Las tendencias en decoración de la cocina apuntan a crear espacios sostenibles y funcionales, en estancias amplias o bien abiertas al resto de zonas sociales. En ambos casos es muy habitual con un módulo de isla que se convierta en el centro de la distribución. ¿Quieres saber en qué emplear la isla de cocina? Nos dan un sinfín de ideas prácticas dos especialistas en diseño de esta estancia, por un lado, Javier Castilla, CEO y director de producto de Rekker (cocinasrekker.com) y, por otro, Alicia Navarrete, diseñadora de Línea 3 Cocinas (linea3cocinas.com).
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Isla, un elemento con tirón
Las cocinas se han convertido en el centro del hogar y las islas tienen un carácter social clave. Javier considera que este módulo central es una buena opción para delimitar espacios en cocinas abiertas al salón o al comedor, creando estancias cómodas, modernas y muy funcionales. “Las cocinas con islas permiten cocinar de cara a los comensales, convirtiéndose en un elemento socializador para reuniones y celebraciones entre familia y amigos. En mi opinión este mueble constituye el complemento ideal para generar un clima de complicidad y comunicación”, cuenta el CEO de Rekker.
En la imagen, una cocina equipada con muebles en roble de Gamadecor con isla central que alberga la zona de aguas y la de fuegos y en la que se diseña también un área de barra completada con taburetes. Las encimeras que imitan a la piedra natural son el modelo Paonazzo Bionodo, de la firma Xtone, con estética marmoleada.
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¿Solo en estancias amplias?
La isla es un módulo aislado que cuenta con sus cuatro lados libres, ofreciendo así una flexibilidad única en la cocina. Y aunque en principio siempre hemos concebido la opción de colocar una isla como una solución solo apta para casas grandes, también puede plantearse instalarla en cocinas pequeñas, sobre todo si se recurre a conceptos de espacios abiertos y sin separaciones. No obstante, Javier advierte que hay que tener en cuenta unas medidas “el espacio ideal que hay que dejar entre la isla y las encimeras adosadas al muro es de 90 cm. Puede ser algo menos, 80 cm, o llegar hasta 110 cm. Más no es necesario ni cómodo”.
Alicia considera que en un espacio abierto la isla funciona muy bien, ya que se impone al espacio y se convierte en un eje principal del funcionamiento del ambiente.
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Área de fuegos
Desde Línea 3 Cocinas apuntan que principalmente la función que tiene una isla es la de zona de cocción y de trabajo. “En la mayoría de las ocasiones los clientes nos piden tener la placa en la misma isla y el fregadero en la parte posterior. Esto tiene una explicación muy sencilla, y es que instalar la zona de aguas en la isla conlleva tener que realizar conexiones de agua, desagües, etc., añadiendo tiempo y coste de obra. Sin embargo, instalar la placa es mucho más sencillo, aunque tiene el inconveniente del tema de la extracción…”. En este diseño de la empresa madrileña, la campana se empotra a techo quedando totalmente disimulada.
Aparte de ofrecer un área de fuegos y para trabajar, la isla también tiene una función de almacenaje, con cajones, gavetas y puertas para cocinar con comodidad. Y, en este caso, incluso un espacio social con un volado y unos taburetes. “De esta forma podemos preparar nuestras recetas de cara a los invitados y que la actividad de cocinar sea convierta casi en un espectáculo”, comenta Alicia.
Cuando lo tiene todo
Especialmente si la isla central es amplia, puede incorporar tanto la zona de aguas como la de fuegos, como vemos en la propuesta donde el resto del equipamiento de la cocina se distribuye en paralelo a ambos lados de la isla, totalmente integrado en la arquitectura de la casa que firma Jorge Vales Fernández. El mobiliario es Fine Cashmere, de Santos, y destaca que la isla se sitúa en paralelo a la mesa de comedor.
Los expertos señalan que si la placa y el fregadero se ubican una al lado de la otra pero, se debe dejar una distancia mínima de 60 cm entre ellas. Javier incluso recomienda un poco más de espacio: “80 cm, para poder trabajar cómodamente en ambas zonas”.
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¡Ni aguas ni fuegos!
