Si hay un color que destile personalidad y eleve la elegancia a otro nivel, ese es el color coñac, con permiso, siempre, de Pantone y su ‘Very Peri’ y las otras predicciones de conocidas marcas de pintura. El coñac, que adopta su nombre del destilado y resulta tan reconfortante como la bebida, se sube al movimiento cromático que empezaron el naranja y el terracota, dos colores relegados de la primera fila decorativa que han vuelto en los últimos años. Su paleta abarca gran cantidad de tonos que van desde el marrón ámbar hasta el cuero, camel, miel o caramelo, sin olvidar los anaranjados, como el ocre. Esta variedad permite integrarlo fácilmente en toda la casa y combinarlo con otros tonos, como demuestra este ambiente de Ercol. Según tus preferencias y tus interiores puedes usarlo como un ‘total look’, en cuyo caso debe lucir en espacios amplios y luminosos, donde se realce sin oscurecer, o en pequeñas pinceladas en complementos y accesorios. Estas ideas de decoración te desvelan sus claves de estilo.
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1. Viste con estilo el sofá
Si no te atreves a adoptar el color coñac en las paredes y crees que puedes cansarte de su atmósfera envolvente, haz que brille con fuerza en las piezas principales de tus estancias. En el salón, hará que el sofá gane valor 'deco' y protagonismo. En cuero, ante o terciopelo lograrás un ‘look’ más refinado, mientras que en algodón sacarás partido a su lado rústico. Procura que no compita con estampados imposibles y elige siempre un modelo con tapicería lisa. Eso sí, no te olvides de las posibilidades que ofrece este color y juega con las texturas de los tejidos para lograr un efecto más llamativo. Chenilla, rayón, pana y lana, como la de esta propuesta de Lizzo (en Pepe Peñalver), son cuatro buenas alternativas.
2. Realza las piezas secundarias
Si quieres caldear el ambiente, sin jugar todo a una carta, una buena idea es introducir en tus estancias piezas auxiliares de este color. Un sillón coñac junto a la chimenea o en un rincón del dormitorio, como en esta propuesta de HK Living, creará al instante una atmósfera envolvente llena de encanto. También puedes colocar un taburete en la cocina que aporte personalidad o tapizar las sillas del comedor de madera con él, para sumar puntos decorativos y dotar a la mesa de carácter familiar.
3. Es apto para todo el año
El coñac forma parte de la carta cromática de colores cálidos que, tras los ocres y terracotas veraniegos, hacen nuestros interiores reconfortantes y agradables. Sus variados tonos de marrón calientan el ambiente y suben los grados de nuestro hogar. Por estos motivos, nos encanta cuando fuera hace frío. Pero también nos enamora con el buen tiempo cuando necesitamos una pincelada de sofisticación, como la que tiene esta propuesta de Culto, y un toque de bronceado, efecto ‘buena cara’.
4. Aporta un plus de calidez
Los colores cálidos, como el coñac, son la manera más sencilla de transformar una estancia amplia y despejada, e incluso desangelada, en otra cálida y envolvente, como ocurre en este dormitorio de Kenay Home. Tremendamente reconfortante, este tono elegante sabe como crear una atmósfera lujosa y apetecible que puede destilar, si se quiere, cierto aire retro. Para potenciar su rasgo más reconocible, no dudes en asociarlo con materiales y tejidos amorosos, que favorezcan el confort.
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5. En pequeñas dosis también funciona
Si piensas que es ‘too much’, tu salón está orientado al norte o es oscuro o tu dormitorio no anda sobrado de metros, la mejor opción es adoptarlo en pequeña dosis y usarlo en los complementos. Los tonos ocres, marrones y caramelo se apoderan de cojines, alfombras, jarrones, lámparas o toallas, como las de este baño de Villeroy & Boch, aportando carácter y estilo propio. Mientras que en la ropa de cama sumará calidez y aspecto ‘cocooning’ si lo combinas con textiles de materiales suaves y naturales como la lana. Recuerda que su efecto será aún mayor si los integras en una base neutra, no hace falta que sea blanca pura.
6. Puede usarse en las paredes
Si bien su fuerza puede asustarte, lo cierto es que el color coñac tiene muchas posibilidades para pintar la casa, ya que combina bien con tonos orgánicos y materiales naturales y aporta carácter y personalidad a tus habitaciones, como demuestra este dormitorio de Ikea. Puedes usarlo en una pared de acento, como la del sofá o la del cabecero, o en toda la estancia, siempre que no te falte luz natural. Si lo rodeas de muebles y telas en blanco, crearás sensación de profundidad, mientras que los tonos menos intensos, como el camel, lograrán que la luz natural adquiera un bello toque dorado.
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7. Es fácil de combinar
Aunque a primera vista imponen y puede parecer difícil introducirlos en nuestras estancias, lo cierto es que son sencillos de combinar y encajan bien tanto con colores fríos como cálidos. Así, con azules (un binomio infalible como demuestra este ambiente) o verdes, suman personalidad y frescura, y con blancos, crean un atractivo contraste; mientras que con naranjas, rojos y amarillos adquieren mayor sofisticación y calidez. Son buenos aliados de la madera en muebles y complementos, destacando tanto las tonalidades claras y medias como las oscuras, y con fibras vegetales mostrarán su lado más fresco, al diluirse parte de su fuerza. Se sienten bien con suelos de inspiración natural, como barro o piedra y, por supuesto, parqué.
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8. Encuentra su lugar en todos los estilos decorativos
No tiene problemas de adaptación y según cómo lo combines puedes lucir perfecto en ambientes clásicos como modernos e, incluso, minimalistas, dada su potente personalidad. Además, es una buena opción para crear interiores rústicos, donde triunfa gracias a su conexión natural y a su buena sintonía con la madera y otros materiales naturales. En todos ellos, agregará un toque de vitalidad y originalidad, mientras juega la baza de la atemporalidad y el saber estar.
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9. Posee muchas y variadas posibilidades ‘deco’
Las diferentes tonalidades coñac se pasean por toda la casa, adaptándose cálidos y acogedores en salones y dormitorios y originales y sobrios en cocinas y baños. Jugar con su versatilidad es una buena manera de ‘despertar’ una decoración a veces soñolienta, donde el cuero, los cálidos marrones y los reflejos camel reclaman nuestra atención al instante y ni siquiera en pequeñas dosis pasan desapercibidos. En función de tus gustos, tu atrevimiento y las condiciones de la estancia (los tonos más oscuros necesitan luz y metros), puedes pintar paredes, vestir suelos, como este de madera de Listone Giordano cuyo color se ha inspirado en el vino, introducir piezas principales o limitarte a dar toques en jarrones o cojines, por ejemplo.