No conviene subestimar el poder decorativo de la iluminación. Gracias a ella podemos conseguir una casa amplia que resulte acogedora y confortable. O todo lo contrario, un espacio hostil y agobiante. Definir las necesidades lumínicas de cada habitación de la casa y darles respuesta a través de la iluminación es la clave del éxito.
¿Luz cálida o fría?
¿Cómo debemos planificar la luz en cada espacio? ¿Debe ser cálida y amarilla o fría y blanca azulada? Muchas veces no tenemos los argumentos para elegir con conocimiento de causa y terminamos escogiendo en función de nuestras preferencias.
Según la temperatura de color que tenga la luz para un espacio concreto, esta será más cálida o de tonalidad ámbar o más fría y blanca. En cada espacio de la casa se recomienda utilizar un tipo de luz, evitando siempre los extremos. Es decir, no conviene nunca elegir una luz muy cálida o muy fría.
En el caso de las luces LED, las posibilidades de elección crecen: puedes optar por luces de un color blanco neutro, muy similar al de la luz del día.
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En el salón: iluminación general
Es un espacio multifuncional en el que cada miembro de la familia realiza diferentes actividades en función del momento del día. Descansar, leer, ver la televisión, trabajar, recibir a los amigos, etc.
En primer lugar se necesita una iluminación general que esté cuidadosamente planificada. Debe dar luz a toda la habitación, por ejemplo, a través de lámparas colgadas del techo. El tamaño de las mismas ha de ser acorde al espacio.
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Luces puntuales e iluminación ambiental
- En el salón es necesario planificar una iluminación puntual para tareas específicas que sea más cálida de día y más neutra por la noche. Con las últimas luminarias LED es posible regular la temperatura de color de la luz en función de la situación. Puedes poner luces detrás del televisor, para aumentar la iluminación alrededor de la pantalla.
- Por último, es importante definir una luz ambiental, suave y cálida, que sirva para rellenar los huecos que queden después de dotar al salón de la luz general y de las luces puntuales. Su objetivo es crear una atmósfera acogedora y evitar las zonas de sombra.
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Iluminación para la cocina
Como sucede en el salón, la cocina es también un espacio en el que se desarrollan diferentes actividades: cocina, preparar los alimentos, comer, trabajar, hacer los deberes del cole o tomar un café con amigos.
Es importante definir las zonas que han de iluminarse en la cocina. Puedes empezar por diseñar una luz general con focos empotrados en el falso techo, por ejemplo. Después necesitarás luces en la zona de trabajo, sobre la encimera. Si hay armarios arriba puedes instalar luces debajo de ellos.
Un consejo: si la encimera tiene un acabado brillante, elige luces difusas para evitar deslumbramientos.
En la zona de almacenaje también se necesita luz en el interior de los armarios, en los cajones, etc. Una buena idea es emplear tiras de luces LED en la parte inferior de los estantes dentro de los armarios: no se ven pero se ilumina perfectamente el interior. También puedes instalar luz en los cajones, con un sensor que haga que se encienda cuando se abre el cajón.
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En la cocina, ¿luces neutras, cálidas o frías?
Existe un amplio repertorio de tipos de luz en lo que se refiere a la temperatura de color, y es gracias a la tecnología LED. Lo mejor para la cocina es escoger una luz neutra, que no es cálida pero tampoco totalmente fría. Se asemeja bastante a la luz natural del día, por lo que resulta muy cómoda para la vista.
En lo que se refiere a la altura de las lámparas sobre una mesa de office o sobre la isla de cocina, esta debe quedar a una distancia de entre 75 y 90 cm de la misma.
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La iluminación del comedor
En el comedor hace falta una iluminación decorativa pero también práctica. Para empezar conviene utilizar una luz general suave que proporcione un ambiente cálido y una atmósfera acogedora. Consíguelo empleando focos empotrados o luminarias de riel.
También es necesario una luz de acento, como pueden ser apliques decorativos en la pared. Además, hemos de iluminar la mesa con una lámpara de techo. Para elegirla es aconsejable tener en cuenta la forma de la mesa. Si esta es redonda, elige una lámpara redonda. Para una mesa rectangular es mejor optar por una lámpara alargada, o poner dos modelos redondos.
Un consejo: es buena idea instalar reguladores de intensidad en el comedor para crear un ambiente más acogedor en las sobremesas, por ejemplo.
En el dormitorio
En las estancias de la casa destinada al descanso es recomendable emplear luces cálidas que transmiten mayor sensación de relax y bienestar.
Es el caso del dormitorio donde debes escoger una iluminación moderada de tonalidad suave. No es necesario, por regla general, contar con luces demasiado intensas con una sola excepción: las lámparas de la mesilla de noche, si te gusta leer en la cama.
Para iluminar el dormitorio planifica una luz general y luces puntuales sobre las mesillas. Si prefieres instalar apliques de pared a ambos lados de la cama colócalos a una distancia de unos 70 o 75 cm desde la altura del colchón.
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En el cuarto de baño
Los baños de hoy también son multifuncionales. Si por las mañanas se convierten en espacios en los que ha de primar lo práctico para poder arreglarnos con rapidez y eficacia, en otros momentos pueden ser espacios relajantes en los que mimarnos, como si de un spa particular se tratase.
En el cuarto de baño se prefieren las luces neutras que aporten una gran luminosidad. Es lo que se necesita para las tareas de aseo e higiene: una temperatura de color de entre 2700 y 3000 K (grados Kelvin). Se trata de luz blanca y neutra, aunque no demasiado fría. No está de más contar con reguladores de intensidad para las luces del baño. Así podrás elegir una iluminación más suave y relajante en determinadas ocasiones.
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Luces para la zona de trabajo o estudio
El auge del teletrabajo ha dotado de una gran relevancia a estos espacios de escritorio. En ellos la iluminación es esencial para poder trabajar o estudiar con comodidad, en especial si pasas muchas horas sentado delante de la mesa. En estos casos la luz brillante y fría despierta al cerebro, y es la más adecuada cuando se requiere concentración. Si está bien enfocada reduce la fatiga visual.
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