importantes. Aporta también soluciones de almacenaje para el material escolar: organizadores para cajones, carpetas, cajas y botes para lápices.
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Rutinas de mañana y de noche
Ahora que ya habéis hecho el trabajo más difícil, lo importante es mantener los resultados obtenidos. ¿Cómo? Interiorizando ciertas rutinas matutinas y nocturnas que le permitirán a tu hijo mantener su cuarto en perfectas condiciones.
Para empezar, antes de irse al instituto es importante que deje su cama hecha y las cosas más o menos ordenadas. Por la noche, después de preparar la mochila y la ropa que se quiere poner al día siguiente, conviene dejar todo más o menos en orden. Trabajar poco a poco en estos objetivos es la clave del éxito.
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