La iluminación artificial de una casa es vital, no solo por una obviedad, que por mucha luz natural que se goce en los espacios, al caer la noche todos necesitamos una instalación adecuada; también porque un proyecto lumínico bien proyectado hará que nos sintamos cómodos en el hogar y generará bienestar.
Desde la plataforma para encontrar todo tipo de profesionales para el hogar Timbrit (www.timbrit.es), que nos asesora en este reportaje, explican que “cuando hacemos una instalación lumínica para ambientes o pisos con pocos metros lo primero que necesitamos es conocer el espacio y, en función de las características y puntos fuertes que podamos aprovechar, diseñamos dónde instalar los puntos de luz y por qué tipo de luminaria optar (de techo, aplique, de suelo…), teniendo la precaución de evitar las lámparas de gran tamaño”. A continuación, entramos en materia.
En la propuesta, vemos el resultado de la reforma de un piso de 60 metros² firmada por Wink Group, donde la luz general es fundamentalmente a base de focos empotrados en el techo.
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El proyecto lumínico óptimo en casas pequeñas
Ya hemos visto el problema de la desproporción, una lámpara de tamaño ‘XXL’ en un ambiente de pocos metros va a chocar. Los expertos señalan asimismo que “utilizar lámparas con diseños sencillos ayuda a ahorrar espacio, porque algunos modelos complejos pueden ‘comerse’ el espacio al acaparar mucho el protagonismo y ocupar más de lo necesario”. También convendrá privilegiar los modelos de techo o los apliques sobre los de pie, que restan superficie de paso.
Vemos el salón y comedor de un apartamento de distribución abierta de tan solo 36 metros² en el que el interiorista Alberto Torres se decanta por iluminar el ambiente con dos luminarias de techo (adquiridas en Lámparas Muñoz) que mantienen la misma estética para generar armonía y calma.
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Evitar la triste penumbra y el deslumbramiento
Desde Timbrit tienen claro que de lo que se trata es de jugar con las luces de manera estudiada. Es importante colocar lámparas o puntos de luz en zonas que hayan quedado más oscuras o en zonas estratégicas para evitar sombras o deslumbramientos. Por ejemplo, “una regla fundamental es evitar colocar lámparas directamente detrás de personas sentadas (por ejemplo, del sofá) y conseguir un equilibrio lumínico en todo el espacio, sobre todo en zonas como la cocina o despachos”.
También conviene usar las grandes olvidadas: las lámparas de ambiente, pues ayudan a que espacios como el salón o los dormitorios transmitan calidez sin perder claridad.
Atención con abusar de los puntos de luz
“En los pisos pequeños lo importante no es incorporar muchos puntos de luz, porque esto puede crear sensación de deslumbramiento o sombras extrañas, sino saber situarlos en las zonas correctas y precisas”, detalla la plataforma de profesionales para el hogar. Se deben emplear puntos de luz para iluminar elementos específicos (como cuadros, estanterías o encimeras de la cocina), en lugar de utilizar una sola fuente de luz principal.
Ruiz-Velázquez Architecture & Design presentó en la pasada edición de Casa Decor para Alvic este pequeño estudio (de 45 metros²) muy bien iluminado y en el que se rentabilizaba hasta el último centímetro.
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Cuidar la potencia de la luz
Desde Timbrit subrayan que tanto el tipo como la potencia de la iluminación debe adaptarse al espacio, al uso que le damos y a las necesidades de cada momento. Así pues, en zonas de trabajo, estudio o lectura es mejor dar una mayor potencia de luz para evitar la fatiga visual. Y al contrario, en los dormitorios y otras zona de descanso la potencia tendría que ser menor y más suave, propiciando un ambiente más relajado y cálido.
De igual forma, aconsejan combinar diferentes tipos y potencias de luz. “Así podemos hacer más flexible el ambiente y adaptable según las necesidades de cada momento, sobre todo en zonas en las que podemos hacer diferentes tareas, como el salón o el comedor”.
En esta sala de estar Arc Disseny logra una iluminación muy acogedora combinando unos focos en el techo con las tiras LED en la estantería, con un efecto de multiplicar visualmente los metros. Además, así se evita dejar una gran área de la estancia en penumbra.
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¿Cómo trabajar la temperatura del color en pisos pequeños?
