Tener el suelo limpio, sin polvo ni suciedad, es fundamental en una casa. Se trata de una tarea doméstica a la que debemos darle una importancia especial. Para ello debemos conocer cómo se debe limpiar cada tipo de suelo, en función del material con el que esté fabricado.
Hemos hecho un pequeño repaso por el panorama de pavimentos más frecuentes en las casas de hoy para darte las claves sobre cómo conseguir un suelo limpio y perfecto.
A cada material, su tratamiento
Es, sin duda, el aspecto clave que marca la diferencia sobre cómo debemos actuar a la hora de limpiar los suelos de nuestra casa. No es lo mismo que estos sean de madera o de gres, de mármol o de cemento pulido.
A cada tipo de suelo debemos darle una atención especial, y aunque la forma de limpiar pueda parecer similar, existen diferencias fundamentales que es necesario tener en cuenta. Elegir los utensilios adecuados, apostar por productos de calidad y no someter al suelo a tratamientos agresivos son las reglas básicas de actuación.
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¿Barrer o aspirar?
Esta es la primera gran pregunta que debes hacerte cuando te plantees si estás limpiando los suelos de tu casa de la manera correcta. Partiremos de la base de que cualquiera de estas dos acciones de limpieza puede conseguir los resultados esperados. Sin embargo, merece la pena tener en cuenta los pros y los contras de ambas para elegir la mejor en cada caso.
Utilizar una escoba para barrer el suelo de la casa tiene algunos inconvenientes. Es cierto que se trata de un utensilio económico, pero realmente resulta poco higiénico, ya que consigue levantar mucho polvo en caso de limpiar suelos con cierta suciedad. Aunque pueda ser efectiva para recoger la suciedad más evidente, no lo es tanto a la hora de atrapar el polvo y las pelusas más pequeñas.
Por el contrario, el aspirador es mucho más efectivo en este aspecto. Se trata del utensilio más completo a la hora de limpiar todo tipo de suelos, aunque pueda resultar más caro y necesite de una inversión inicial. Para pavimentos delicados como la madera, por ejemplo, es importante contar con un cepillo especial (la mayoría de los aspiradores lo traen). El aspirador, además, es lo mejor para limpiar alfombras y moquetas.
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Los robots aspiradores, un aliado interesante
Son muchas las personas que dudan sobre si hacerse con un robot aspirador que limpie el suelo por nosotros es una buena idea o no. Aunque tenga sus ventajas y sus inconvenientes, lo cierto es que los robots aspiradores son muy prácticos en determinadas circunstancias.
Una de las cosas más importantes es elegir el modelo adecuado para tu casa. Hay robots que aspiran, friegan el suelo y lo abrillantan con la mopa que llevan incorporada. La diversidad de modelos y prestaciones es tan amplia, que es fácil perderse. Opta por un aspirador capaz de “analizar” el suelo y de centrarse en las zonas más sucias que requieren mayor limpieza.
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Elegir las mejores fregonas y mopas
Son utensilios muy necesarios a la hora de limpiar el suelo y mantenerlo impecable. Además de contar con un buen aspirador, necesitarás fregonas y mopas para completar la limpieza, por lo que conviene saber cuáles son las mejores.
En lo que a la fregona se refiere, deja a un lado las de cuerdas de algodón, ya que acumulan más agua y son más difíciles de escurrir. Opta por fregonas de microfibra o de gamuza, que absorben menos agua y se escurren mejor, para suelos que no deben mojarse en exceso.
En cuanto a la mopa, elige un modelo con estructura metálica, ya que será mucho más resistente que las de plástico. El accesorio textil es mejor que sea de algodón, suave y delicado con la superficie, y capaz de recoger la suciedad del suelo.
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El cuidado óptimo para los suelos de madera
Son cálidos y muy decorativos, aunque también resultan bastante delicados a la hora de limpiarlos ya que se arañan con facilidad. Sin embargo, si los tratas adecuadamente su mantenimiento no supondrá ningún problema y conseguirás que estén siempre impecables.
El aspirador es el mejor utensilio para eliminar polvo y arenilla de los suelos de madera, siempre equipado con el cepillo correcto para no rayar la superficie. Con la escoba o el cepillo de barrer es fácil rayar el suelo.
