¿Es necesario abonar las plantas en otoño? Claves para no equivocarse

Llega un momento en la vida de toda planta en la que necesita un aporte extra de energía para seguir creciendo de forma saludable. Los nutrientes del sustrato se van agotando y, si no los reponemos convenientemente, la planta sufre un déficit de minerales y otros compuestos que hace que se debilite. Por eso es esencial saber, no solo cuándo tenemos que fertilizar nuestras plantas, sino cómo hacerlo.

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Todas las plantas necesitan alimento

La luz del sol y el agua son elementos esenciales sin los cuales ninguna planta podría vivir. Sin embargo, nuestros ejemplares del jardín y también los de interior necesitan algo más para desarrollarse plenamente: los nutrientes que extraen del terreno o del sustrato de la maceta en la que están plantadas. Al principio disponen de ellos, pero estos se van agotando y hay que reponerlos con abonos.

Después del calor extremo y la falta de lluvias del verano que tanto han afectado a nuestras plantas, llega el otoño que es la estación de transición hacia el invierno. Por eso es importante abonar ahora las plantas para reforzarlas y prepararlas para el frío y las heladas que están por venir.

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El otoño, un buen momento para abonar

Aunque conozcamos la importancia de fertilizar nuestras plantas, si después no sabemos cómo llevar a cabo esta tarea ni cuál es el momento apropiado, no podremos hacerlo correctamente.

El otoño es una época adecuada para las tareas de abonado, y no solamente para favorecer el crecimiento de las plantas. Aunque ahora no sea su época de desarrollo, deben estar fuertes de cara a los rigores del próximo invierno.

Un consejo: a la mayoría de las plantas les vendrá bien un abonado a principios del otoño, cuando todavía se encuentran activas y asimilan mejor los nutrientes.

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El fertilizante adecuado

El panorama de fertilizantes que existen es tan amplio y variado que lo normal es no saber qué tipo de abono hemos de proporcionarle a nuestras plantas. En realidad, esto dependerá del tipo de planta en cuestión y del momento del abonado. No vale cualquier fertilizante, sino que hemos de elegir uno que cumpla ciertos requisitos.

Para empezar, lo mejor es optar por abonos de tipo orgánico, que resultan más ecológicos y no llevan sustancias químicas. Contienen menos cantidad de nitrógeno y, además de nutrir las plantas, mejoran la estructura del suelo.

Otra cuestión relevante es que el abono elegido sea de liberación lenta, es decir, que las plantas se beneficien de los nutrientes de forma progresiva, a lo largo de toda la estación.

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La composición es importante

La mayoría de los fertilizantes comerciales están compuestos principalmente por tres sustancias: nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K). El valor NPK de los abonos indican la proporción que llevan de cada uno.

Sea cual sea el fertilizante que elijas, en otoño es importante que sea bajo en nitrógeno y rico en potasio. El nitrógeno favorece el crecimiento de la planta y ahora es menos necesario, puesto que va a comenzar un período de latencia o descanso vegetativo. Sin embargo, se requieren fertilizantes ricos en potasio, ya que este compuesto favorece el desarrollo de las raíces, algo muy necesario en este momento.

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Apuesta por el abono orgánico

Es perfecto siempre que tengamos que abonar nuestras plantas, pero resulta especialmente aconsejable en otoño, ya que restaura la estructura del sustrato y repara el terreno en profundidad. De esta forma puede proporcionar a las plantas todo lo que estas necesitan y se convierte en su mejor sustento.

Entre los diferentes abonos orgánicos que puedes emplear destacan el estiércol, el mantillo, el compost o el humus de lombriz. Este último se compone de restos orgánicos de lombrices. Lo encuentras en tiendas especializadas en formato sólido y líquido, muy adecuado para tus plantas en maceta.

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A cada planta, sus nutrientes

Según sea la planta que quieres abonar tendrás que emplear unos fertilizantes u otros. La mayoría de ellas se benefician (y mucho) con un buen aporte de materia orgánica como humus de lombriz: proporciona nutrientes sin efectos secundarios. Para lograr el mejor resultado, cava un poco alrededor de la planta y mezcla el humus con la tierra, de forma que penetre en profundidad, hasta las raíces.

Por otra parte, tus árboles y arbustos necesitan un abono rico en potasio y fósforo: el primero favorece el desarrollo de las raíces, mientras que el fósforo estimulará la floración en primavera. Remueve el terreno, añade el abono y riega.

Para las plantas en maceta, de interior o de exterior, utiliza un abono líquido diluido en el agua de riego: es más cómodo y resulta efectivo.

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Las ventajas de un buen acolchado

Abonar las plantas del jardín es una tarea fácil pero que ha de realizarse correctamente, siguiendo unos pasos previos.

- El primer paso consiste en limpiar y preparar el terreno, eliminando las malas hierbas que habrán salido en el jardín. Es importante acabar con ellas para que no les roben a nuestras plantas los nutrientes que les vamos a proporcionar.

- Una vez tengas el terreno limpio y removido, es el momento de hacer un acolchado o mulching. Esta técnica consiste en aplicar al terreno en torno a las plantas, arbustos o árboles una capa de materia orgánica, por lo general restos vegetales: hojas, corteza de pino, mantillo, etc. Esta capa cumple una función clave, ya que protegerá las raíces del frío y las heladas invernales.

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Abonar y regar

Una vez hayas limpiado el terreno y aplicado un buen acolchado que proteja tus plantas es el momento de abonar.

- Extiende una capa gruesa de abono (ya sabes, mejor orgánico) sobre el acolchado de restos vegetales. El fertilizante se irá liberando poco a poco, nutriendo y fortaleciendo nuestras plantas.

- El último paso consiste en regar generosamente la capa de fertilizante. El agua irá filtrando poco a poco los nutrientes, ayudándoles a penetrar hasta las raíces.

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El mejor mantenimiento

Después del primer aporte de abono, no debes olvidarte por completo de esta tarea, sino que conviene hacer de vez en cuando un abonado de mantenimiento.

En función del tipo de planta y del fertilizante utilizado deberás hacerlo con mayor o menor frecuencia, aunque lo normal es cada dos semanas o una vez al mes. Consulta con un experto en jardinería que te aconseje adecuadamente.

Una buena idea es emplear humus de lombriz en su versión líquida añadido al agua de riego, una opción fácil y cómoda.

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