No hay un único ‘jardín canario’, los jardines que se inspiran en el paisaje autóctono de este archipiélago pueden ser de tipo desértico o de tipo casi selvático. ¿Quieres saber qué características tiene cada uno y cómo trasladarlo incluso a la península ibérica o las islas Baleares? Hemos entrevistado al experto Fernando Nájera, paisajista que ofrece todas las pistas para diseñar un jardín con una personalidad única. ¡Lo vemos!
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Jardín canario, dos estilos
Hablar de jardines canarios es hablar de las propias islas, que debido a su orografía distinguimos a grandes pinceladas entre orientales y occidentales.
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Las orientales, más próximas al Sahara y con escaso relieve retienen menos precipitaciones y están muy batidas por el viento. En consecuencia, se desarrolla una vegetación muy adaptada a la sequía y la fuerte insolación.
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En las islas occidentales, con una orografía muy escarpada, altas cumbres y más alejadas de la costa africana, se retiene mucha humedad, lo que permite el establecimiento de bosques de laurisilva, y en general una flora que podríamos confundir con la propia de climas tropicales.
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Elementos comunes
Hay algunos elementos comunes entre los jardines canarios orientales y occidentales muy característicos, como es la presencia de grava volcánica (picón) o rocas volcánicas formando muretes o rocallas, o la presencia de algunas especies vegetales icónicas, como la palmera canaria (Phoenix canariensis) o los dragos (Dracanea drago), árboles que son el símbolo vegetal de la isla de Tenerife.
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El diseño de un jardín canario de zonas secas
Fernando señala que en los jardines que se inspiren en islas como Lanzarote hay dos elementos angulares: el picón (es decir, grava volcánica de tonos rojizos o negros) y una vegetación relativamente minimalista inserta en estas superficies de picón o en grandes masas de roca volcánica. Es decir, las plantas brotan de una extensión de lava limpia y se reparten por ella en una densidad baja. Son habituales las plantas suculentas, como los cactus o las crasas (por ejemplo, el aloe vera) y como elementos dominantes del jardín las palmeras canarias (Phoenix canariensis).
Hay una especie endémica de Canarias, el tajinaste rojo (Echium wildpretii) que al madurar genera una floración difícil de describir, tan solo hay que ser paciente con ella y no exponerla a heladas. Mucho más abundante en la península e importado de México es nuestro siguiente invitado, pero es que es indudable su valor estético y es muy frecuente en la isla, la chumbera (Opuntia ficus-indica), y su estampa combina muy bien con otras plantas muy numerosas como las tabaibas dulces (Euphorbia balsamifera).
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César Manrique, gran inspirador
El paisajista sugiere que quien quiera conocer de un vistazo el estilo de los jardines de Lanzarote, tal vez el exponente máximo del diseño de estos jardines está en el Jardín de Cactus o en los Jameos del Agua (en la imagen), del maestro César Manrique, en el que el artista polifacético supo sintetizar y crear un estilo único que puede servirnos de la mejor de las inspiraciones.
“A nivel constructivo, es decir, elementos que forman y decoran el jardín, podemos integrar muretes de piedra volcánica emulando los patios de las casas, o incluso pequeños abrigos de piedra como los que encontramos en La Geria, protegiendo los viñedos. Si queremos incorporar agua en estos jardines tenemos que tomar referencias artísticas, y no naturales, pues no son islas húmedas, pero tienen monumentos como los Jameos del Agua en que pequeñas láminas acuáticas sobre superficies de cemento blanco arrojan escenas turquesas difíciles de describir”, cuenta Fernando.
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Un inspirador jardín de cactus
Un jardín de cactus encajaría perfectamente en un diseño de jardín canario de tipo árido. Además de una correcta elección de estos, para lo cual hay que dejarse asesorar dada la enorme variedad de cactus que hay, es muy importante diseñar un entorno que conecte con ellos, huir de crear una mera colección. El empleo de grava volcánica, y el manejo del relieve, generando colinas, cuestas y grietas puede lograr que con muy pocos ejemplares el resultado sea magnífico. Además, si diseñamos una iluminación indirecta que destaque sus formas escultóricas de noche el jardín ganará muchos puntos.
“Cabe recordar que hay cactus de múltiples formas y volúmenes, y no debe descuidarse componer adecuadamente los distintos niveles del jardín, bajos, medios y altos, y así, por ejemplo, hay crasas como los árboles candelabro (Euphorbia candelabrum) que si el clima es benigno puede darnos grandes alegrías en combinación con cactus como el erizo cactus (Echinocereus viereckii), los primeros muy altos, los segundos mucho más rastreros”, aconseja Fernando. Por último, no debemos olvidarnos del agua, y no debemos desechar la idea de generar láminas dentro de estos jardines, pues logramos un efecto oasis muy relajante y llamativo.
