La pasionaria (Passiflora caerulea) es una planta exótica originaria de las zonas tropicales de América. Una especie trepadora de hoja perenne que resulta perfecta para cubrir vallas, pérgolas o fachadas. Al no perder la hoja en otoño, estará bella y frondosa durante todo el año. Además, si aprendes a cuidar la pasionaria, lo que no es una tarea demasiado compleja, ella te regalará una floración bellísima en verano.
Una belleza exótica y original
La pasionaria o Passiflora comprende cerca de 400 especies, similares en su forma, cuidados y floración. Se trata de una trepadora de flor fácil de cultivar y muy decorativa que se adapta bien, además, a casi todo tipo de climas.
Recibe su nombre de las originales flores, que tienen forma de corona de espinas. Cuando los misioneros cristianos llegaron a América del Sur y descubrieron esta flor espectacular le pusieron el nombre de pasionaria o flor de la pasión, ya que para ellos simbolizaba la muerte de Cristo.
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Una floración muy original
Las flores de la pasionaria son una de las cualidades por las que merece la pena elegir esta planta para cultivarla en tu jardín. Son bellísimas y originales y, además, destilan un perfume muy agradable.
De tamaño grande y color blanco, azul o morado, aparecen una vez iniciado el verano y duran hasta finales de otoño. En lugares de clima cálido, la floración se alarga durante más tiempo. Algunas variedades de pasionaria dan un fruto comestible con forma de huevo anaranjado.
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¿Dónde la planto?
Para que tu pasionaria crezca feliz necesita estar en un emplazamiento luminoso, a pleno sol, aunque si el clima es caluroso puedes colocarla en semisombra.
Lo mejor es ponerla cerca de una valla o una pérgola por la que trepar (puede alcanzar entre 5 y 10 metros de altura). La pasionaria se adhiere a los soportes por los que trepa mediante unos tallos fuertes llamados zarcillos, que brotan de las hojas.
Un dato interesante: la pasionaria también se puede cultivar en interior. Si te decides por esta opción, búscale un hueco dentro de casa alejado de fuentes de calor como radiadores o estufas.
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Vigila el riego para que no pase sed
Regar tu pasionaria de forma adecuada es importante para tenerla muy saludable y bella. Es especialmente importante que no le falte el agua durante su primer año de vida, hasta que la planta esté bien enraizada. Después, has de aportarle unos tres riegos semanales en verano, y uno solamente en otoño e invierno, aunque todo depende también del clima.
Lo mejor es controlar el sustrato y regar cuando ya se ha secado, para mantenerlo húmedo. En épocas de mucho calor puedes pulverizar las hojas.
Un consejo: esta trepadora no soporta los encharcamientos, por lo que debes tener cuidado de no pasarte con el aporte de agua.
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¿Cómo se planta la pasionaria?
Puedes conseguir la planta sembrando semillas o a partir de esquejes, aunque lo mejor es comprar en un vivero un ejemplar pequeño que tenga ya raíces y ubicarlo en tu jardín.
Cuando hayas encontrado el lugar adecuado, solo tendrás que hacer un agujero en el suelo lo suficientemente profundo (mira el tamaño del cepellón y multiplícalo por tres). Saca la planta de la maceta, limpia un poco las raíces y coloca la planta en el hoyo, rellenando con tierra.
Un sustrato adecuado para la pasiflora, rico en nutrientes y con buen drenaje, puede ser la mezcla de compost, turba y arena. Para terminar, riega abundantemente.
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También en maceta
Si el clima de la zona en la que vives es frío, una buena idea es cultivar la pasionaria en maceta. Colócala en el exterior en verano, en un rincón soleado. Cuando llegue el invierno, podrás trasladarla al interior para protegerla de las bajas temperaturas.
El cultivo de la pasionaria en contenedor tiene algunas pautas que hay que tener en cuenta. Necesitará, por ejemplo, un trasplante anual hasta que la planta sea lo suficientemente grande y la hayas colocado en una maceta de 30 cm de diámetro, aproximadamente. A partir de ese momento, en lugar de trasplantar, tendrás que retirar una capa de sustrato de unos tres centímetros y sustituirlo por sustrato nuevo rico en nutrientes.
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La energía que necesita
Para potenciar la floración de la pasionaria y su crecimiento, es buena idea aportarle un fertilizante líquido disuelto en el agua de riego. Busca uno adecuado para trepadoras de flor.
No conviene que el abono sea excesivamente rico en nitrógeno, ya que se potenciaría más el crecimiento de las hojas verdes que el de las flores. Tampoco debe ser muy rico en potasio, porque ocurriría lo contrario. Lo mejor es encontrar uno con una formulación equilibrada para esta planta y seguir las instrucciones del fabricante. Abónala cada 15 días en primavera y verano.
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La poda, un cuidado importante
Aunque la pasionaria es una planta de crecimiento rápido, no es invasiva. Sin embargo, puede que sea necesario controlar su tamaño, sobre todo si la cultivas en maceta. Puedes podar sus ramas, mejor después de la floración, cortando dos o tres yemas por cada tallo, justo por debajo de la flor.
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Las plagas, bajo control
Estar atento a la aparición de plagas que pueden afectar a tu Passiflora es la clave para atajarlas cuanto antes, si es que estas se producen. Las más habituales son:
- Araña roja. Se propaga con mucha rapidez y puede acabar con la planta en poco tiempo. Suele aparecer cuando el ambiente es muy seco, por lo que puedes tratar de prevenirla pulverizando las hojas en época muy calurosas.
- Pulgón. Insectos que aparecen en el envés de las hojas y se nutren de la savia de la planta.
- Cochinilla. También se alimentan de la savia de la planta. Tanto la cochinilla como el pulgón favorecen la aparición del hongo negrilla, un mal añadido.
En cuanto detectes la presencia de alguna de estas plagas, conviene utilizar un insecticida adecuado para erradicarlos lo antes posible.
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