A veces por exceso de celo, nos pasamos de la raya y abarrotamos las estancias de cojines y mantas, forramos de madera las habitaciones, cerramos las ventanas y las cortinas a cal y canto o pasamos meses con la ‘deco’ navideña. Errores frecuentes que no solo no nos ayudan a vestir la casa para el invierno, sino que pueden empequeñecer los espacios, oscurecerlos y hacerlos menos ‘cocooning’. Repasamos los más habituales y ¡ponemos remedio!
1. Invertir en todo, menos en un buen aislamiento
Y subir el termostato a tope. A veces nos preparamos para el frío (alfombra, mantas, textiles agradables, colores cálidos…) y se nos pasa por alto el objetivo principal. Unas buenas ventanas, como las de este salón de Ercol, proporcionan el aislamiento térmico y acústico adecuado, además de rebajar la factura de la luz y dejar que pase la luz natural. A la hora de elegirlas, debes fijarte en el modo de apertura (abatibles y oscilobatientes son las más herméticas), el acristalamiento (siempre doble cristal) y el material del cerramiento (el PVC es el más aislante).
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2. Usar la misma iluminación todo el año
El invierno es más oscuro, por eso la iluminación no puede ser la misma. Sin olvidar que en verano solo enciendes la luz por la noche, y la iluminación auxiliar puede ser suficiente, mientras que, en invierno, puedes necesitar más y durante más tiempo. Piensa que, durante el horario de invierno, en España amanece entre las ocho y las ocho y media de la mañana y que el sol se pone entre las cinco y media y las seis de la tarde. Sigue siempre la regla de contar con tres puntos de luz en cada estancia, como en esta propuesta de Soho Home, y ten en cuenta que hay zonas, como la cocina o el baño, que necesitan una luz potente y fría, mientras que otros como el dormitorio, una más cálida. “Indirecta y cálida, nunca mayor de 2700K. Si fuera necesario hay que concentrarla en el lugar a destacar y desde abajo hacia arriba, un clásico que funciona siempre”, señala el interiorista José Arroyo. Además, si estás pensando en renovarla, no te olvides de los reguladores de intensidad, que te ayudarán a adaptarla al momento y la necesidad.
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3. Cerrar la puerta al exterior
Y 'abandonar' la terraza o el jardín a su suerte durante todo el invierno. Además de contraproducente, porque ponerlo en forma con el buen tiempo será un trabajo arduo, hay muchos días invernales en los que se puede salir al exterior si está bien equipado y disfrutar de un desayuno de domingo o una comida familiar. Para ello, nada mejor que una poner una chimenea ‘outdoor’ para no pasar frío, vestir los asientos con textiles apetecibles como mantas de lana y plaids de pelo, incorporar plantas que aguanten las temperaturas y que, incluso, florezcan en esta época del año (la camelia es una de ellas) y si tienes metros suficientes, nada mejor que una pérgola por si llueve. Esta propuesta de AM.PM. de La Redoute lo tiene todo.
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4. Hacer que parezca una casa de montaña
La madera es uno de los materiales que son tendencia de decoración de este año. Sin embargo, aunque imprime grande dosis de calidez, hay que saber usarla y, por supuesto, dosificarla, como ocurre en este ambiente de Kave Home donde el blanco de la mesa redonda, la estantería, la lámpara y el aparador compensan. Otra buena idea es recurrir a las fibras vegetales, que este año tampoco nos han abandonado al terminar el verano y que son capaces de hacerse un hueco en la decoración de invierno. Por cierto, las estufas-salamandra tampoco están la lista, aunque ocupen poco y proporcionen un calor económico.
5. Exceso de mantas y cojines
Si hay una estampa invernal clásica esa es la de una tarde de domingo de mantita y sofá. Hasta ahí todo perfecto. El problema viene cuando el sofá o la cama del dormitorio se llena de cojines y apenas encuentras sitio para sentarte o tumbarte cómodamente, sin olvidar lo molesto que resulta ir a dormir y empezar a quitar almohadones y cojines que no sabes dónde colocar (un baúl a los pies te soluciona el problema). No se trata de renunciar a ellos sino de dosificar su número y su presencia y encontrar como en esta propuesta de Ikea un lugar estratégico para guardarlos. Una sola manta puede bastar o dos o tres cojines en función de las dimensiones del asiento. Respecto a los estampados, si son demasiado llamativos deben ir siempre con una base neutra, que les permita destacar sin recargar el ambiente.
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6. No poner una ‘buena’ alfombra
Antes eran el accesorio decorativo por excelencia del invierno y, como ahora también lo son del verano, puede que se te haya olvidado su capacidad para dar calidez, incluso si tienes un suelo de madera. Las alfombras, como la que aparece en este ambiente de Original BTC, proporcionan una pisada agradable, calentita y mullida, permiten delimitar ambientes dentro de un mismo espacio, amplían visualmente la estancia, protegen el pavimento, aíslan y regulan la humedad ambiental, especialmente si son de lana, y contribuyen a la decoración de interiores con sus diseños y colores. Delante del sofá, a los pies de la cama, en el pasillo, la cocina o el comedor, no podrás pasar sin ellas.
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7. Darlo todo por los cuadros y las rayas
Sabemos que hay pocas combinaciones que funcionen tan bien y transmitan tanta calidez como la de cuadros y rayas, pero a veces se nos va la mano y algo que, a priori, es un mantra de la ‘deco’ invernal, empacha y hace que nuestros interiores se vuelvan pequeños y todo parezca reducido. Para evitarlo, úsala, pero de forma prudente, como en esta propuesta de Mango Casa, y equilibra con el resto de muebles, los textiles (cortinas y mantas) y la alfombra. Necesitas que den el contrapunto a tanta calidez.
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8. Olvidarse del sol
En los días fríos y largos de invierno, el sol se convierte en un pequeño lujo que no solo calienta la casa (y contribuye al ahorro energético), sino que, al mismo tiempo, crea una agradable atmósfera e insufla un plus de energía positiva. Por eso, no debemos desaprovecharlo. Para incorporarlo a la vivienda, como en esta propuesta de Hem, despeja las entradas reorganizando los muebles para que no tapen las vistas y permitan el paso de la luz natural y durante las horas con más sol, no dudes en correr las cortinas.
9. Llenar tus estancias de complementos de punto
Aunque el ganchillo, el ‘tweed’ y el crochet son lo más, incluso en moda, y no hay casa que no cuente con un puf, un cojín o un ‘plaid’ de estos materiales, lo cierto es que la línea que los separa de tremendamente ‘chic’ a casa de la abuela es muy delgada. ¡No la cruces! No te decimos que no te apuntes a clase de punto ni que pongas en prácticas los muchos tutoriales que hay sobre el tema, solo que guardes alguna de tus creaciones en el armario.
10. Mantener la ‘deco’ navideña hasta febrero
Nos encanta la decoración navideña y que la casa mantenga su espíritu todo el año, pero eso es una cosa y tener el árbol de Navidad hasta principios de febrero es otra. A no ser que quieras parecerte a Julita en el documental de Gustavo Salmerón ‘Muchos hijos, un mono y un castillo’ que tiene el Belén puesto hasta verano. Por eso, ni debemos colocar nuestros adornos antes de tiempo (el puente de diciembre suele dar el pistoletazo de salida) ni debemos mantenerlos mucho más tiempo del día de Reyes. Eso sí, sus valores pueden quedarse a vivir en casa.