Las islas de cocina resultan un elemento de absoluto valor en los hogares de concepción abierta por varios motivos: delimitan los distintos ambientes, ofrecen mucha flexibilidad en el diseño del espacio pues se les puede dar muchas funcionalidades y ofrecen una gran capacidad de almacenaje, ampliando al mismo tiempo la superficie para trabajar. No obstante, si quieres instalar este módulo independiente en casa sin hacer obras, tendrás ciertas limitaciones. Te lo detallamos, así como los muy variados usos que puedes darle.
En la propuesta la isla central es el modelo Caldera, de Maisons du Monde, con la estructura de roble macizo el tablero de terrazo blanco, con área abierta para acompañar con taburetes y cerrada, para ofrecer un buen espacio donde guardar los accesorios de cocina. Además, se suma a una tendencia actual: las líneas sinuosas que crean un espacio más amable.
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Descarta estos usos
Para evitar tener que invertir en electricistas y/o fontaneros que hagan las tomas en la isla para instalar el fregadero (y posiblemente el lavavajillas) o bien la placa de cocción, la isla en esos casos no puede incluir ni la zona de aguas ni la de fuegos.
A pesar de esta limitación, puedes encontrarle interesantes usos, como en esta cocina de Mobalpa que se aprovecha no solo para contar con huecos abiertos y cerrados. Por cierto, aprovecha la zona expositiva para colocar espectaculares jarrones, fuentes y libros de recetas.
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¿Robusta o de imagen ligera?
Especialmente cuando no sobran los metros, quizá te convenga apostar por una isla de estética ligera, al constar con estantes abiertos (esta es de Leroy Merlin) o, como mínimo, con frentes acristalados. Ello te obligará, eso sí, a mantener en perfecto orden el contenido.
En cocinas de tamaño mediano o grande, tienes la alternativa de decantarte por diseños de aspecto más robusto que, al mantener el interior cerrado con puertas o cajones, preservará la ‘discreción’ de lo que albergues dentro.
¡A comer!
Es usual que las islas incluyan espacio para comer así como mucha superficie para trabajar, con lo que se logra que la encimera resulte muy fácil de limpiar al conseguir un plano totalmente continuo (al no tener los obstáculos de placas o fregaderos).
En este proyecto de Tinda’s Project la encimera de la isla gana mucho protagonismo al emplearse un material marmoleado recorrido por vetas; se trata de la piedra sinterizada Calacatta blanca, de Neolith, una superficie de grandes prestaciones que imita la belleza de la piedra natural creando un conjunto muy sofisticado.
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¿No te convence comer en taburetes altos? Pues en este caso anexiona a la isla de cocina una mesa en escalón (a menor altura que la encimera), que pueda (y deba) ir acompañada por sillas. Esta es la decisión tomada por Cocinas Suarco en este ambiente luminoso en el que se alternan el blanco con la madera clara y las fibras naturales. Ten en cuenta que la altura de una mesa de comedor estándar varía entre los entre los 70-75 cm, mientras que las encimeras suelen colocarse alrededor de los 90 cm.
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Con barra
Es muy habitual añadir un plus de funcionalidad a la isla central con una barra, que permita recibir a los amigos mientras se termina de ultimar la cena y donde ofrecerles un aperitivo antes de comenzar la velada gastronómica. Por supuesto, tiene mucha utilidad también en el día a día de la familia en las comidas informales.
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En este caso tienes dos opciones: bien hacer la barra volada a lo largo, como veíamos en la fotografía de arriba o a lo ancho, como muestra la imagen sobre estas líneas. Ambas son cocinas de la firma Scavolini y cuentan con mobiliario de la serie Favilla de estilo clásico. Las islas son de roble, destacando en un espacio con predominio del blanco.
En función de la planta de tu cocina se acomodará mejor una opción u otra, estúdialo bien antes de instalar tu isla con barra.
El alma de la fiesta
El mueble bar está de vuelta y es una fantástica idea emplearlo para separar la cocina del salón o el comedor, además, está dispuesto a convertirse en el foco de atracción cuando tengas invitados en casa. Eso sí, en pasos estrechos deberás adaptar el mueble de isla a esa circunstancia y apostar por un diseño estilizado, sin mucho largo, pero con una buena altura, para amortizar más cada centímetro (como este de La Redoute Interieurs, el modelo Silvia, que mide 92 x 51 x 106,60 cm). Otro dato: procura respetar un pasillo de al menos 80 cm a cada lado de la isla, si es de 90 cm aún mejor.
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Homenaje a la tradición
Las mesas de cocina antiguas tipo tocinera pueden transformarse en isla en función de las circunstancias y las necesidades del momento, convirtiéndose en un comodín perfecto: zona de trabajo mientras se cocina y agradable office para un desayuno o comida rápida.
Con estética de las tradicionales tocineras puedes encontrar a la venta en Sklum la mesa Abura, en madera reciclada. Resulta un mueble muy práctico y polivalente al ser plegable, para que puedas recogerlo si lo deseas, cuando no está en uso.
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En completo orden
Por último, aunque no menos importante, ten en cuenta que una isla es un interesante módulo del que se pueden aprovechar sus cuatro lados: con estantes, botelleros, cajones, gavetas, barras… Selecciona un mueble que te permita una completa organización para que así el espacio no esté siempre invadido por elementos como trapos de cocina, pequeños electrodomésticos o tablas de cortar. Solo los sacarás cuando necesites usarlos.
Esta cocina está equipada con mobiliario de la colección Aubagne, de Maisons du Monde, fabricada en pino reciclado y con superficies de trabajo de piedra azul antracita. Además, oculta una zona de mesa en el lateral, que se estira y se guarda en un instante.
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