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Jardín canario ‘selvático’
El estilo que se da en los jardines de zonas húmedas es mucho más selvático, partimos de la laurisilva (también llamado bosque templado), conformada genéricamente por loros (que no laureles), tilos (que no tilos centroeuropeos o peninsulares), sambucos, trepadoras, phyllireas, euphorbias, viburnum…, es decir, plantas de hojas intensamente verdes, generalmente alargadas y perennes. También abundan los brezos arbóreos y diversos tipos de helechos. Así, con este conjunto lo que se desprende es un paisaje muy verde, donde el suelo está tapizado de vegetación y donde copas de árboles y arbustos se juntan logrando un dosel que proyecta una semisombra a los niveles inferiores.
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La importancia del agua
En estos jardines realzarán el diseño elementos de agua como pequeños cursos o manantiales, e incluso cascadas. La Cascada de los Tilos, en La Palma, ejemplifica este paisaje perfectamente.
Por tanto, en un jardín que quiera tener ese ambiente de bosque templado vamos a buscar un efecto de humedad, cierta umbría, rocallas de las que brote verde y una presencia casi testimonial de grava, limitada en todo caso a los caminos. Además existe una planta que da fama a Canarias (si bien es de origen asiático), que se desarrolla especialmente en las zonas húmedas que tiene un valor estético indudable. Presente en el archipiélago desde hace siglos, hablamos de las plataneras (Musa acuminata), seña indiscutible de las islas y de sus paisajes.
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Recrear un jardín canario en la península
Un jardín inspirado en el paisaje canario va a ser muy diferente en dos lugares de la península tan solo atendiendo a las temperaturas mínimas. “Ni la insolación ni la pluviometría son insalvables, pero las heladas sí lo son”, apunta el experto.
Un jardín al estilo de Lanzarote en la meseta podrá tener palmeras, muchos cactus capaces de resistir inviernos típicos (episodios como Filomena aparte) y bastantes tipos de euphorbias. Por el contrario, deberemos sustituir los aloes o algunas plumbaginaceas, muy sensibles al frío, por plantas que se parezcan al menos en el plano estético. Igualmente, hay plantas propias de la laurisilva que podemos emplear en la península y otras no según su tolerancia al frío. Quedan retazos de esta primigenia laurisilva en los Alcornocales en Cádiz, donde podemos encontrar algunas de estas especies casi endémicas de Canarias. Loros, tiles, y otras muchas no encuentran acomodo en territorios que no les proporcionan humedad constante en el suelo y en la atmósfera, pero gran parte de la flora de la laurisilva podemos encontrarla con mayor o menor pureza en la península.
En la imagen la empresa de Fernando Nájera ha recreado un jardín canario en Boadilla del Monte (Madrid).
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Plantas tropicales junto con otras mediterráneas
Cuando abordan el diseño de un jardín canario en la península ibérica desde Fernando Nájera Paisajista siguen dos líneas: por un lado, emplear plantas propias de Canarias que están adaptadas al clima mediterráneo o mediterráneo continentalizado. Por el otro, utilizar plantas netamente ibéricas pero que se asemejen lo más posible a aquellas que podríamos encontrar en un jardín en las islas. Como ejemplo paradigmático las plataneras. “Las musas canarias no soportan el rigor invernal de Madrid, pero sí podrían hacerlo en Málaga. Así que allí donde hiela, usamos otra, la banana japonesa (Musa basjoo) que pierde su parte aérea en invierno y rebrota con gran fuerza en primavera. Los dragos no podemos emplearlos en zonas frías, pero en las costas y el sur sí prosperan”, relatan.
Las palmeras canarias son plantas bastante resistentes, por lo que salvo en zonas extremadamente frías podemos contar con ellas. También podemos emplear Cordylines, Phormiums o con la Yucca rostrata para emular la apariencia de drácenas o aloes. Otras plantas que pueden encajar en la estética de un jardín canario son los los pitósporos rastreros (Pittosporum tobira nana) y los romeros costeros (Westringias fruticosas). La grevillea arbustiva (Grevillea juniperina) o la flor araña (Grevillea lanígera) son también opciones muy válidas para lograr esos jardines volcánicos más áridos.
Y además de estas opciones, hay plantas mediterráneas como las salvias y el romero rastrero, que pueden integrarse perfectamente en estos jardines dando unos toques de color y volumen que difícilmente lograríamos de otro modo.
En la propuesta principalmente se muestran dos especies botánicas, la banana japonesa, originaria precisamente de Japón y China, y romerinos (Westringia).
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Sistemas de riego
Un sencillo goteo oculto bajo el picón es el mejor de nuestros aliados, puesto que esta grava genera una capa aislante que retiene la humedad y además protege las raíces en el invierno. Si por el contrario nos gusta una estética más jurásica, de bosque húmedo de laurisilva tendremos por aliados a laureles (Laurus nobilis), helechos, acantos, Phillyreas angustifolia, Pittosporum tobira, hiedras, Farfugium japonicum, Aspidistra elatior, esparragueras, zarzaparrillas…, si bien tendremos que procurar lograr una cierta umbría para que este sotobosque luzca húmedo y fresco. Podemos lograrlo en exposiciones norte, bajo un dosel arbóreo o en rincones sombreados. Según el clima que tengamos habrá que regular el riego que, sin ser excesivo, deberá ser más generoso que el propio de un jardín más árido.
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