Cuando el espacio brilla por su ausencia los metros cuadrados, y casi los centímetros, se convierten en todo un tesoro. Un bien preciado que hay que aprovechar al máximo.
Las camas nido, como buenos muebles funcionales que son, nos ayudan a disponer de dos camas en un solo elemento. Pero no todas son iguales. Para elegir con acierto la que mejor le va a tu espacio debes tener en cuenta ciertos aspectos: las dimensiones, la altura, el material, etc.
Una solución a la medida
Una cama nido es aquella que incorpora en la parte inferior una segunda cama de similares dimensiones, que permanece oculta cuando no se utiliza.
Es una forma genial de aprovechar el espacio que queda debajo de la cama principal, y que en otro tipo de muebles se convierte, por ejemplo, en un canapé para guardar mil cosas. En el caso de las camas nido es una buena alternativa para contar con una segunda cama extensible que puedes usar a diario o de forma esporádica.
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En habitaciones infantiles
Una de las cuestiones esenciales que has de plantearte al elegir la cama nido es la frecuencia con la que vas a utilizar la segunda cama, la que está en la parte inferior, ya que esto condiciona tu elección tanto del mueble como del colchón.
Las camas nido son habituales en habitaciones infantiles. Pueden usarse a diario, en cuartos pequeños compartidos por dos niños, o de forma puntual, cuando algún amigo de tus hijos se quede a dormir.
En el primer caso debes asegurarte de que eliges una cama nido ligera y fácil de mover. Ha de tener un sistema de apertura sencillo ya que tendrás que abrirla cada noche y guardarla de nuevo cada mañana.
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Para otros espacios de la casa
Los cuartos de los niños no son el único espacio en el que encajan de maravilla las camas nido. Son perfectas también en estudios o estancias auxiliares que pueden convertirse en un momento dado en perfectas habitaciones de invitados.
La cama puede hacer las veces de sofá y contener debajo una segunda cama. Lo importante es contar con un espacio mínimo delante del mueble de unos 120 cm, de forma que se pueda desplegar la cama (suelen tener 80 cm de ancho) y que aún queden unos 40 cm para poder pasar sin dificultades.
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Las medidas perfectas
No hay un solo tipo de camas nido en lo que a las dimensiones se refiere. Se pueden encontrar en varias medidas, para adecuarse a todos los espacios. Existen camas nido de 180, 190 y 200 cm de longitud, y de 80, 90 y 105 cm de ancho. Los modelos más comunes suelen tener 90 cm de ancho para la cama principal, y 80 cm para la inferior.
Un aspecto que debes tener en cuenta, en cuestión de medidas, es la altura del colchón de la cama secundaria, que oscilan entre 15 y 23 cm según el modelo.
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Claves para elegir el colchón
¿Tus hijos van a utilizar a diario la cama nido? Esto no es problema en lo que al descanso se refiere. Hoy día se pueden equipar las camas inferiores con colchones de primera calidad aunque tengan un grosor menor (para que se adapten sin problemas al hueco de las camas nido).
Son colchones confortables, adecuados al peso, estatura y circunstancias de la persona que los va a utilizar. En el caso de los niños no tendrás ningún problema para elegir el colchón perfecto para ellos.
Vigila la longitud a la hora de comprarlo, especialmente si es para un adulto, ya que la cama inferior suele ser unos centímetros más corta que la superior, de forma que pueda encajar en el hueco del mueble.
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¿Melamina o madera maciza?
Cualquiera de estas dos opciones es perfecta para tu cama nido. La melamina es el material más habitual. Se trata de tableros de aglomerado revestidos por una lámina decorativa que puedes encontrar en cualquier color y acabado, también con efecto madera. Es muy resistente, no poroso por lo que es fácil de limpiar, muy duradero y perfecto para soportar el uso infantil. Además, son más económicas.
Por otro lado, las camas nido de madera maciza poseen esa belleza natural de la madera auténtica y, aunque son resistentes, también son más caras.
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Con espacio de almacenaje
Hoy día hay camas nido que no se limitan a albergar en su interior una cama supletoria sino que, además, tienen espacio para guardar muchas cosas. Suelen llevar dos grandes cajones, o más si son más pequeños, que se convierten en una solución de almacenaje muy práctica para habitaciones pequeñas en las que hay que rentabilizar cualquier hueco libre.
El único inconveniente es que la cama será más alta (de unos 80 cm de altura aproximadamente), lo que puede ser un problema si la utilizan niños de corta edad por el riesgo de caídas y accidentes. La solución pasa por colocar una barandilla de protección que podrás quitar cuando ya no sea necesaria.
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Apuesta por muebles ligeros y versátiles
A la hora de decidir si quieres una cama nido sencilla o si prefieres que tenga espacio de almacenaje hay una cuestión que es importante valorar: la altura de la cama.
Y no es solo porque los niños más pequeños puedan caerse desde arriba, lo que se puede solucionar, como ya hemos visto, con una barandilla. Se trata más bien de una cuestión de ligereza visual.
Si la habitación es pequeña resultan más adecuadas las camas nido sencillas, con una altura estándar similar a las de las camas corrientes. Añadir un conjunto de cajones supone aumentar la altura, y con ello el peso visual del mueble. Ganan en funcionalidad pero llenan más el espacio. Cuando los metros escasean es preferible optar por alternativas más simples y ligeras en colores claros y luminosos.
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Para familias numerosas
A la hora de amueblar una habitación infantil compartida puede que te haya surgido la duda entre elegir una litera o una cama nido. Sin embargo, cuando los niños que debe compartir el cuarto son tres, la cosa está clara: se requieren soluciones radicales que proporcionen tres camas en el menor espacio posible.
Para esos casos existe la mezcla entre las dos opciones: una litera con cama nido en la parte inferior, perfecta para familias numerosas. Lo único que debes tener en cuenta es la altura del techo, que ha de ser suficiente para acoplar el conjunto, de forma que el niño que duerme arriba pueda incorporarse sin problemas. Entre el techo y la cama deben quedar unos 60 cm como mínimo, y entre la cama de abajo y el somier de la de arriba ha de haber, al menos, 70 cm.
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