Al igual que las personas, una casa evoluciona, cambia y se adapta a las nuevas circunstancias, demostrando una capacidad de resiliencia a prueba de pandemias y demás situaciones. Y esta vivienda de Palma de Mallorca es buena prueba de ello, ya que la interiorista Bárbara Aurell del estudio Espacio en Blanco tuvo que ir readaptando el proyecto según los acontecimientos. Así, la reforma estuvo marcada por la capacidad de adaptación, la flexibilidad y (casi) la improvisación. Los propietarios eran una pareja joven, recién casada, sin hijos y con un perro, que regresaba a su tierra natal, Palma de Mallorca.
Tras un primer planteamiento, hubo dos condicionantes que hicieron necesario reformular el planteamiento inicial y la decoración de interiores: la llegada de dos hijas y el confinamiento. El inmueble, ubicado en el centro de la ciudad, estaba abandonado, sin embargo, poseía grandes posibilidades, ya que contaba con una planta cuadrada, junto a una hermosa plaza. “Lo más importante era estructurar la circulación, impidiendo crear muchos pasillos”, explica Aurell.
Entrada
El estilo señorial de la vivienda se aprecia nada más entrar, al igual que su aire moderno que no se deja intimidar por una 'caja' clásica. Inicialmente, al no tener hijos, la propuesta de la interiorista fue dividir el amplio piso en dos. Para ello, creó un recibidor con función de distribuidor, donde dos grandes puertas simétricas proporcionan una cálida bienvenida. La de la izquierda da a la gran biblioteca y zona de lectura y la de la derecha conduce a la cocina, que es amplia y luminosa. Las puertas juegan un papel importante en esta decoración de interiores, mezclando modelos de roble macizo, lacadas en blanco, barnizadas, con molduras, correderas o abatibles.
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Salón con aire 'art déco'
Concebido como un gran espacio para social, las pinceladas verdes proporcionan un plus de elegancia al ambiente. Destaca especialmente el sofá hecho a medida, de terciopelo verde botella (un clásico atemporal y elegante), que se adereza con una mezcla de cojines, con diseños adquiridos en Maison de Vacances y otros creados por el estudio. Las lámparas de latón aportan un toque ‘art déco’, que realza la natural belleza de la butaca y el reposapiés de Flexform. Quien conozca a Bárbara Aurell, impulsora de Movimiento en Blanco, sabe que el arte siempre está presente en sus proyectos. Y este no podía ser una excepción. Apostando por artistas locales, se incorporaron una obra de Andrea Torres Balaguer, de la Galería Alzueta, una de Olmo Sard y otra de Mercedes Laguens, de la galería mallorquina Aba Art Lab. Además, sobre la mesa de centro destacan dos pequeñas esculturas de madera de Jaime Sicilia.
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Comedor independiente
Separado del salón por unas puertas correderas con cuarterones de cristal, que permiten el paso de la luz y la conexión visual, una impresionante mesa de Antique Boutique y una lámpara escultural, tipo Sputnik (un modelo ‘vintage’ que toma su nombre de un satélite soviético), hecha a medida, presiden el comedor. Las sillas de bambú lacadas en negro, procedentes de un anticuario, y las butacas de enea con asiento tapizado en ‘toile de Jouy’, de The Socialité Family, son una manera original y muy ‘chic’ de introducir las fibras vegetales en una decoración señorial, sin perder encanto ni espíritu natural. El toque artístico lo ponen otra obra de Olmo Sard en la pared y dos piezas de cerámica encima de la mesa de Maria Bennassar. Todo de Aba Art Lab.
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Biblioteca con zona de despacho
O despacho con librería. Práctica y estilosa, la zona de trabajo consta de una mesa de Antique Boutique y dos cómodas sillas en color turquesa oscuro, creando un conjunto colorido y funcional. Para conseguir continuidad en toda la vivienda, de forma que se percibiera como un conjunto, la interiorista ha creado un efecto de casa antigua actualizada. Para lograrlo ha usado los materiales, los detalles de latón, el color verde, el parqué envejecido de un color gris oscuro que parece el original y la mezcla de piezas modernas con diseños ‘mid century’. Además, en este ambiente la gran librería hecha a medida es de roble, al igual que las puertas de paso, estableciendo, así, un vínculo con la entrada.
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Espacios comunicados
El paso entre unas estancias y otras es totalmente fluido gracias a las grandes puertas señoriales diseñadas a medida. Biblioteca, salón y comedor se conectan con naturalidad, al igual que la cocina que está independiente del comedor pero, al mismo tiempo, conectada a él. Todas son de roble lacado, con tiradores de latón. Las correderas esconden un mueble bar, perfecto para ocasiones con amigos.
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Cocina en verde y blanco
Amplia y luminosa, gracias al arco con puertas de roble y cuarterones de cristal, la cocina destaca por el fresco color verde de la encimera, cuya vitalidad se equilibra con el pavimento en tono claro. Diseñada por Espacio en Blanco y hecha a medida con materiales de Huguet Mallorca, en ese deseo de trabajar con materiales autóctonos, los armarios están lacados en color blanco y los tiradores son de latón, a juego con otros detalles del mismo material, como los estantes del ‘office’, que también vemos en otras estancias de la casa. Los taburetes junto a la mesa son de Zangra.
Dormitorio principal
Distribuido en suite, estamos ante otra de las joyas del proyecto, que incluye, además, una amplia zona de armarios para bolsos y zapatos, con mucha capacidad de almacenaje, perfectos para mantener todo ordenado. La zona de la cama es una verdadera delicia decorativa. Así, incluye un cabecero de rejilla de ratán enmarcada con madera negra, estilo ‘vintage’, que se combina con un vistoso mural 'chinoiserie' de motivos florales, de la marca británica Surface View. La decoración del dormitorio se completa con dos mesitas de noche de Zara Home y dos lámparas antiguas compradas personalmente por la interiorista. Los textiles son de Teixidors.
Baño con acceso al vestidor
Las generosas dimensiones del baño de la suite, abierto al vestidor, permiten diseñar un espacio cómodo, perfecto para dos personas. Con suelo de gresite blanco, la encimera XL, de un imponente mármol verde a juego con el zócalo alto, termina en un coqueto y práctico tocador. La pared principal está presidida casi en su totalidad por un gran espejo, que incorpora una tira de bombillas tipo camerino, muy práctica para maquillarse y afeitarse. Para multiplicar la capacidad de almacenaje, se han colocado cajoneras en la zona inferior, que actúan como un mueble bajolavabo volado, aunque resultan más ligeras. La interiorista ha querido recrear también aquí el toque retro con una bañera exenta de estética 'vintage' y detalles como la grifería.
Habitación infantil
Situada en la otra parte de la casa, lo que en principio iba a ser la zona de invitados terminó transformándose en los dormitorios y el cuarto de juegos de las dos hijas. Empapelada con un papel pintado de la marca sueca Boråstapeter, delicado y relajante, la decoración se completó con camas de bambú y una lámpara de Rue Vintage, cuyo objetivo era dar ese aire retro que tiene el resto de la vivienda.