Prácticamente no existe un jardín sin la presencia de gramíneas en mayor o menor medida (quizá solo si has apostado por un jardín de cactus), pues esta variedad la conforman desde el césped hasta plantas con atractivo aspecto etéreo, como la hierba pluma de este exterior diseñado por Fernando Nájera Paisajista.
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¿Qué son las gramíneas?
Se trata de plantas casi siempre herbáceas, es decir, con ausencia de tallos leñosos, y su ciclo de vida suele ser perenne, aunque también existen variedades anuales. Dentro de las gramíneas (también denominadas poáceas porque su nombre científico es Poaceae) existen las que cubren el suelo, como el césped y la grama, y las de altura media o alta, que cuando presentan flores van agrupadas en espiguillas.
Amantes de la luz, son plantas de exterior ideales para situar a pleno sol, aunque por regla general también se adaptarán en ubicaciones de semisombra. Asimismo, pueden ir tanto plantadas en el terreno como en maceta (Simbiosi Estudi combina ambas formas en este bucólico paisaje exterior).
Como curiosidad debes saber que forman parte de esta familia el bambú, así como el trigo, el maíz, el arroz y otros cereales.
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Hierba pluma (‘Stipa tenuissima’)
Preocupados como estamos por el medio ambiente, opciones interesantes son las plantas que no solo requieren un bajo mantenimiento sino cuya frecuencia de riego es moderada, como la Stipa tenuissima, conocida como la hierba pluma, una preciosa gramínea muy empleada en paisajismo para delimitar zonas del jardín, ya que alcanza los 60-70 cm de altura. Destaca por su ligera estética vaporosa, dado que sus hojas son largas y delgadas.
Como lucen más hermosas es agrupadas, aunque plantadas a distancia: sitúalas al menos 50 cm para permitir que crezcan bien. Y procúrales un suelo bien drenado porque de lo contrario se pudrirán sus raíces. La paisajista Marta Roca, de Espaiverd, es la variedad que ha seleccionado para la zona ajardinada de un exterior entarimado.
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Hierba lámina de pluma
Si estás pensando en plantar algunas especies que cubran los niveles altos del jardín pero que no sean árboles, quizá puedas decantarte por la hierba lámina de pluma (Calamagrostis x acutiflora Karl Foerster) que crece erguida y te ayudará a crear espacios íntimos y/o de sombra. De su follaje verde nacen flores que aparecen a partir de junio y cambian de color, primero son de un tono rosa para tornarse ocre al madurar (en la imagen ya presentan ese color trigo). Su follaje alcanza hasta el metro de altura y junto con las espigas puede llegar hasta los 1,80 m.
¿Más características? Esta hierba se desarrolla bien en suelos húmedos y también los arcillosos y luce preciosa sin importar la estación del año.
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Festuca
Con forma semiesférica, las festucas presentan unas hojas rígidas de color verde o también gris e incluso azul y como se sienten cómodas entre gravas y rocas, son habituales en los jardines de rocalla.
La más utilizada en los exteriores de espacios domésticos, por su interés ornamental, es la Festuca glauca (la vemos en la imagen en un proyecto del estudio de paisajismo Simbiosi Estudi), originaria de Europa y tolerante al pisado, así que se puede situar sin miedo junto a un camino. Aparte, salvo que el clima sea extremadamente seco, puedes olvidarte de regarla porque le bastará el agua de lluvia.
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Bouteloua
Si resides en una zona seca y el suelo del terreno es pobre, una buena forma de ornamentar el jardín es con las boutelouas, que incluso crecen sobre la arena y resultan tolerantes a la sequía. Se trata de herbáceas perennes originarias de América y tienen inflorescencias en espigas.
Existen muchas variedades, en la imagen aparece la navajita (Bouteloua gracilis), que alcanza una altura de entre 20 y 70 cm. Su estética tan espontánea y fresca la hace perfecta para configurar jardines de estilo new perennial.
Hierba de hisopo (‘Pennisetum orientale’)
Como su nombre científico delata, el Pennisetum orientale es originario de Asia. Su belleza radica especialmente en que conforma una mata laxa con los tallos arqueados (de hasta los 70 cm de altura) que presentan flores en espigas. La ventaja de estas hierbas de hisopo es su fácil adaptación a las condiciones costeras, a lo que se suma que requieren muy poco mantenimiento.
Su uso más habitual es en borduras y parterres. Además, resulta útil en terrenos en pendiente como el de la imagen, ideado por Simbiosi Estudi.
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Césped
Es la planta por excelencia seleccionada por estos lares cuando se quiere cubrir de verde el jardín, aunque precisa bastantes cuidados y demanda bastante riego (salvo que el clima traiga lluvias a menudo), en comparación con otras opciones tapizantes. Sobre todo, si te decides por esta gramínea deberás seleccionar el césped (o la mezcla de ellos) que mejor se adapte al clima donde resides.
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Grama
Si buscas una alternativa al exigente césped tradicional piensa en la grama, otra variedad de gramínea que se utiliza para formar praderas verdes en los jardines. Admite bien el corte frecuente y crece formando una cubierta densa, pero a diferencia del césped, su apariencia es más basta y su color puede cambiar durante las estaciones frías, pasando a amarillo pardo. Su mayor ventaja es que resiste mejor el calor, así que conviene especialmente en jardines de zonas cálidas.
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