A veces, pensamos que ordenar un espacio consiste en poner muchas etiquetas y muchos nombres y que, una vez etiquetamos, el caos desaparece por arte de magia. Por eso cuando empezamos a hacerlo y nos damos cuenta de que no es la única solución nos parece que las etiquetas no sirven para nada.
Pues os diré que ninguna de las dos afirmaciones es válida para mí. Como ya os imagináis primero hay que deshacerse de cosas, categorizar, limpiar, ordenar y por último etiquetar. Como organizadora profesional a menudo me preguntan: ¿y… me vas a poner las etiquetas? A lo que respondo: cuando terminemos vemos dónde es necesario y qué tipo de etiqueta utilizaremos.
¿En qué casos etiqueto? A continuación, os cuento los más comunes:
1. Despensa y frigorífico
Cuando se trata de un espacio con varias categorías y que utilizan varias personas con regularidad, los más habituales en una casa son la despensa y el frigorífico.
2. Contenedores del mismo color y tamaño
Cuando utilizo varios contenedores del mismo tamaño y color para marcar las categorías que hay dentro y facilitar a las personas que encuentren lo que vayan a buscar. Y muy importante: que siempre vuelva al mismo sitio para mantener el orden. Esto es muy habitual en un trastero.
3. Archivos
En cualquier tipo de archivo, sea de material o de documentos. Siempre que los contenedores que usemos no sean transparentes tendremos que marcarlos para acceder fácilmente al contenido y devolverlo al mismo sitio.
4. Baldas de los armarios
También coloco etiquetas en las baldas cuando coloco varios montones de alguna categoría, pero a simple vista son iguales. Razón: si no lo marcas, no sabrás de qué montón tienes que cogerlo o a qué montón tiene que volver.
Es muy habitual cuando colocamos los jerséis en varias montañas y los dividimos por tipos de cuello: cuello caja, pico y vuelto.
También cuando tenemos la ropa blanca en baldas debemos marcar siempre a qué habitación corresponde cada balda o qué tamaño de sábana estamos poniendo en cada balda.
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5. Cajas de los maleteros
En las cajas donde guardo la ropa o zapatos fuera temporada, en los maleteros, porque así podremos ver qué hay dentro y acceder con facilidad, si antes de hacer el cambio de armario necesitamos coger algo.
Materiales con los que etiqueto
Yo suelo utilizar tres formas de marcar los espacios o los soportes que utilizo en mis organizaciones:
Con etiquetas adhesivas, negro sobre blanco, o transparentes cuando se trata de botes que imprimo con mi máquina Dymo.
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Etiquetas de pizarra
Si se trata de un bote de cristal donde hay que añadir alguna especificación, como tiempo de cocción o fecha de caducidad, utilizo un rotulador permanente; y si hacemos una letra bonita y somos un poco creativos da un toque bonito a la despensa.
Si se trata de un espacio muy cálido, muy desenfadado o, simplemente, el estilo de etiquetas impresas no va en un espacio, las etiquetas de pizarra escritas con rotulador blanco permanente dan ese toque más personal.
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Etiquetas en letra blanca y en cursiva
Y, últimamente, para encontrar este toque más cálido o más sofisticado en algunas ocasiones, estoy utilizando las etiquetas negras con letra blanca en cursiva, y me está encantando el resultado.
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