La luz fría tiene una temperatura del color más alta y una iluminación más brillante y estimulante, mientras que la luz cálida tiene una temperatura del color más baja y proporciona una iluminación más acogedora. ¿Por cuál decantarse cuando no sobran los metros? “En pisos pequeños es necesario conocer cómo es el espacio, cuáles son las zonas que tenemos y para qué se utilizan. Con esto tendríamos que utilizar luces frías o cálidas siguiendo los consejos que comentamos antes: más fría y brillante en zonas de trabajo (cocina, despachos, zonas de estudio, zonas de lectura…) y más cálidas en áreas de descanso”, relatan los expertos.
En este dormitorio multifuncional proyectado por la arquitecta e interiorista Laura Ortín, donde tras el cabecero envolvente se encuentra un despacho y el vestidor, se combinan luces más blancas con otras más amarillas.
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¿Conoces los atenuadores de luz?
Los dimmers funcionan muy bien para regular la intensidad de la luz que utilizamos y atenuarla, si se precisa. “Es muy sencillo utilizarlos porque suelen ser como una rueda y podemos ajustarlo según necesitemos más o menos luz. Lo mejor es conocer bien la luz natural que entra en nuestra casa o que a nosotros nos resulta cómoda para cada momento”, detallan desde Timbrit.
Ten en cuenta que muchas lámparas traen este sistema de regulación incorporado.
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Salón, comedor, cocina, despacho… Áreas de actividad
Las que bautizamos siempre como ‘zonas de día’ deben iluminarse bien para que puedan realizarse actividades. ¿Qué aconsejan los expertos? Que lo mejor siempre es recibir la luz natural de frente y, cuando no disponemos de ella o no es insuficiente, como norma general podemos optar por una iluminación general fría o neutra situándonos en una zona en la que no nos hagamos sombra a nosotros mismos (luz fría alrededor de unos 5.000 k durante el día y unos 3.500 k cuando sea más de noche).
Si es necesario siempre se puede reforzar con un punto de luz como un flexo que ilumine específicamente la zona de trabajo o estudio. Y en ambientes como el comedor o el salón, donde puede haber una mezcla de actividades (trabajo, pero también relajación), recomiendan una luz más neutra o regulable.
En este proyecto La Errería reforma un piso incorporando tiras LED en el techo que enfatizan la arquitectura.
Luz que propicie el descanso
Desde Timbrit afirman que, por lo general, en los dormitorios hay que apostar por una luz cálida (de unos 2.800 k), porque es la que más propicia el descanso.
“Eso sí, es verdad que para ciertas actividades puede resultar insuficiente o incómoda llegada la noche. Si esto sucede y supone una molestia, una buena opción es poner una luz neutra en la iluminación general o instalar un foco de luz más intenso en las zonas en las que lo necesitemos, como los armarios”, añaden.
La interiorista Esther Algara decide añadir en este dormitorio de reducidas dimensiones (no llega a los 6 metros²) dos lámparas de bombilla a la vista de Kave Home flanqueando la cama y una lámpara de pie (de la firma Sklum), en el rincón de lectura.
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¿Qué errores hay que evitar al diseñar la iluminación artificial?
Podemos pecar de aplicar un diseño que funcione en espacios grandes, pero no en los de dimensiones contenidas. Así que, como llevamos insistiendo, habrá que ajustarse a los pocos metros en la selección del número de puntos de luz y el diseño concreto de los mismos.
Timbrit resume los errores más comunes que se cometen al iluminar espacios pequeños pero que, también son válidos en estancias de mayores dimensiones:
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Poner puntos o focos de luz sin estudiar previamente la estancia. Antes de hacer una instalación hay que comprobar cómo quedará el resultado, si se crearán sombras, qué zonas quedan en penumbra, etc.
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No analizar cómo es la iluminación natural que entra en el espacio. Hacerlo ayuda a ver qué queremos que sea igual con la iluminación artificial y qué zonas es necesario potenciar o no.
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Apostar únicamente por un punto de luz central, aunque el espacio sea pequeño. Igual sucede al elegir las lámparas, ya que tanto el tamaño como el radio lumínico que proyectan tiene que estar en sintonía con el tamaño del espacio.
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No situar lámparas o puntos de luz de apoyo visual en las zonas de trabajo.
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Pensar que cuanta más luz mejor. Una luz excesiva puede agotarnos y crear efectos en el espacio y la decoración contrarios a lo que buscamos.
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No pensar en el consumo eléctrico. Actualmente el tipo de bombillas que más se utilizan y más se recomiendan son las LED porque son las más eficientes en cuanto a consumo, funcionan muy bien y permiten ahorrar en la factura de la luz.
“Lo importante es pensar en el conjunto del espacio, contar con una luz base para todo el espacio y dividir las zonas que tenemos, antes de hacer cualquier instalación”, comentan desde Timbrit.
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