La gerbera es una flor que procede de África, y destaca porque dentro de la gran familia de las margaritas cuenta con unas espectaculares flores de gran formato (entre 7 y 14 cm) y de colores extremadamente vivos en una paleta que puede ir del rojo al naranja, pasando por el amarillo, el rosa, el violeta o el blanco. Además, su follaje es grande y vistoso. La de la imagen fue adquirida en Be.Green.
¿Quieres conocer más acerca de esta planta de interior perenne? Te detallamos todos los cuidados que precisa y por qué, con nuestro clima, es muy poco habitual cultivarla en el jardín.
Unas preciosas flores
Las grandes flores de las gerberas son de forma y espesor variables y tienen pétalos en forma de rayo alrededor de un disco central, dicho botón puede ser de color amarillo, verde o negro. Existen dos clases diferentes de esta espectacular margarita que llenará de color tu casa: la de flor simple o doble.
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¿Puedo plantarla en el jardín?
Ten en cuenta que ama las temperaturas situadas en una horquilla de 15 a 25º C y detesta las corrientes de aire. No soporta bien el frío y, además, no les gusta el calor intenso y es mejor no exponerla al sol directo, así que en exterior se puede dejar en maceta y mantenerla a resguardo en los meses fríos. La gerbera es una planta a la que tampoco le vendrá bien estar expuesta al calor de un radiador, así que colócala lejos de ellos.
En la casa su situación ideal es luminosa, pero sin que le dé el sol directo.
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Constancia en el riego
A las gerberas les gusta que se mantenga la humedad ambiental y también de su tierra, así en los meses de primavera y verano convendrá regarla entre 3 y 4 veces por semana. No obstante, en otoño e invierno es mucho menos exigente en el aporte de agua y deberás disminuirlo.
Cuando riegues es mejor no mojar ni la flor ni el follaje.
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Sustrato aireado
Le debes proporcionar a esta planta de flor un sustrato rico y bien aireado para que el agua fluya sin que quede encharcada, pues se trata de una especie susceptible a los hongos y a ciertas enfermedades y la acumulación de agua empeorará este aspecto. Respecto a la acidez, se desarrolla mejor en suelos ligeramente ácidos con un pH de 5,5 a 6,5 para la correcta asimilación de micronutrientes.
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¿Qué abono le conviene?
Desde primavera hasta el fin de su floración, aporta abono para favorecer que esté más fuerte y vital. El fertilizante debe ser rico en potasio y fósforo y menos en nitrógeno, pues este último favorece que el follaje se desarrolle más en detrimento de las flores. Si en lugar de abono casero quieres optar por uno comercial, apuesta por el de las plantas con flor.
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¿Cómo propagarla?
El método más sencillo consiste en la división del rizoma de una planta de un año y medio o dos años de edad. Al seleccionar la planta madre de la que se vaya a extraer el esqueje, fíjate en que goce de buena salud y tenga un desarrollo óptimo.
También conviene trasplantarla al cabo de dos años y el periodo óptimo es la primavera.
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Algo delicada
Las gerberas son susceptibles a las enfermedades fúngicas, como el oídio. También deberás estar atento a ciertas plagas como los pulgones, las moscas blancas o las arañas rojas, que suelen atacarla. Y en exterior, tendrás que cuidar que no aparezcan caracoles, babosas u orugas.
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Flor cortada
Rosa, lirio… Un dato curioso es que la gerbera es la quinta flor cortada más usada del mundo, gracias a su precioso valor ornamental. Las variedades más empleadas por los floristas son la Gerbera amesonii y la Gerbera viridifolia, junto a la gerbera mini (Germini), ideal para composiciones más discretas.
Si te apetece emplearlas para decorar la casa, puedes hacerlo de muchos modos, como centro de mesa, en un ramo o incluso como flores flotantes. Eso sí, su flor no desprende aroma.
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