Una de las decisiones más cruciales al decorar nuestra casa y, más concretamente, el salón, es al elegir el sofá. Se trata de la pieza más importante de esta estancia y no solo debe cumplir con una serie de condiciones estéticas, sino que también ha de ser una pieza que aproveche el espacio sin atiborrarlo, que decore y que dure a lo largo del tiempo. Al fin y al cabo, un buen sofá es casi, casi para toda la vida. Asimismo, también debe ser un mueble capaz de adaptarse a las distintas épocas que vivirá tu familia y tu casa con elegancia y versatilidad.
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¿Qué uso le vais a dar al sofá?
Para tomar la mejor decisión, lo primero es valorar cómo vais a usar el sofá: ¿os gusta juntaros todos los miembros de la familia a ver películas?, ¿o tal vez sois más de reuniros a conversar tranquilamente?, ¿recibís visitas con asiduidad? Todas estas preguntas condicionarán tu elección, pero antes de contestarlas tendrás que tener en cuenta también cómo es la planta de tu salón. Así sacarás todo el partido al espacio y te harás con una pieza acorde a las dimensiones: ni demasiado grande, ni demasiado pequeño. ¡Empezamos!
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Si tu salón es cuadrado…
Tienes varias posibilidades al elegir el sofá. Una de las opciones más extendidas son los sofás esquineros, que aprovechan al máximo el espacio, ofreciendo, además, un montón de asientos para todos los miembros de la familia. Se trata de piezas informales, que priman la comodidad sobre cualquier otro elemento. Para cerrar el conjunto puedes añadir una o dos butacas que regalen un par de asientos, aunque si el espacio escasea, lo mejor es decantarse por unos pufs, que servirán de reposapiés cuando todos los miembros de tu familia están en el sofá o que os regalarán unos asientos extra en caso de recibir visitas.
Otra opción es colocar dos sofás en L, que tienen el mismo efecto que un sofá rinconero. Y, aunque renuncies a una plaza de sofá, ganarás un espacio en el que colocar una mesa auxiliar o una lámpara de pie que proporcione una cálida luz ambiental.
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Un salón cuadrado invita a enfrentar los sofás
Porque no solo se crea el espacio idóneo para facilitar a la conversación, sino que ayuda a que el conjunto se perciba más recogido. Dependiendo de las dimensiones del salón, podrás colocarlos pegados a la pared –si el salón es pequeño– o dejar un espacio a modo de pasillo por detrás.
Respecto a su estilo, las opciones son muchas: puedes elegir dos piezas iguales o distintas, como en esta propuesta. La clave es elegirlos del mismo estilo, pero con tapicerías de colores que se complementen entre sí. Eligiendo uno de ellos de un color neutro, tendrás muchas posibilidades para elegir el otro modelo. Ahora, asegúrate de que ambos sofás tengan más o menos el mismo tamaño, ya que de lo contrario el salón se sentirá desproporcionado.
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En salones alargados que comparten el espacio con el comedor
En estos casos, las posibilidades se multiplican, aunque una manera muy decorativa de crear una separación visual entre ambos espacios es utilizar la trasera del sofá a modo de separador de ambientes. Así ambos usos compartirán estancia, pero se sentirán como dos zonas diferenciadas e individuales. Para incrementar esa sensación, puedes colocar un mueble en la trasera del sofá, que regale algo de almacenaje. Elige una pieza ligera y con poco peso visual, que cumpla su función sin comerse los metros.
Por supuesto, también podrás potenciar esa sensación de separación con otros elementos decorativos, como alfombras y lámparas que te ayudarán a dar su propio estilo a cada área de la estancia.
El mejor sofá para salones alargados
Los salones alargados permiten muchísimas combinaciones: desde un solo sofá de grandes dimensiones a dos sofás en colocados L. Pero, sin duda, una de las mejores elecciones es un sofá con chaise longue, una opción cómoda y confortable que puede ir apoyado en la pared del fondo de la estancia o ir colocado de manera que la zona de chaise longue del sofá actúe como separador de la otra área del salón.
¿Y si además de alargado mi salón es pequeño?
Lo cierto es que en salones pequeños y alargados las posibilidades para elegir el sofá se ven muy reducidas. Lo más adecuado es seleccionar una pieza de tres plazas –si cabe–, que no tape la luz, que multiplique la luminosidad sin renunciar a la elegancia. En estos casos, puedes incluir un par de butacas –de estilo ligero, preferiblemente– a cada lado del sofá, de manera que puedas contar con algún asiento extra sin saturar el espacio. Otra opción es un sofá con chaise longue de líneas sencillas, como el de la imagen.
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A salón grande, supersofá
No tengas miedo a incluir un gran sofá en tu salón si las dimensiones lo permiten. En estos casos, nuestra recomendación es que te decantes por un sofá a medida, que aproveche todo el espacio sin malgastar ni un solo centímetro. Si eliges un modelo modular, podrás eliminar módulos según sea necesario, así como incluirlos si no has ocupado todo el espacio. Lo importante en un salón grande es evitar decantarse por piezas demasiado pequeñas, que saturarán el espacio y lo empequeñecerán a nivel visual.
Salones con planta irregular
En estos salones, la elección del sofá puede ser complicada. Por eso, una alternativa genial es un sofá que simule la planta de tu salón. Aprovecha los recovecos o su planta irregular para distribuir el espacio según tus necesidades y coloca el sofá de manera que sea el protagonista de la estancia. Si, además, la estancia es de gran tamaño, puedes permitirte el lujo de colocar el sofá a cierta distancia de la pared, creando un pasillo en su parte posterior que deje respirar el ambiente y que permita que el espacio no se vea demasiado grande.
Sea como sea tu salón, no tapes la ventana
Y ya no solamente porque disfrutar de unas increíbles vistas desde el sofá es una de las mejores experiencias que puede regalarte tu casa, sino también porque potenciarás la luz natural en el espacio. Si por la distribución de la habitación no queda más remedio que poner el sofá bajo la ventana, elige un modelo con un respaldo bajo que deje pasar la luz natural. Otra opción, si necesitas asientos extra, es colocar un banco a medida bajo la ventana, que te regale algún asiento extra, pero sin renunciar a la claridad que entra.
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