El árbol de Navidad es la estrella de la decoración. El centro de todas las miradas en estos días mágicos. Por eso es tan importante acertar con la elección, sobre todo porque la oferta de abetos navideños es muy amplia. Encontramos tantos modelos diferentes que no está de más repasar las claves en las que debemos fijarnos para elegir el mejor árbol de Navidad para nuestra casa.
¿Natural o artificial?
Aunque en las casas españolas lo más habitual es montar un árbol de Navidad artificial, existen otras alternativas como comprar un arbolito natural en maceta o, incluso, un árbol natural cortado. Las tres opciones tienen sus ventajas y sus inconvenientes.
Decidirse por un árbol natural en contenedor te ofrece la posibilidad de replantarlo después (siempre que lo mimes durante las fiestas para no estropearlo). Los cortados son reciclables (se suelen utilizar para hacer compost), mientras que los artificiales tienen una larga vida útil que compensa su uso, desde la óptica de la sostenibilidad. Su transporte es más sencillo, hay una gran variedad para elegir y no requieren cuidados ni mantenimiento. A la larga resultan más económicos.
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La opción más sostenible
La mayoría de nosotros vivimos hoy preocupados por el medioambiente. Nos importa la sostenibilidad y procuramos actuar en consecuencia. Por eso puede que te estés preguntando si merece la pena elegir este año un árbol natural para decorar el salón en Navidad. La respuesta es no, necesariamente.
Es cierto que si eliges un árbol natural en maceta y lo tratas bien podrás después replantarlo en tu jardín. O incluso seguir cultivándolo en contenedor si se trata de una especie de crecimiento lento como la Picea glauca.
Sin embargo, optar por un árbol natural cortado no resulta tan positivo para el medioambiente, debido a que el transporte y el reciclaje de este tipo de árboles tiene un coste alto. Elegir un árbol de Navidad artificial puede ser una opción más sostenible, ya que será un árbol que reutilizarás durante muchos años.
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El tamaño sí que importa
Es el primer criterio que debemos evaluar a la hora de elegir un árbol de Navidad. Piensa en el lugar en el que quieres ponerlo porque debe estar en armonía con dicho espacio. No debe ser excesivamente grande, de forma que resulte un estorbo, ni muy pequeño en comparación con el emplazamiento.
Las medidas habituales son 150, 180 y 200 cm de altura. Si los techos de tu casa son de 2 metros aproximadamente lo mejor es optar por un árbol de entre 150 y 170 cm.
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Comprar un árbol artificial
Si este año te has decidido por un abeto artificial has de saber que es una buena idea. Elígelo con cuidado y te acompañará muchas Navidades. Para empezar debes tener claro que merece la pena invertir en un árbol de calidad. Aunque ahora puedas encontrar modelos más baratos, es mejor que compres un árbol frondoso y decorativo, aunque tengas que gastar un poco más.
- Fíjate en que tu nuevo árbol no pierda las agujas. Si lo mueves y ves que caen, mejor no te lo lleves a casa.
- Elige un modelo cuyas ramas sean resistentes.
- Que sea frondoso, muy poblado. Y que tenga el aspecto de un abeto natural (en lo posible).
- Que la base sea sólida para evitar caídas.
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El color, cuestión de gustos
Los árboles de Navidad más tradicionales son de un clásico color verde y son también los más habituales en la mayoría de las casa españolas. Sin embargo, hay otros muchos colores y modelos a tener en cuenta, especialmente si quieres un árbol de Navidad que se salga un poco de lo común.
Puedes optar por un abeto completamente blanco o negro, una tendencia muy contemporánea que queda muy bien en ambientes minimalistas. También hay árboles de otros colores, con las ramas rojas o moradas.
Y para un aire nórdico y original, ¿qué tal un árbol de color marrón con ramas formadas por hierba de la Pampa como el de la imagen?
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Para espacios reducidos
Buscar el mejor lugar en el que colocar el árbol de Navidad es una tarea que debes hacer antes de comprarlo. Puede que quieras un árbol alto y frondoso, pero si no hay espacio suficiente se convertirá en un estorbo sin pizca de encanto. Y si tu casa es pequeña y no encuentras el rincón para un árbol estándar, elige un modelo slim o estilizado: son más finos y resultan perfectos para pasillos estrechos, recibidores y casas pequeñas.
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Efecto nevado… o congelado
Los árboles verdes con nieve artificial en las ramas proporcionan una sensación muy invernal que resulta también muy decorativa. Este efecto nevado aportan esa nota de originalidad que les falta a los tradicionales abetos verdes. Una variante es el árbol de efecto congelado, con las ramas decoradas como si tuviesen escarcha.
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Con luz incorporada
Un árbol de Navidad sin luces es como un jardín sin flores. Es bonito durante el día, pero al caer la tarde perderá su belleza… o, al menos, no podrás disfrutarla como se merece. Por eso es buena idea elegir un árbol con luces led incorporadas. Hay modelos que integran hasta 200 luces.
Y si tu árbol no incluye iluminación puedes decorarlo con una guirnalda luminosa. Hay muchas para elegir: de enchufar o a pilas, de luz amarilla o de colores, de luz blanca para árboles blancos o con efecto congelado, con luces fijas o intermitentes, etc.
Un árbol de sobremesa
Vivir en una casa pequeña, incluso muy pequeña, no es excusa para prescindir del mágico árbol de Navidad. Puedes disfrutar de toda su belleza y colorido en versión mini, decidiéndote por un modelo de sobremesa, de tamaño reducido, que puedas poner en un aparador o cualquier otro mueble de la casa.
Es la mejor manera de incluir un toque navideño en el salón, el recibidor o el dormitorio, sin excesos y sin estorbos. Puedes decorarlo con cintas, guirnaldas luminosas y adornos pequeños.
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Elegir bien los adornos
Son esenciales en la decoración del árbol, por lo que debes seleccionarlos con mimo. Para empezar, escoge un color de base y dos más para completar la decoración. Más de tres colores son demasiados.
Hazte con bolas y adornos de distintos tamaños y coloca en primer lugar los más grandes repartidos por todo el árbol, poniendo especial cuidado en la parte más visible. Después coloca los adornos de tamaño medio y, por último, los pequeños.
Una idea: oculta la antiestética base del árbol con una tela (de saco, por ejemplo), con paquetes falsos de regalo o con un cubrepié de mimbre.
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