Por otro lado, los suelos de madera no deben fregarse excesivamente, ya que la madera y el agua no se llevan demasiado bien. Friégalos con agua y un jabón específico para madera una vez cada dos o tres semanas, escurriendo al máximo la fregona (mejor de microfibra) para no empaparlo.
Un consejo: evita el uso del vinagre a la hora de limpiar los suelos de madera. Aunque hayas oído que consigue buenos resultados, lo cierto es que el ácido acético del vinagre termina por apagar el brillo de la madera. Tampoco utilices productos comerciales con ceras o siliconas.
La limpieza de suelos laminados y vinílicos
Aunque no son lo mismo, los suelos laminados y vinílicos se pueden limpiar de la misma manera. Ambos resultan muy resistentes, con la particularidad de que los pavimentos vinílicos son capaces, además, de soportar sin problemas la humedad y las salpicaduras de agua.
Aspira este tipo de suelos y friégalos después con agua y un jabón neutro. Lo mejore es huir de productos comerciales específicos, ya que un buen jabón neutro conseguirá resultados similares sin dañar la superficie. Termina secando los laminados y los vinílicos con una mopa suave.
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Cómo limpiar los suelos de cerámica y gres
Se trata de los pavimentos más sencillos de limpiar, ya que son muy resistentes y no se deterioran con facilidad. Además de aspirar o barrer para recoger la suciedad, deberás fregarlos con un buen limpiador, evitando los productos agresivos.
Los suelos de gres se pueden mojar sin problema, por lo que son perfectos para cocinas y baños, zonas en los que pasar la fregona se convierte en una tarea diaria. En zonas como la cocina donde pueden producirse manchas de grasa con mucha frecuencia, es buena idea fregar el suelo de gres con agua, amoniaco y un chorrito de jabón lavaplatos. Esta mezcla es desengrasante y dejará tu suelo completamente limpio.
Un consejo: las juntas entre las baldosas puedes limpiarlas frotando con un cepillo y lejía diluida en agua.
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El tratamiento perfecto para los suelos de mármol
Los suelos de mármol necesitan una limpieza frecuente y exhaustiva que impida que se acumule la suciedad en ellos. Para limpiarlo comienza por aspirar o barrer para recoger el polvo, y después friégalos con agua templada y jabón neutro. No conviene mojar el mármol en exceso.
Lo más complicado es acabar con las manchas en el mármol, cuando estas se producen. Conviene actuar cuanto antes, para evitar que la suciedad penetre. Si tu suelo es blanco, puedes tratar de eliminar las manchas con agua oxigenada pura, frotando y aclarando después con agua.
Otra solución casera es frotar con medio limón, enjuagar con agua limpia y secar. Si la suciedad es excesiva y las manchas no salen, frota con lejía diluida en agua, aclarando y secando el suelo después.
Un consejo: en suelos de mármol negro no utilices vinagre, limón ni cualquier otra sustancia ácida que pueda estropear el color.
Claves para mantener el cemento pulido
Si eres fan de los ambientes industriales y contemporáneos, te gustarán los pavimentos de cemento pulido. Hacen gala de una gran variedad de colores y acabados, por lo que se convierten en una opción interesante a tener en cuenta.
Además de bellos, resultan resistentes y fáciles de limpiar. Después de aspirarlos o pasar una mopa limpia y seca, puedes fregarlos con agua y jabón neutro, aclarar después y secar. El proceso de aclarado con agua limpia es muy importante en este caso, ya que los residuos que dejan jabones y limpiadores pueden acabar con el brillo del cemento pulido.
Evita el uso de lejía, amoniaco y cualquier otro limpiador fuerte. Tampoco emplees productos con base de aceite: dejan una película en la superficie del suelo que atraerá más suciedad.
Un consejo: los suelos de cemento pulido llevan una capa de protección que hace que no sean porosos. No olvides renovar de vez en cuando este tratamiento.
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Suelos de terrazo siempre impecables
El terrazo ha vuelto. Aunque reinventado, es tendencia otra vez, por lo que conviene aprender a limpiarlo de la forma adecuada. Se trata de un material resistente y fácil de mantener. Después de eliminar el polvo, puedes fregarlo con agua y jabón sin mayor problema.
Al estar pulido, el terrazo es poco poroso. En caso de que se produzcan manchas, límpialas con un producto específico para terrazo. Si quieres conservar su brillo, añade de vez en cuando un poco de cera líquida para terrazo al agua de fregar.
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