¿Quién no tiene colgado uno de sus cuadros favoritos en el salón? El arte se abre paso en nuestra lista de obsesiones decorativas actuales y, aunque puede tomar otras estancias de la casa, el salón es aquella habitación en la que cobra más sentido y se siente más cómodo. Por eso, si estás pensando en convertirlo en tu particular sala de exposiciones y no sabes por dónde empezar, estas ideas de decoración te ayudarán a hacerlo con estilo y cabeza, para que resulte bonito a la vista y acorde a las dimensiones y el estilo del espacio.
1. ¿Cómo elegir un cuadro para el salón?
Grande o pequeño, nuevo o heredado, para un estar nórdico o un ambiente zen… Las posibilidades son variadas y (casi) infinitas, lo que permite adaptarse a todos los estilos. ¿Un consejo infalible? No olvides que se trata de un objeto 'deco', por lo que debe estar acorde con la decoración del salón. Sin olvidar que, solo o con otros cuadros o fotografías, dice mucho de la personalidad, los gustos artísticos o los lugares preferidos de sus dueños. A la hora de elegir, puedes optar por una obra que contraste, como un retrato antiguo en un salón moderno, o que esté en consonancia como una abstracto en uno de diseño o una retro en un salón ‘vintage’, tal y como propone este ambiente fruto de la colaboración de la famosa cocinera y escritora Mimi Thorisson y Zara Home.
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2. ¿Dónde colocarlos?
No solo debe ser una obra adecuada a tu salón, sino que, además, debe colocarse en el lugar idóneo, respetando siempre las reglas de interiorismo básicas. Encima de un sofá, apoyado en el suelo, sobre una consola, entre molduras… Dadas las muchas posibilidades que tienes a la hora de crear una galería de cuadros en el corazón del estar, una buena idea es jugar la carta de la originalidad y convertir la estancia en un pequeño y coqueto museo en casa. Es importante que, una vez elegida su ubicación, pienses si quieres que brille en solitario o acompañado de otros, y en ese caso si quieres que sea un conjunto uniforme (mismo marco, tono, tamaño o tema) o diferente, con uno más grande y otros más pequeños o mezclando colores, medidas o temáticas, como en esta propuesta de Dekoria.
3. En la pared del sofá
Es la colocación más clásica, pero no por ello menos eficaz, ya que suele funcionar siempre que mantenga la armonía y el equilibrio. Puedes, como en la casa del diseñador José Manuel Ferrero, colgar un solo cuadro, en este caso se trata de una obra creada por el director creativo de estudi {H}ac con el patrón de la butaca Magnum diseñada para Sancal, o varios, creando una composición dinámica e informal. En ambos casos debes tener en cuenta las proporciones del sofá para que no queden nunca ni desangeladas ni demasiado apretadas.
4. En las molduras
Uno de los sitios donde más protagonismo van a tener tus cuadros es situadas entre las molduras del salón, ya que pueden hacer las funciones de marco gigante o ir más allá y actuar de marco sobre marco. En ambos casos, logran que, inevitablemente, todas las miradas se dirijan allí, especialmente si se trata de una obra como esta de PilsFerrer, arte digital en series limitadas. Para que esta ubicación funcione, es preciso que coloques uno o máximo dos cuadros, ya que un número mayor recargaría el ambiente y reduciría su impacto visual.
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5. Junto a una ventana
El arte no solo refuerza la decoración de interiores de una estancia, sino que su presencia, a veces, permite equilibrar los rincones y conferir ritmo, color y volumen al espacio en cuestión. En este salón, dos originales obras de arte que enmarcan cabezas de animales adornan la pared y, al mismo tiempo, reproducen el tamaño y la forma de las ventanas. Una forma de decorar que mantiene un agradable equilibrio, que invita a relajarse y a contemplar el paisaje exterior.
6. Sobre un mueble
Si no quieres hacer agujeros, aunque ahora hay soluciones para colgarlos sin usar una taladradora, una buena idea es dejarlos apoyados sobre el aparador, la repisa de la chimenea u otro mueble bajo, como una estantería. Para que se pueda contemplar bien y no quede ni demasiado alto ni demasiado bajo, ajusta el tamaño de la obra a la altura de la superficie donde va a ir, como en esta propuesta de Maisons du Monde, que queda a la altura de los ojos. Otra buena idea es incluirlas en las grandes librerías del salón, junto a los libros y otros objetos decorativos.
7. En el suelo
Relegadas durante mucho tiempo a la pared, las pinturas y las fotografías se ‘emancipan’ cada vez más en salones contemporáneos haciéndose un hueco en otros lugares más sorprendentes, como el suelo. En esta propuesta de Kave Home se combinan obras colgadas con otras apoyadas en el pavimento, logrando un conjunto dinámico, lleno de personalidad. Además, esta instalación presenta otra ventaja frente al clavo y el martillo: te permite renovar la decoración fácilmente cuando necesites darle un nuevo aire a la estancia.
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8. Varias obras en una pared
A modo de tesoros, pinturas, dibujos y fotografías visten una sola pared, convirtiéndola en la sala de un museo que no te cansas nunca de observar y cambiar. Esta opción es perfecta para aquellos que no se preocupan por la tendencia minimalista ni dan especial importancia al equilibrio en la decoración cotidiana. Debes tratarlo como un lienzo en blanco, tal y como se ha hecho en este ambiente de SofaCompany, donde conviven recuerdos, piezas heredadas, nuevas adquisiciones e, incluso, creaciones artísticas infantiles sin prejuicios. Estamos ante una pared llena de emociones, que refuerza la atmósfera única de tu salón.
9. En modo museo
Distribuidas por la pared, como si fueras a hacer una visita a un museo, este salón diseñado por Pia Capdevila despierta la curiosidad por su capacidad para crear contrastes en el corazón de una decoración clásica. Sus dos cuadros, diseñados a medida en Merk & Cia, iguales, pero distintos a la vez debido al uso del blanco y negro, aportan su propio toque personal a este ambiente carismático en sí mismo gracias, en parte, a sus columnas y al encanto de piezas como el piano.
10. En una pared de color
En un salón contemporáneo solemos colocar cuadros y otras soluciones decorativas sobre una pared blanca. La regla sería que es necesario ‘despertarla’ con una pincelada artística, ya que, a menudo, las consideramos demasiado sosas y aburridas. Sin embargo, también las paredes a todo color tienen derecho a albergar una pintura contemporánea de tonalidades atrevidas. Como ejemplo para copiar, esta propuesta del estudio Red Deer, que juega no solo con los tonos de los cuadros y la pared, sino también con el del mobiliario, como el amarillo de la butaca.
11. Sobre la chimenea
Una forma habitual, pero no por ello menos efectiva visualmente, de decorar las paredes del salón con un cuadro es colgarlo sobre la chimenea, en lugar de colocar un espejo. La idea es dirigir la mirada hacia este rincón de la estancia, esté o no encendido el fuego. Puedes colocar un solo cuadro o dos, como en esta propuesta de Kenay Home, siempre que estén proporcionados con el tamaño de la chimenea y encajen perfectamente sin sobresalir por los lados ni elevarse demasiado en altura.