Si ya has vuelto de vacaciones, habrás llegado a tu casa con la ilusión de volver a ver a tus plantas (y por qué negarlo, la tristeza de tener que volver a trabajar). Pero cuál ha sido tu sorpresa cuando, a la vuelta, has descubierto que algunas de tus plantas no lucen tan esplendorosas como cuando te fuiste. Y, ya dejaras un sistema de riego de los que te recomendamos o encargases a alguien que las cuidara, lo más probable es que varias plantas hayan sufrido los estragos de tu ausencia. Analizamos algunos de los síntomas más comunes (y sus causas) para que los combatas.
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Hojas amarillas y marrones
Es uno de los síntomas más claros de que tu planta está enferma. Y también uno de los más fáciles de reconocer. Este problema suele deberse a una falta de riego o humedad y, con las altísimas temperaturas que estamos sufriendo este verano, es probable que muchas de las especies interior (hasta las más resistentes) se hayan visto afectadas por esa sequía, tanto en el sustrato como ambiental.
Para intentar solucionarlo, retira todas las hojas secas y amarillas de la planta. Haz uso de herramientas previamente desinfectadas si es necesario y las hojas no se caen con facilidad. Después, riega la planta como harías normalmente, pero no la encharques. La falta de agua no se soluciona regándola ahora demasiado. Vigila cómo va evolucionando y, si es necesario, cámbiala de ubicación a una en la que no le dé demasiado el abrasador sol del verano.
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Las hojas apenas han crecido y las inferiores están amarillas
Esto se debe a un exceso de riego. Otros síntomas que pueden darte pistas sobre este problema de tus plantas es la ausencia de nuevos brotes, el debilitamiento de la misma, la caída de las hojas o un sustrato compactado o con un tono verdoso. Y es que, si pediste a alguien que se encargara de tus plantas, puede que se haya excedido con el riego.
Solucionar un exceso de riego no es sencillo y, muchas veces, implica tener que tirar la planta. Pero antes puedes intentar recuperarla. Para ello, saca la planta de la maceta y retira, sin dañar las raíces, todo el sustrato húmedo. Tenla al aire unas 12 horas. Si está muy empapada, al menos, un día. Después revisa el estado de las raíces: si están blancas, están sanas; en cambio, si su color es gris o negro, tendrás que cortarlas. Limpia bien la maceta con lejía (especialmente si es la misma en la que estaba plantada). Asegura un buen sustrato a la planta, así como un buen drenaje para que no se vuelva a repetir el problema, y aplica un fungicida. Evita aplicar un abono o fertilizante, ya que las raíces están muy sensibles por el exceso de agua y puede ser contraproducente. Después, para regarla, espera a que el sustrato esté completamente seco.
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Las hojas de la planta se caen
Esto puede ser debido a tres motivos: una falta de riego, demasiado sol o una ubicación en la que se ha visto afectada por las corrientes de aire. Revisa bien las condiciones en las que se encuentra tu planta hasta que des con el motivo. Si es una falta de riego, sigue los consejos anteriores. En cambio, si el problema es un exceso de sol, cambia su ubicación, cuidando siempre las condiciones en las que la planta se desarrollará favorablemente. Y si el problema son las corrientes de aire, lo mismo.
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Mis plantas se han espigado
Este fenómeno se conoce como etiolación y es habitual en las plantas suculentas, aunque puede darse en todas las plantas. Si tus plantas se han espigado y alargado, significa que no han recibido la luz que necesita. También es posible que haya cambiado el color de las hojas, tornándose más claro. Tal vez, pensando que el calor cerca de la ventana o el exceso de sol podría ser dañino y colocaste tus plantas lejos de la luz, por lo que el remedio ha sido peor que la enfermedad. ¿La solución? Cambia su ubicación a una más luminosa.
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Las hojas presentan bordes y manchas marrones
Este puede ser uno de los problemas más comunes si has descuidado tus plantas durante las vacaciones. Si las hojas de tus plantas tienen bordes y manchas marrones, puede ser debido a una falta de humedad ambiental. Aunque también puede ser un síntoma de un exceso de luz. Para solucionarlo, pulveriza tu planta con agua o cámbiala de lugar.
Ahora, ten en cuenta que estas señales pueden ser síntoma de que tu planta se ha visto afectada por un hongo. En este caso, elimina las hojas afectadas y aplica un tratamiento fúngico.
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Mi planta tiene unos pequeños insectos blancos
Si ves unos pequeñitos insectos blancos en tus plantas, es que se han visto afectadas por la mosca blanca. Esta plaga puede afectar tanto a tus plantas de exterior como a las de interior y se manifiesta en el envés de las hojas, en las que se instalan estos pequeños insectos. Una manera sencilla de localizarlas es sacudiendo las hojas. Si hay moscas blancas, estas saldrán volando. Esta plaga provoca debilidad de en tus plantas y puede atraer a otros insectos, debido a la melaza que producen las moscas.
Uno de los remedios caseros para las plantas y que te ayudará a luchar contra la mosca blanca es el jabón potásico. Diluye una cucharada en un litro de agua caliente, espera a que se enfríe y pulveriza la mezcla sobre todos los recovecos de la planta, especialmente en el envés de las hojas.
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Las hojas están se han deformado y se caen
Probablemente, tus plantas se hayan visto afectadas por la araña roja. Esta plaga suele darse en condiciones de falta de humedad ambiental y puede detectarse porque la punta de las hojas comienzan a decolorarse, terminando por deformarse y caerse. Estos ácaros (en realidad no son insectos) se alimentan de la planta, dejando una mancha blanquecina y debilitándola. Al igual que la mosca blanca, se encuentran en el envés de las hojas.
Para combatir esta plaga puedes aplicar jabón potásico como te hemos explicado (diluyendo una cucharada en un litro de agua y pulverizando el envés, especialmente el envés). Una hora después, puedes aplicar aceite de neem.
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Hay pequeños bichos en el envés y los tallos jóvenes
En este caso, tu planta se ha visto afectada por el pulgón. Estos pequeños insectos pueden ser verdes o negros y es habitual que aparezca en primavera y verano. Esta plaga hace que las plantas pierdan fuerza y el crecimiento y floración de la planta se vea afectados. Y es que el pulgón se alimenta de la savia de la planta, lo que la debilita.
Si la plaga no se ha extendido demasiado, puedes aplicar jabón potásico disuelto en agua y pulverizado en el envés de las hojas. En cambio, si la plaga está muy presente, aplica un insecticida más potente.
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Los tallos de mis geranios tienen agujeros
Y también las flores mustias y hojas con picaduras. En este caso, tus geranios se han visto afectados por una de las plagas más comunes y devastadores de esta planta: la mariposa del geranio. Esta plaga es habitual cuando suben las temperaturas, de manera que pueden afectar a tus geranios mientras estás de vacaciones. El problema es que es muy difícil erradicar y solo puedes aplicar un tratamiento preventivo. Pero si tu planta ya ha sido afectada, lo más recomendable es que realices una poda a conciencia de la planta, arrancando los tallos infectados. Asimismo también deberás aplicar un insecticida anti taladro del geranio, haciendo hincapié en los agujeros y zonas dañadas.
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