Otra posibilidad es que la isla no albergue ni la placa de cocción ni el fregadero. ¿Cuándo elegir esta opción? Javier la aconseja en múltiples circunstancias, por ejemplo, para quienes necesiten aumentar el espacio de almacenaje. Este módulo central también puede brindar un área perfecta para desayunos, más superficie para la zona de trabajo o emplearse como apoyo para celebraciones y reuniones sociales.
En esta cocina blanca de aire industrial de Leroy Merlin, la isla constituye una importante área de almacenaje y, además, a ella se anexiona una mesa de comedor.
Carácter y personalidad
Cuando la isla no tiene funciones de aguas ni fuegos, ello puede aportar un estilo muy diferente a la cocina. ¿Qué otros usos darle entonces? Ahora es Alicia quien nos da unos ejemplos: “si somos muy aficionados a la repostería y queremos tener una amplia zona de trabajo para amasar… incluso con el auge del teletrabajo, algunos clientes nos han pedido tener una isla para poder improvisar un despacho. Además, desde el lado estético, si optamos por una isla ‘limpia’ podremos lucir la encimera que elijamos, normalmente si son veteadas quedarán increíbles”.
En la imagen, una cocina diseño de 08023 Architects con mobiliario de Leicht y la isla central revestida en el modelo Calacatta, de Neolith. Este elemento central cumple la función de separar la cocina del resto de ambientes abiertos, proporciona gran sitio para el almacenaje al tiempo que, principalmente, consigue que se gane una cómoda área donde preparar.
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Añadir una barra
Es habitual que la isla también incorpore barra para desayunos o para recibir a los invitados, en esos casos el tablero puede ser del mismo material que la encimera o de otro, no hay una elección acertada, sino que va a gustos. Alicia detalla qué estética se ofrece en cada caso:
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Hacerlo todo el mismo material nos ayudará a tener una continuidad en el espacio, y podemos tener una isla que se vea como un único bloque, logrando un espacio más minimalista, así como ganar espacio de trabajo, muy importante en la mayoría de las cocinas en las que queremos “cocinar”.
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Optar por hacer la barra de otro material, como un laminado imitación madera o incluso de madera natural, logrará un contraste visual y un aspecto robusto en el espacio y acotar la barra como algo distinto de la zona de trabajo.
En el diseño de esta cocina Rekker apuesta por un material totalmente distinto en la barra (la madera), para significarla y darle más personalidad.
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Crear el ‘office’ en la isla
En la propuesta anterior se aprecia como la zona de comedor de diario como prolongación de la isla se eleva un poco, mientras que en este diseño, una cocina de la firma italiana Scavolini, se hace todo lo contrario, se rebaja la altura para que los asientos sean unas sillas, en lugar de taburetes altos.
Otra alternativa muy usada es que todo quede a la misma altura, para lograr un 'efecto bloque' que integre bien el conjunto y además permita que la superficie pueda usarse como espacio de trabajo mientras no se emplea a modo de office, al quedar a una altura cómoda.
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A modo de recopilatorio
En definitiva, vamos a dar un listado de los usos que se le pueden dar a la isla de cocina. Cuantos más comprenda el rincón resultará más funcional y polivalente:
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Separador entre el resto de las áreas de día, si se encuentran comunicadas y abiertas.
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Capacidad de almacenaje mediante cajones, gavetas y puertas.
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Superficie para preparar e, incluso, teletrabajar.
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Zona de fuegos con la placa de cocción y, si se desea, el horno y otros elementos.
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Área de aguas con el fregadero y, a ser posible, el lavavajillas. En cocinas muy amplias incluso se instalan dos fregaderos, el principal y otro auxiliar.
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Un office para desayunos, comidas informales o recibir a los amigos, dado el carácter social de este módulo.
No lo dudes, si tienes una isla vale la pena que le saques todo el partido posible. Por ejemplo, la de la propuesta cuenta con un revolucionario sistema de cocción por inducción de Cooking Surface, en la que la placa queda oculta, lo que logra dos importantes ventajas: que la encimera resulte muy fácil de limpiar, al no presentar vidrios o juntas en relieve y, además, una gran versatilidad pues la superficie se puede emplear en otros usos mientras no se emplea para cocinar.
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